La
interpretación de los largos inicios del ser racional puede mostrar
tres hechos fundamentales. El primero es la aparición de un cerebro “especializado”,
el más sofisticado del reino animal. El segundo fue su diversidad y
expansión por docenas de especies homínidas que utilizaron tecnologías y crearon culturas. El tercero sería la
drástica reducción a una sola especie, homo sapiens, donde permanece. Después se
produjo un tremendo alejamiento mental y tecnológico del homo respecto al resto de la
Naturaleza pero, a la vez, este tercer hecho representa también un
estrecho acercamiento con algunas especies mamíferas (domesticación).
Ocurrió en la llamada Revolución Neolítica, originaria de numerosos y diversos
significados sociales, en uno de ellos apareció la ciudad y la escritura, acabando el Neolítico. La recién
nacida urbanidad significaba no sólo adaptación al medio, también
poder crearlo o modificarlo. En esta nueva mentalidad urbanizada y...
amurallada, apareció la Ciudadanía, donde el nuevo ser consciente
buscó con lógica a sus colectivos conscientes, apareciendo
la Democracia.
Este
conocimiento y actuación libre de la mente humana actual es el
resultado de un largo proceso evolutivo iniciado mucho antes del Neolítico.
La vida mental o anímica es una continuación más de la Evolución
de la Naturaleza. Y el proceso evolutivo no se ha detenido, continúa,
ramificado en muchas culturas, ciencias e ideales. Podemos conocer a nuestra parte antropológica,
neurológica o bioquímica y a sus movimientos evolutivos trazados.
Pero conocer a nuestra parte anímica común, su historia y actualidad,
requiere, además de ciencia, conciencia, con el ejercicio democrático más
inteligente a nuestro alcance y en una adecuada ciudadanía. Saber no basta, además debemos decidir qué hacer con lo que sabemos, entonces sabremos cómo somos, del saber que sólo depende de nosotros. Porque
procedamos de donde procedamos, fueran los motivos y las causas que
fueran, somos y estamos, miles de millones de personas libres, ante
un libre albedrío planetario. No sólo somos células, no sólo
somos ciencias, además somos personas libres en un pequeño planeta
del inmenso Cosmos.
Necesitamos
encauzar este libre albedrío planetario para descubrir o describir
el camino común que deseamos como la especie más desarrollada de la
vida en la Tierra. Es una aventura lograr un relato
adecuado para la historia de la ciudadanía democrática, sobre todo cuando comenzamos por su origen orgánico y evolutivo. Para ello podemos atrevernos a
establecer de manera coloquial una estructura orientativa y común para destacar
siete grandes pasos en la Evolución de la Vida. Esta clasificación
simplemente pretende hacer comprensible el curso de la Vida en
la Tierra desde una perspectiva razonada y un transcurso lógico, y a ser posible motivar la
curiosidad del lector a un estudio científico más profundo o académico. Estos grandes pasos o “génesis” son las siguientes:
1 Génesis
de la Célula. Entre 4 y 3 mil millones de años. Año 0 de la Vida conocida.
2 Génesis
de la Biodiversidad. De las células genéticamente iguales a células diferentes.
3 Génesis
Vegetal. Primeros seres vegetales en el Eón
Proterozoico hace 2,5 mill. años.
4 Génesis
Sexual. Hace 800 mill. años la Evolución “inventa”
los sexos.
5 Génesis
Animal. Hace 550 mill. años. Aparece el reino
animal, ¡y sus cerebros!.
6 Génesis
Terrestre. Hace 440 mill. años. Vida marina
coloniza zonas terrestres.
7 Génesis
Mental. Hace 3 mill. años. Surge la mente y su
tecno-ciencia.
En
esta orientación comprobaríamos que la Historia tradicional no es
suficiente para explicar a la Humanidad. Es más, el nacimiento de
mentes individuales con grandes poderes tecnológicos o
tecnocientíficos es tratado en el gráfico como la última “génesis”
de la Evolución. Es inmenso el tiempo señalado en esta
clasificación, por ello debe entenderse como un planeta de profundos
cambios y una corteza terrestre en continuo movimiento. Incluso
podemos añadir un dato curioso al respecto, la velocidad del ecuador
de la Tierra, que en el origen de la Vida rondaba los 6.400 km/h, sin embargo durante la aparición de los Vegetales era mucho más
lenta, a 4.800 km/h. Y en la “génesis” de la Animalidad la
velocidad pasó a 2.800 km/h. En la actualidad el ecuador de la
Tierra va a una velocidad de 1.600 km/h. En otras palabras, durante
los inicios de la Vida los días eran de tres horas de noche y tres
horas de sol. Cuando surgió el mundo vegetal los días duraban unas
16 horas, ahora son de 24 horas. Los días se alargan con el tiempo. Afortunadamente la Vida tiene muchas posibilidades de adaptarse a nuevas velocidades, como
siempre ha hecho.
Gracias a las propiedades reproductivas de este diverso empuje orgánico, esta misteriosa energía de la Vida, inició en la Tierra un largo camino con muchas especies compitiendo entre ellas. En realidad interactuando con los diferentes medios ambientes marinos, buscando entre los recursos disponibles y creando otros nuevos. Así surgieron las membranas pluricelulares que llegaron a formar tejidos vegetales. En este planeta a distintas velocidades avanzó la Vida varios pasos claves o génesis evolutivas y llegó a crear el reino Vegetal y Animal, con un nuevo modelo de célula llamada “monera” (células con núcleo). Evolucionaron tan diversamente que sus resultados colectivos se clasifican en Subreinos, Filos, Subfilos, Clases, Subclases y Ordenes. Vida primero desarrollada en el medio acuático y después también en el medio terrestre. Y clave también fue la génesis sexual, al dividirse un ser asexual en varios seres asexuales, la reproducción pasó a producir nuevos seres sexuales de dos sexos. Donde un individuo masculino debía encontrar a un individuo femenino para unir ambas genéticas. Con la génesis sexual encontramos líneas evolutivas alejadas evolutivamente (vegetales y animales) que convergen en un nuevo mundo. Los sexos hicieron más compleja la reproducción de la vida, pero lograron seres vivos también más complejos y de mayores cualidades móviles. Además no se abandonó la reproducción asexual y hoy en día también evolucionan las especies asexuales.
Con
este nuevo patrón evolutivo, masculino y femenino, no sólo se
produjo una multiplicación, también apareció una nueva variedad
celular. Siendo necesario la mezcla y, para ella, la competencia de
los individuos para acceder a los mejores genes del otro sexo. Así
toda especie animal tiene un patrón social, no sólo en su defensa o
ataque ante o como depredador, también en sus tácticas y en sus
atributos biológicos. Incluso más importante que defenderse u
obtener alimentos, es necesario el apareamiento y, para ello, el
cortejo (competencia y conquista o copula). Así
el tejido nervioso se volvió más perfeccionado y sensible, y los
órganos mejoraron en prestaciones. El centro de la reproducción
sexual, en el caso animal, además de los aparatos reproductores,
cuenta con el cerebro,
el órgano “estrella” de la Evolución, vital para transmitir los
instintos animales y cumplir con la supervivencia y la reproducción.
Con
la desaparición de los dinosaurios aparecieron los primeros mamíferos, como
la especie morganucodon
(terápsidos), diminutos o del tamaño de un ratón, que se extendieron
por toda la Tierra. En esta expansión mamífera surgió en el cerebro una
nueva corteza o neocortex (donde al parecer se origina y se aloja la
conciencia). Nueva corteza que heredamos los mamíferos superiores y
que vamos perfeccionando. El órgano del cerebro aceleró a la
Evolución. Apareció hace 350 millones de años y era un cerebro
primigenio entre los peces que salieron del mar a la tierra
(crosopterigios),
precursores de mamíferos, anfibios y reptiles. Los cerebros de los
dinosaurios, por ejemplo, ya tenían tálamo, hipotálamo y los
núcleos basales, todo ello cubierto con una corteza rudimentaria, el
sistema límbico.
Los dinosaurios gigantes, como el estegosaurio,
con dos toneladas de peso, contaba con un pequeño cerebro de
cincuenta gramos y del tamaño de una nuez. Y como dijimos, al final de los
dinosaurios aparecimos los mamíferos, hace doscientos millones de
años; y en nuestras cabezas iban a desarrollarse los cerebros más
sofisticados y conocidos de la Evolución, destacando el cerebro
primate.
Hace sesenta y cinco millones de años aparecieron los primates. A partir de entonces la paleontología se encarga de guiar al conocimiento humano en la historia de la Humanidad. Entre simios, monos, musarañas y otros mamíferos de los árboles, nació la Humanidad, entendiéndola también como sinónimo del inicio en la Tierra de la mente racional y su evolución. Cuando un primate por alguna razón, y valga la redundancia, razonó. Tenían buena visión, un cerebro relativamente grande y la mejor extremidad para agarrar herramientas que había surgido entre las especies animales. Con ello la Evolución diversificó (como suele hacer) sus ramas cerebrales apareciendo muchas variantes donde el cerebro primate experimentó una vía evolutiva que condujo a la mente racional, que ya sería característica fundamental en las especies Homo que aparecerían por dicha línea evolutiva. La primera especie del género Homo apareció hace dos millones y medio de años y se dispersó gradualmente por Africa, Europa y Asia.
Así las especies homíninas (primates que caminan erguidos) ya presentaron un cerebro pensante, creativo y con tecnología en materiales como la piedra, Y las capacidades cerebrales no tardaron en formar nuevas cualidades mentales. De los primates surgió una importante superfamilia: los Hominoideos, hace unos siete millones de años, en África. De ellos nacieron dos familias, la Hylobatidae y la Hominidae. Esta última dio lugar a dos Subfamilias o Tribus de especies, las Gorillini y las Honinini. De la Tribu Hominini evolucionaron dos Géneros de especies, las Pan y las Homo.Y es aquí, en una aparente división o mutación evolutiva más entre especies, donde surge otro verdadero universo evolutivo o génesis de la vida, aquí llamado “de la Mente/Alma”. Así los humanos somos del género Homo y de la subtribu Hominina, prácticamente Primates que caminan erguidos (bipedismo).
Así las especies homíninas (primates que caminan erguidos) ya presentaron un cerebro pensante, creativo y con tecnología en materiales como la piedra, Y las capacidades cerebrales no tardaron en formar nuevas cualidades mentales. De los primates surgió una importante superfamilia: los Hominoideos, hace unos siete millones de años, en África. De ellos nacieron dos familias, la Hylobatidae y la Hominidae. Esta última dio lugar a dos Subfamilias o Tribus de especies, las Gorillini y las Honinini. De la Tribu Hominini evolucionaron dos Géneros de especies, las Pan y las Homo.Y es aquí, en una aparente división o mutación evolutiva más entre especies, donde surge otro verdadero universo evolutivo o génesis de la vida, aquí llamado “de la Mente/Alma”. Así los humanos somos del género Homo y de la subtribu Hominina, prácticamente Primates que caminan erguidos (bipedismo).
La
mente racional no se produjo entre las especies Pan (Chimpancé
común, Bonono o Chimpancé Pigmeo), sólo entre las especies Homo. Que abrieron una Prehistoria que tiene una duración de ¡más de dos
millones y medio de años!. Así afirmar que la Prehistoria es la
antesala de la Historia (de sólo unos seis milenios) suena algo
escaso, quizás sea mejor decir que dentro de la Prehistoria hay
muchas Historias. La principal o inicial entre ellas es la Historia
del Australopitecinos, que duró algo más de un millón de años (-3
millones de años a –1,9 millones de años). A partir del
Austrolopitecus evolucionaron muchas especies Homo con sus
correspondientes historias, unas surgidas desde otras, donde todavía
desconocemos más de lo que conocemos, pero gracias al trabajo
antropológico y arqueológico podemos situarlas temporalmente desde
el Paleolítico, hace unos 2,5 millones de años:
- La Historia de la Homo Habilis (-2,6 millones a –1,7 millones).
- La Historia de la Homo Ergaster (-2 millones a –1 millón).
- La Historia de la Homo Erectus (-1,7 millones a –0,1 millones).
- La Historia de la Homo Antecesor (-1,1 millones a -0,8 millones).
- La Historia de la Homo Heidelberguensin (-0,8 millones a -0,2 millones).
- La Historia de la Homo Rhodesiensis (-0,8 millones a –0,4 millones).
- La Historia de la Homo Neandertal (-0.2 millones a –0.03 millones).
- La Historia de la Homo Floriesiensis (-0.1 millones a -0.01 millones ).
- La Historia de la Homo Sapiens (-0,2 millones de años a la actualidad).
Recordando
que la Tierra va frenando su velocidad de rotación, el homo Habilis
tuvo días que duraban 16 horas y durante el homo Erectus aumentaron
a veinte. En este listado orientativo, Homo u Homínino es sinónimo
de especies que utilizaron herramientas de piedra (tecnología). En
este listado informal, obviamente, faltan algunas especies Homo y
otras que quizás aparezcan en futuros trabajos paleontológicos. Más
o menos así los primeros homíninos surgimos y cursamos evolución
con dos rasgos claves: el bipedismo y el amplio desarrollo cerebral.
Además se estima que hace dos millones de años comenzaron las
primeras palabras habladas, muy simples, pero también
revolucionarias.
Mirando
las fechas, entre las especies homos y los millones de años que
cubren, podemos preguntar si hay algo que destaca o evoluciona a
nivel bioquímico sobre el tejido primate, porque la respuesta es una
tremenda afirmación: sí, el cerebro homo DOBLA su tamaño mientras
el resto de órganos y cuerpos siguen prácticamente del mismo
volumen. Por ejemplo hace unos dos millones de años el homo erectus
pesaba unos 60 kg y medía sobre 1,80 metros, su volumen cerebral era
en torno a 900-1.000 cm3. Casi dos millones de años
después, el homo sapiens actual y adulto, pesando de media 60-80
kilos y con una medida de altura desde 1,5 a 1,90, su volumen
cerebral es el doble, de unos 1.850 cm3. Obviamente de
todos los órganos del cuerpo humano el cerebro ha tenido y tiene
prioridad evolutiva. El cerebro dobló su tamaño en tan sólo un
millón y medio de años. Y doblando la producción del tejido
cerebral aumentó sustancialmente sus calidades y cualidades, así el
resultado benéfico para el Homo no se hizo esperar y terminaría
dominando en todos los continentes y entre todos los animales, pero
pagó un precio alto: de las muchas especies Homo sólo queda una.
Aclarar que el tamaño del cerebro, en concreto su crecimiento a lo largo del tiempo evolutivo, no es indicador de inteligencia animal, otros factores como la densidad neuronal es fundamental. Pero la evolución
cerebral Homo ha producido o añadido casi mil centímetros cúbicos de
tejido cerebral cada millón de años. Metafóricamente y como pizca
de humor se puede comparar a las especies homos con las clases de
motos, que las hay de 500 o 1.000 cm3. Parecido en la Evolución, ya que hay homos de 600 cm3 (h. habilis), de 1.000 (h. ergaster), de 1.500
(h. neanderthalensis) y de casi 2.000 (h. sapiens). Otro detalle, el
cerebro sapiens comenzó su capacidad sobre los 1.000 cm3 y ahora la
media es sobre 1.850, es decir, mucho parece indicar que nuestro
cerebro sigue creciendo en volumen. Pero también en calidad respecto
a los cm3 antiguos (densidad neuronal) y, por lo tanto, en la mentalidad libre de la
inteligencia con voluntad propia, que por cierto es difícil de
hallar entre tanto tejido cerebral.
Precisamente
esta autonomía de la inteligencia con voluntad propia dificulta que
nos veamos como robots cada vez más mejorados por
el tiempo y la Evolución, ya que somos o nos sentimos libres. Cada vez tuvimos más control inhibitorio y compaginamos mejor los impulsos animales con los comportamientos racionales. En
este libre albedrío individual el Homo elige, no en todo, pero elige
en muchos aspectos y cuestiones fundamentales para la existencia y,
por lo tanto, para la continuación de la evolución cerebral. Siendo
así parece que vamos al encuentro entre la mentalidad del libre
albedrío individual (también colectivo) con el tejido cerebral, neuronal y molecular del
que procede, y podremos llegar a leer su “lenguaje
bioquímico”cada vez mejor. Sin duda parece
una alianza sugerente para nuestro futuro y que
podría acelerar la evolución mental del humano o de la última
especie Homo.
Todo
no se decidió en el tejido cerebral, otra parte de la fisiología
homínina jugó un papel fundamental en la evolucón humana, el aparato fonador. Otra gran
novedad en la Naturaleza viva de la Tierra, la aparición del
lenguaje hablado, mucho más sofisticado que cualquier otra emisión
de sonidos del mundo animal. Hace en torno a dos millones de años
Homo habilis ya practicaba una comunicación oral rudimentaria,
necesaria para la fabricación de utensilios más especializados. Y
el homo Antecesor (sobre un millón de años), según muestran los
trabajos en Atapuerca (España), ya poseía un aparato fonador
desarrollado. Fue homo Sapiens quien presentó una laringe
suficientemente baja para permitir a las cuerdas vocales sonidos más
variados. La especie homo Sapiens no fue la primera en hablar,
ejercer libre albedrío o dominar el fuego. Las tribus o primeros
grupos sociales nómadas ocurrieron antes de que naciera nuestra
especie homo Sapiens, es decir, no fuimos la primera especie en
pensar.
Como
homíninos hubimos de superar el mundo de los Australopithecus,
quedar aislados en numerosas glaciaciones y controlar el fuego como
las Especies homo Ergaster, homo Erectus y homo Sapiens. Un
camino trazado durante millones de años. En este caso concreto ya
existe un dibujo o auténtico esquema científico llamado “El
árbol de la evolución humana”, con su respectivo registro
fósil. Donde la anotación del homo Sapiens más antigua data de
hace casi doscientos mil años, fósiles hallados en el río Omo
(Etiopía); siendo ésta la edad aproximada de nuestra Especie
biológica. Cien mil años después ya pobló el Próximo Oriente y
hace cincuenta mil años llegó a Europa. Todo árbol genealógico
fue una semilla y tiene unas raíces, el ser homínino también, pero
el origen humano no posee una explicación completa para el
razonamiento ciudadano y, obviamente, tampoco para el científico.
Las causas que los humanos creemos sobre nuestros orígenes son
variadas y a veces enfrentadas. Hemos efectuado ya un despliegue
tecno-científico impresionante para auto explicarnos nuestra vida
general, por lo tanto también el origen de todos los individuos
sapiens. Somos el último o actual resultado de la Evolución
Anímica, pero la Evolución General continúa en movimiento, es
decir, no somos el resultado único de la vida, sino el mental.
Por otro lado es importante señalar las épocas glaciales y a las épocas interglaciares porque prácticamente es como el día y la noche en la evolución Homínina. En las Épocas glaciales toda la tierra o casi toda estaba cubierta de nieves y la escasez tuvo que provocar supervivencia extrema para todas las Especies sobre la Tierra. Sin embargo en las Épocas interglaciares sólo aparecía el hielo en invierno, con cálidas primaveras, veranos y otoños; lo que facilitaba el desarrollo de muchas, entre ellas las homíninas. Los últimos periodos de tiempo o épocas al respecto son las siguientes:
Glaciación Günz, hace 1.100.000
años. Duró 350.000 años.
Interglaciación
GM, hace 750.000 años. Duró 350.000 años.
Glaciación
Mindel, hace 400.000 años. Duró 110.000 años.
Interglaciación
MR, hace 290.000 años. Duró 99.000 años.
Glaciación
Riss, hace 200.000 años. Duró 60.000 años.
Interglaciación
RW, hace 140.000 años. Duró 40.000 años.
Glaciación
Würm, hace 100.000 años. Duró 88.000 años.
Interglaciación
Actual, hace 12.000 años. Lleva 12.000 años y continúa.
Puede
existir alguna pequeña variación en las fechas según la fuente
donde se contrasten estos datos, pero la diferencia es insignificante
para la perspectiva general que se pretende mostrar. Destaca en esta
exposición el desorden temporal en sus respectivas duraciones.
Épocas glaciares e interglaciares son cíclicas pero imprevisibles
de duración y retorno. Así el hombre fue sobreviviendo entre estas
épocas, unas veces ante repentinas y grandes inundaciones y otras
con miles de años sobreviviendo entre hielos. Menos mal que en estos
largos periodos de tiempo surgió una poderosa herramienta contra el
frío extremo, el Fuego. Hacer y controlar fuego requirió quizás a
la más importante tecnología originaria y supuso un gran poder en
manos de unas mentes nacientes. Y en siguiente apartado o post será
tratado este ardiente tema.
.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.
Capítulo anterior, I, Presentación a Historia de la Ciudadanía Democrática:
Capítulo siguiente, III, el Fuego Homínino:
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