Estimados
tetulianos,
Ruego
tengáis a bien leer esta carta y tratéis de entender las
solicitudes que en ella se cursan. Comprended que debido a mi baja e
ignorante posición humana no puedo garantizar la empatía con seres
de otra especie muy superior, en este caso la vuestra, venida del
planeta Tetulia. Sois mucho más sabios que yo, prueba de ello es el
complejo y complicado entramado que habéis permitido o formado de la
Economía Humana. Tendréis vuestras buenas razones, no lo pongo en
duda, pero creo sentir un curso evolutivo erróneo para mi especie.
Donde el hecho que las personas se acostumbren, viendo morir a otras
personas, por hambre o falta de medicamentos básicos, no terminará
de sacarnos de un estadio salvaje. La evolución Humana necesita ver
a todos los humanos con dignidad social, y a ello tendemos de manera
natural y por vía evolutiva. Para abandonar por completo el estado
de animalidad salvaje y adentrarnos en un progreso tecno-científico
con las suficientes garantías de honestidad y solidaridad con el
resto de la Vida, sobre todo con el resto de las especies cerebrales.
Y así, legítimamente, poder explorar y habitar otros astros.
Esto
creo, las viejas teorías para sometimiento de los débiles
económicos han quedado obsoletas para los nuevos tiempos
tecnológicos que corren, más bien que vuelan. Mientras los humanos
estamos estancados, congelados en la evolución de la ética
solidaria, sin embargo, no cesamos de evolucionar tecnológicamente a
un ritmo precipitado. Y esta ilógica y antinatural combinación
parece demasiado peligrosa. Si hay recursos suficientes en la Tierra
para todos los humanos, más: todos los humanos no tienen recursos
suficientes, es igual a: no somos inteligentes como especie. Esta
lógica colectiva o sobre el colectivo humano es rotunda. A nivel de
comunidad humana quedamos como una especie estúpida, ignorante, mala
con ella misma. Y así, ¿qué control de calidad de especie
civilizada íbamos a cumplimentar?, no pasaríamos ni de la puerta. A
este respecto o cuestión de una Humanidad “salvable”, y para
ilustrar mejor esta carta, quiero recordar e incluir ahora una vieja
leyenda sideral que, con permiso, relataré a mi modo. Dice así.
LEYENDA
Título:
La maquinita del tetuliano
Hace
unas décadas uno de los matrimonios más ricos del mundo se adentró
en la mar a bordo de un yate dotado de la tecnología más avanzada
del momento. Ella era filósofa y él ingeniero, ambos famosos, con
libros publicados y muy vendidos. Poseían grandes inventos
registrados en tecnología móvil y digital; además de alguna
multinacional que lideraban. Parecía el matrimonio perfecto,
filosofía e ingeniería, ambos sabios, ambos ricos y ambos se
amaban. Pero la perfección que se manifestó en aquellos lugares y
momentos marítimos no resultó ser la perfección matrimonial, sino
una marina. La tormenta perfecta que se formó aquella madrugada fue
tan enorme como un huracán muy capaz de tumbar al yate en cualquier
momento.
El
matrimonio despertó asustado y pronto pidió socorro en todos los
idiomas y canales de radio posible. Así estuvieron durante diez
minutos, con miedo, desesperación y el violento traqueteo de la
embarcación. Hasta que en la radio se escuchó:
-
Aquí nave tetuliana cercana recibiendo señal de socorro. Os
podría ayudar, pero antes debéis superar el shock sobre que los
extraterrestres existimos. ¿Estáis preparados para aceptarlo?,
cambio.
La
radio quedó en silencio mientras el matrimonio se miraba sin saber
qué pensar, ambos sujetos con firmeza al mobiliario de la cabina de
mando del yate. Pensando atónitos en aquella inesperada pregunta en
mitad de una tormenta perfecta, subiendo y bajando entre montañas de
agua. Acontecía una escena surrealista, dos de las inteligencias más
privilegiadas de la Humanidad ante una situación extrema de vida o
muerte, recibiendo la llamada por radio de un bromista o... de un,
¿extraterrestre?.
-
Sí, cariño, di que sí -dijo por fin la nerviosa filósofa-.
-
Sí, ¡estamos preparados! -acertó a decir el nervioso marido
pulsando la tecla de la radio-.
A
esto que apareció una nave tetuliana de serie ocho, monoplaza, tres
veces más grande que el yate y envuelta en luz. Así lo primero que
vio el matrimonio fue una poderosa bola de luz que bajaba desde el
cielo. A unos treinta metros de altura se detuvo, la luz perdió
intensidad y pudo observarse la nave tetuliana en todo su esplendor.
Los humanos quedaron con la boca abierta mientras el yate era subido
por una extraña e invisible fuerza. Hasta quedar también a una
treintena de metros por encima de la tormenta perfecta y frente a la
nave tetuliana.
Sublime
escena. Nocturnidad, nubosidad completa, lloviendo a mares, la mar
como un terremoto, y a pocos metros de altura una nave tetuliana y un
yate humano frente a frente, detenidos en el aire pluvial por fuerzas
mágicas o desconocidas. Mientras rayos cercanos y lejanos relámpagos
parecían fotografiar la magnífica escena de aquel piélago
nocturno. La voz tetuliana volvió a sonar en la cabina de mando del
yate humano:
-
Vamos a ver, escuchad atentamente. Tengo por aquí una maquinita,
ya activada, que dentro de poco tiempo reflejará si os puedo ayudar
o no. Es un protocolo que he de seguir. Soy nuevo en este planeta,
así que todavía he de consultar muchas cosas. Os he analizado
individualmente y parecéis personas dignas, eso sí, con un
conocimiento todavía muy arcaico. Sois salvables como individuos
conscientes, pero hasta que no sea confirmado por la maquinita no
podré ayudaros y sacaros de aquí.
-
¿Maquinita?...
-
Bueno, es un modo familiar de llamarlo -dijo
la voz tetuliana a la filófosa-. Sé que el nombre no es
correcto, pero utilizo algunas palabras claves para familiarizarme
con vosotros, términos muy usados en la urbanidad pública que no
figuran todavía en los diccionarios.
Sin
duda aquel que se autodenominaba tetuliano parecía ser de una
especie superior. No obstante, la fabulosa nave de enfrente era más
que argumento suficiente. “No era un bromista, es un
extraterrestre, o al menos así parece su tecnología”, pensó
el ingeniero e intervino cambiando la intención de la pregunta de su
esposa.
-
Queremos decir... Qué cosa especial tiene la Maquinita como para
dar con la solución de si tenemos que vivir o morir.
-
La Maquintia es un simple transmisor y receptor que transmite
ondas de radio indetectables e indescifrables a un centro de control
o mentalidad general de nuestra especie interplanetaria. Allí
tenemos solución para casi todo, o en todo caso, creemos tenerla, y
si no, creemos saber crearla.
-
Pues tendría mil preguntas que hacer...
-
Ahora no -interumpió la voz tetuliana a la filósofa- recibo
respuesta del centro de control de nuestra mentalidad común y la
maquinita afirma y ordena que no puedo salvaros. Lo siento. He de
retirar la fuerza que mantiene elevado a vuestro yate y entregarlo de
nuevo a la tormenta. Retiraré la fuerza en...
-
No, por favor, por favor -la voz femenina y humana estalló
desesperada-, tenemos derecho a una argumentación... ¿tenemos
derecho a una argumentación? -ya entre sollozos-.
-
Sí, pero corta. No puedo desobedecer a la maquinita y cortaré la
fuerza que mantiene a vuestra embarcación en el aire y volveréis a
la mar. Esta es la orden y esto haré. Pero, puedo seleccionar, hasta
un máximo de tres horas para desactivar gradualmente la fuerza que
mantiene “ingrávido” al yate. Quiere decir, si pulso el máximo
y antes de tres horas amaina la tormenta, quedaréis salvados. O
puedo pulsar la selección de un minuto para desactivar la fuerza
invisible e inexplicable para vosotros, pero que os mantiene
salvados. Así que antes de decidir, una pregunta, ¿qué selección
de tiempo queréis que pulse y por qué?.
Comenzó
a hablar el hombre. Pidió que pulsara tres horas de tiempo y aludió
a la Humanidad como un intento de la Evolución por perpetuarse en el
Cosmos. Pero la inteligencia tetuliana fue rotunda en la respuesta,
si ellos dos mueren no desaparecería la Humanidad. Por qué utilizar
como defensa del matrimonio a toda la Humanidad, es sólo la vida del
matrimonio la que estaba en juego. La mentalidad tetuliana dejó
sesgada a la mentalidad humana del matrimonio, pero la mujer tomó la
palabra, mejor dicho, tomó el micrófono de la radio, pulsó y dijo:
-
Creo que debes pulsar a tres horas porque algún día esa
maquinita deberá decir que sí. Algún día esa maquinita deberá
decir que sí para salvar a cualquier pareja de humanos. Y en eso
nosotros, mi marido y yo, podemos ayudar.
-
¿Cómo?.
-
Porque si sobrevivimos a esta experiencia cercana a la muerte y al
mismo tiempo cercana al mundo extraterrestre, sin duda alguna,
tendremos una conciencia superior a quienes no hayan vivido una
experiencia similar. Si a esto añadimos que los humanos podemos
pasar conocimientos unos a otros, más aún nosotros dos, con acceso
a grandes editoriales y medios de información. Aún así te ruego me
digas algo que pueda centrarme para propagar esta necesaria
aceleración de la evolución mental y humana.
-
Te diré, un planeta con recursos para todos los humanos y que no
todos los humanos tengan recursos significa una especie no fiable. Es
pura lógica y aunque provenga de un nivel superior de inteligencia
galáctica, a la que vosotros ni siquiera rozáis, sigue siendo pura
lógica a la que tenéis acceso. Ahora he de irme. Pulsaré para dos
horas cincuenta y nueve minutos. Ojalá os salvéis. Adiós.
“Tenemos
tres horas, ¿será suficiente?”, pensó el ingeniero, y lanzó
una última pregunta mientras ya se iba la nave tetuliana:
-
Una última cosa, seguro que en tu nave hay algún instrumento que
puede predecir la duración de la tormenta, ¿qué indica?, ¿cuánto
durará?.
Y
en la radio, como respuesta, sólo se escuchó una risa tetuliana:
-
Jajaja.
Quizás
la risa fue porque el ingeniero humano había desarrollado empatía
tecnológica con la nave tetuliana. Una esperanza tomada con humor,
porque si los humanos pueden alcanzar empatía tecnológica con una
especie superior, porqué no con su ética solidaria.
FIN DE LA
LEYENDA
Bueno,
más que fin, a partir de aquí la leyenda varía según quien la
cuente, la versión más extendida afirma que ya nunca se supo de
aquel matrimonio. Mientras una minoría afirma que volvieron sanos,
salvos y que desde entonces se acabó aquella crisis mundial llamada
guerra fría y a la Humanidad le fue mejor. Pero ahora otra crisis
amenaza no sólo al mundo humano, también a la propia evolución
mental dentro de la Evolución. Podemos evitar que media humanidad
viva bien a costa de que media humanidad viva mal- Podemos hacer, con
una pequeña ayuda tetuliana, que toda la humanidad viva bien. Es
utilizar el medio económico para acceder a un fondo existencial,
filosófico, ético, pero también democrático y ciudadano. Por ello
esta carta es ciudadana y busca una vía parecida a la Leyenda para
llegar hasta vosotros, hermanos tetulianos, la literatura.
Ahora
nos azota la crisis perfecta. Y ahora no se trata de dos humanos o un
matrimonio, somos muchos millones en comunidad, y como uno entre
ellos me dirijo a vosotros. Porque me han dicho que podéis salvar a
la Humanidad en situaciones extraordinarias, se rumorea que hicisteis
un apañito en la Segunda Guerra Mundial, también en la crisis de
los misiles de Cuba, así que, ¿por qué no hacéis que la economía
humana vaya mejor y llegue digna a todo humano?. Imagino que no lo
hacéis porque la obra o mérito debe ser el nuestro, ganarlo
nosotros por nosotros mismos... Pero entre nosotros suelen ganar los
malos y los que tiene menos piedad o más avaricia. Así, ¿no podéis
puentear a algunas personas de bien, humanas, que hay muchas, a esas
cúpulas del poder económico internacional?. En definitiva se
cumpliría la norma y el mérito sería propio, de nuestras personas
buenas y sabias. Y que por fin en un planeta con recursos suficientes
para todos, estén suficientemente servidos todos los humanos. Es un
ruego desde mi inteligencia inferior, casi de puntillas.
A
la espera de una pronta observación, recibid un abrazo de respeto y
solidario de este humilde humano a vuestro servicio.
@ciudadanoNick
@ciudadanoNick
.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.
PD:
Para los lectores no aficionados a la ciencia ficción o no sean
capaces de imaginar al planeta Tetulia, o a la especie extraterrestre
de los tetulianos, no sé... Pueden imaginarse a algún colectivo
humano muy poderoso con ramificaciones secretas. Y así hacer más
creíble o amena la lectura. A ver... ¿la Iglesia?, no, ¿los
científicos?, no. ¿políticos?, tampoco... Ah, ya sé, a los que
manejan la macroeconomía, ¡esos!. A ellos pueden poner y cambiar
por los tetulianos, si así desean, retirando del género el
término “ficción” para quedarse sólo con el de “ciencia”...
económica. O para otros, “cuento chino”.
Comentario del autor
ResponderEliminarSoy un escritor accidental, en todo caso vocacional, sin aspiraciones profesionales. Por lo tanto me siento muy liberado en el mundo de la literatura y puedo experimentar sin el miedo a errar. Yerro y continúo, no pasa nada. Pero de igual manera cuando acierto, si acierto algo, continúo. Este relato breve salió, más que continuando, casi jugando. Comencé una carta abierta y simpática a los responsables económicos del mundo, tratándolos de extraterrestres, ya que poca humanidad les veo. Buscaba así una literatura irónica con profundo mensaje solidario. Pero, casi sin quererlo, se me cuela una pequeña historia sobre un contacto humano/alienígena, narrativa breve como metáfora hacia una mentalidad colectiva humana que no existe o, si existe, en fase subconsciente, muy cortita de entendederas, como dirían en mi pueblo. Ambos textos se unieron en mi pantalla y los abracé con el arte que pude. Situé la clave en una unión, el final de la leyenda debía ser también el final de la carta. El alegato de porqué merecemos seguir evolucionando los humanos. Porque si no nos lo creemos nosotros, no se lo creerá nadie. Así creo que debemos tener argumento para ser abogados defensores de la Humanidad, La espiritualidad, la religión y la ciencia-ficción brindan la posibilidad de seres muy superiores capaces de extinguir a la Humanidad. Yo utilizo la ciencia ficción porque soy agnóstico y es la que más libertad proporciona a la lógica que busca las probabilidades y al razonamiento que busca las posibilidades. Si queremos evolucionar necesitamos atrevernos a ejercer empatía con posibles seres superiores (aunque sea hacia nosotros mismos en un futuro lejano). Mandar pensamientos exploradores al siguiente nivel superior de los pensamientos en esta evolución mental donde el ser humano va embarcado. Atreverse. Y desde allí observar y contemplar la actual Humanidad, cómo defenderla, dónde falla, cómo remediarlo.
Gracias
;-)
Siempre es un placer leerte, aunque muchas veces difiera de tus palabras, no gravemente pues si no te lo manifestaría...
ResponderEliminarMuy bien escrito el relato (aunque me rechina siempre que escucho lo de seres "superiores")éstos serían más avanzados pero nada más.
Pero disquisiciones aparte, lo que me lleva a escribirte es que pre-determinado por juicios sobre tu filosofía de vida, y el texto tan pequeño de la 1ª parte, donde dice "tetulianos" he leído "tertulianos" y me lo he pasado "bomba" con tus comentarios hacia los tertulianos que habitan en los medios televisivos :-)
Este párrafo en concreto es una magnífica forma irónica de referir una petición a los políticos o a sus empleados los "tertulianos" que no "tetulianos" :-)
"Ruego tengáis a bien leer esta carta y tratéis de entender las solicitudes que en ella se cursan. Comprended que debido a mi baja e ignorante posición humana no puedo garantizar la empatía con seres de otra especie muy superior, en este caso la vuestra, venida del planeta Tetulia. Sois mucho más sabios que yo, prueba de ello es el complejo y complicado entramado que habéis permitido o formado de la Economía Humana."
Sin otro particular, te seguiré leyendo.
Un saludo
Ávalon
Gracias Avalón, una alegría volverte a leer. Y me ha gustado mucho tu mensaje porque en realidad el nombre de "tetulianos" nació de un error o errata ortográfica. Y, jajaja, sí, quería poner "tertulianos" (aunque era en otro escrito) y al verlo me convenció al pensar en el nombre del planeta: "Tetulia", y entonces lo utilicé. Me gusta.
ResponderEliminarEn cuanto a los de seres "superiores" tienes razón. ¿por qué un león ha de ser superior a una hormigoa, o nosotros superiores a los elefantes?. Más que superiores somos diferentes, pero unidos o igualados en una inmensa base, la Vida.
Y es verdad, la primera parte pega muy bien a los tertulianos, o mercenarios del bipartidismo, que tanto abundan en las tertulias televisivas sobre política, economía o sociedad. Por eso puse la posdata, para que cualquiera cambiara a su gusto a los "extraterrestres" de la economía o a sus mercenarios políticos o mediáticos.
Un gran abrazo, estimado Avalón.
;-)