He tenido un
reencuentro con este lienzo y, porqué no, Albumcito
Hablador va a dedicar un post a este asunto, porque más que un
cuadro (hay otras versiones del mismo hecho) es un asunto. El amor
conquistando a la psique (mente/alma), o al conocimiento y sus
dos vías principales, pensamientos y sentimientos. La pintura se
llama “El rapto de Psique” y fue realizada por William
Adolphe Bouguereau. Y, antes de nada, su detalle central:
Otro aspecto
interesante para mí es la fecha cuando fue pintada, año 1895.
Dos años antes, en 1893, la mujer pudo votar por primera vez en un Estado independiente, Nueva Zelanda. Pero no fue hasta 1895 cuando en
la llamada Australia del Sur se consiguió que las mujeres pudieran
presentarse para el Parlamento democrático. Siendo una fecha muy
importante en la Historia de la Ciudadanía Democrática. Ahora el cuadro al completo y algo alejado:
Otro detalle fundamental y más conocido es la conexión de esta obra con la
primera novela de Occidente: “El asno de oro”,
única novela latina que existe completa. Esta narrativa antigua, entre sus relatos interiores, destaca la historia del rapto de Psique que, en definitiva,
inspiró el cuadro que tratamos en este post. Este libro es muy
importante y recomendable para ser una de las primeras novelas que
lea el estudiante. La propia biografía de la obra es apasionante, fue
escrita en griego antiguo y se perdió, pero gracias al autor latino Luyo Apuleyo, recuperó el relato y lo adaptó, siendo publicado en el siglo II después de Cristo. Aquí enlace al tema tratado por Wikipedia:
Y para
cerrar este extraordinario post pictórico/literario, un texto que
explica la historia del rapto de Psique y que se halla en esta novela, “El
asno de oro”. Gracias a la gentileza de Rincondelvago.com:
“En
efecto, el tema, tomado de un modelo griego desconocido, del que es
trasunto abreviado el contemporáneo Lucio o asno de Luciano de
Samosata, es la metamorfosis narrada en primera persona del
protagonista convertido en asno por equivocación, puesto que él
había pedido, a la criada de cierta bruja, que lo transformase en
búho, pero la criada se equivocó de hechizo. Las vicisitudes de su
existencia asnal ocupan algo menos de la mitad del total del relato,
si de éste se exceptúa el delicioso y espléndido cuento de Cupido
y Psique, contado por una vieja a una joven cautiva en presencia del
asno, reproducido por éste, y que ocupa un espacio de dos libros
hacia el centro de la obra. En la literatura latina es esta novela
una obra singular, con una gran variedad de tonos, y con una lengua y
un estilo personalísimos, de robusto e inagotable preciosismo.
PSIQUE Y
CUPIDO
En
una ciudad de Grecia había un rey y una reina que tenían tres
hijas. Las dos primeras eran hermosas. Para ensalzar la belleza de la
tercera, llamada PSIQUE, no es posible hallar palabras en el lenguaje
humano. Tan hermosa era que sus conciudadanos, y un buen número de
extranjeros, acudían a admirarla. Incluso dieron en compararla a la
propia VENUS, y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a
esta diosa, tal vez estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa
joven un destino funesto.
Venus,
la diosa que está en el origen de todos los seres, herida en su
orgullo, encargó a CUPIDO, su hijo: "Haz que Psique se inflame
de amor por el más horrendo de los monstruos" y, dicho esto, se
sumergió en el mar con su cortejo de nereidas y delfines. Psique,
con el correr del tiempo, fue conociendo el precio amargo de su
hermosura. Sus hermanas mayores se habían casado ya, pero nadie se
había atrevido a pedir su mano: al fin y al cabo, la admiración es
vecina del temor...
Sus
padres consultaron entonces al oráculo: A lo más alto contestó:
“la llevarás del monte, donde la desposará un ser ante el que
tiembla el mismo Júpiter". El corazón de los reyes se heló, y
donde antes hubo loas, todo fueron lágrimas por la suerte fatal de
la bella Psique. Ella, sin embargo, avanzó decidida al encuentro de
la desdicha. Sobre un lecho de roca quedó muerta de miedo Psique, en
lo alto del monte, mientras el fúnebre cortejo nupcial se retiraba.
En estas que se levantó un viento, se la llevó en volandas y la
depositó suavemente en un pradera cuajada en flor. Tras el estupor
inicial Psique se adormeció.
Al
despertar, la joven vio junto al prado una fuente, y más allá un
palacio. Entró en él y quedó asombrada por la factura del edificio
y sus estancias; su asombro creció cuando unas voces angélicas la
invitaron a comer de espléndidos platos y a acostarse en un lecho.
Cayó entonces la noche, y en la oscuridad sintió Psique un rumor.
Pronto supo que su secreto marido se había deslizado junto a ella.
La hizo suya, y partió antes del amanecer.
Pasaron
los días por la soledad de Psique, y con ellos sus noches de placer.
En una ocasión su desconocido marido le advirtió: "Psique, tus
hermanas querrán perderte y acabar con nuestra dicha". "Mas
añoro mucho su compañía dijo ella entre sollozos. Te amo
apasionadamente, pero querría ver de nuevo a los de mi sangre".
"Sea", contestó el marido, y al amanecer se escurrió una
vez más de entre sus brazos.
De
día aparecieron junto a palacio sus hermanas y le preguntaron,
envidiosas, quién era su rico marido. Ella titubeó, dijo que un
apuesto joven que ese día andaba de caza y, para callar su
curiosidad, las colmó de joyas. Poco antes de que anocheciera,
Psique tranquilizó a sus hermanas y las despidió hasta otra
ocasión. Con el tiempo, y como no podía ser de otra forma, Psique
quedó encinta. Pidió entonces a su marido que hiciera llegar a sus
hermanas de nuevo, ya que quería compartir con ellas su alegría. Él
rezongó pero, tras cruzar parecidas razones, acabó accediendo.
Al
día siguiente llegaron junto a palacio sus hermanas. Felicitaron a
Psique, la llenaron de besos y de nuevo le preguntaron por su marido.
"Está de viaje, es un rico mercader, y a pesar de su avanzada
edad..." Psique se sonrojó, bajó la cabeza y acabó
reconociendo lo poco que conocía de él, aparte de la dulzura de su
voz y la humedad de sus besos... "Tiene que ser un monstruo",
dijeron ellas, aparentemente horrorizadas, "la serpiente de la
que nos han hablado. Has de hacer, Psique, lo que te digamos o
acabará por devorarte". Y la ingenua Psique asintió. "Cuando
esté dormido -dijeron las hermanas-, coge una lámpara y
este cuchillo y córtale la cabeza". Enseguida partieron y
dejaron sumida a Psique en un mar de turbaciones. Y llegó la
noche, con ella el amor que acostumbraba y, tras el amor, el
sueño.
La
curiosidad y el miedo tiraban de Psique, que se revolvía entre las
sábanas. Decidida a enfrentar al destino, sacó por fin de bajo la
cama el cuchillo y una lámpara de aceite. La encendió y la acercó
despacio al rostro de su amor dormido. Era... el propio dios Cupido,
joven y esplendoroso: unos mechones dorados acariciaban sus mejillas,
en el suelo el carcaj con sus flechas. La propia lámpara se avivó
de admiración; la lámpara, sí, y una gota encendida de su aceite
cayó sobre el hombro del dios, que despertó sobresaltado.
Al
ver traicionada su confianza, Cupido se arrancó de los brazos de su
amada y se alejó mudo y pesaroso. En la distancia se volvió y dijo
a Psique: "Llora, sí. Yo desobedecí a mi madre Venus
desposándote. Me ordenó que te venciera de amor por el más
miserable de los hombres, y aquí me ves. No pude yo resistirme a tu
hermosura. Y te amé... Que te amé, tú lo sabes. Ahora el castigo a
tu traición será perderme". Y dicho esto se fue.
Quedó
Psique desolada y se dedicó a vagar por el mundo buscando recuperar,
inútilmente, el favor de los dioses: la cólera de Venus la
perseguía. La diosa finalmente dio con ella, menospreció el
embarazo de la joven, le dio unos cuantos sopapos y la encerró con
sus sirvientas Soledad y Tristeza. El caso es que Venus decidió
someter a Psique a varias pruebas, convencida de que no podría
superarlas; mas acudieron en ayuda de la joven las compasivas
hormigas, las cañas de los ríos y las aves del cielo. La última
prueba, en cambio, fue la más terrible: Psique bajó a los infiernos
en busca de una cajita que contenía hermosura divina. En el camino
de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco y, al abrir
la caja, un sueño insoportable se abatió sobre ella. Y habría
muerto, de no ser porque Cupido, su loco enamorado, acudió a
despertarla: "Lleva rápidamente la cajita a mi madre, que yo
intentaré arreglarlo todo" dijo, y se fue volando.
En
la morada de los dioses, a petición de Cupido, Zeus determinó que
los amantes podían vivir juntos. Así que Hermes raptó a Psique y
la llevó al cielo, donde se hizo inmortal. Y fueron juntos felices
Cupido y Psique y a su debido tiempo tuvieron una niña a la que en
la tierra llamamos Voluptuosidad.
f i n
Y para
cerrar este post dos detalles que me encantan, la expresión de regocijo de
Psique, anterior, y este detalle de sus pies:
;-)
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ANEXO. Otras imágenes u obras sobre el Rapto de Psique:
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ANEXO. Otras imágenes u obras sobre el Rapto de Psique:
Que maravilla de artículo, te felicito, yo tengo un cuadro precisamente de psique y cupido y es tan hermoso observarlo. Me ha encantado que su historia de amor terminara felizmente.
ResponderEliminarGracias, Argeli Karmina, me alegro que te haya gustado. Besos ;-)
ResponderEliminarMuy linda la historia yo tengo un cuadro psique y cupido y es muy lindo felicito al pintor aunque ya no este John willian y es una historia muy enteresante pero lo que mas me gusta es que sienpre terminaron siendo felicez
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