¿Cómo
puede desaparecer un avión? No hablo de magia. En este caso o post,
sin nada de humor, voy directamente a algo muy serio: accidentes
aéreos en los mares donde no se encuentra el avión, ni las víctimas
y mucho menos: supervivientes.
Como ocurrió el pasado día ocho con el avión Boeing 777-200 de
Malasya Airlines que, con 239 personas a bordo, se ha perdido en las
aguas marinas del inmenso Golfo de Tailandia. Quiero pensar en esto,
pero, al intentar razonar desde la perspectiva general, una pregunta
muy lógica me asalta, ¿cómo
es posible que en pleno siglo XXI pueda desaparecer un gran avión en
el océano? Así, una
segunda vez, haciendo alusión a mi reciente post:
http://elalbumcitohablador.blogspot.com.es/2014/02/las-batelineras.html
quiero poner algo de tiempo y literatura desde la parte ingeniera de
mi mente (pequeña pero motivada) al servicio de una mayor eficacia
en la fabricación de grandes aviones de pasajeros. Se
trataría de pequeños radiotransmisores repartidos en el fuselaje
del avión, con dispositivo automático de desprendimiento en caso de
accidente marino para convertirse en boyas de posicionamiento a
través de la emisión de señales de radio con un alcance de decenas
de kilómetros y al menos durante 48 horas de emisión.
Es fácil y de poco coste, cualquier mente con lógica ingeniera
puede pensarlo o idearlo. Necesitamos un micro transmisor de radio,
una pequeña pila o batería y un material adecuado que lo envuelva
todo y permita al mecanismo flotar en el agua. Cuando imagino el
tamaño del dispositivo acude a mi mente alguna imagen de relojes de
bolsillo:
Más
o menos de este tamaño, e incluso con la misma forma, es posible
fabricarlos. Tenemos tecnociencia de sobra para ello, además el
coste (con una producción adecuada) podría ser parecido al de un
simple reloj digital de muñeca. Pero necesitamos también un
mecanismo adecuado que expulse al dispositivo fuera del fuselaje, de
tal manera que, aún hundiéndose el avión, los dispositivos
quedarían en la superficie emitiendo señales de socorro y de
localización. También resultaría interesante estudiar dispositivos
parecidos que no se desprenderían del fuselaje y
permanecerían con el avión y sus restos, acompañando a éste a la
profundidad donde se detenga. Para generalizar vamos a seguir con la
idea de 5 dispositivos por avión, 3 de expulsión a los que llamaré
BOF (de “boyas” y “flotar”) y 2 de acompañamiento que
citaré como INM (de “inmersión”)
Resumamos
los puntos:
BOF.
Boya de radio con capacidad de flotar en el agua y transmitir durante
días.
INM.
Dispositivo de sonar con capacidad de inmersión a grandes
profundidades.
Transmisión
de radio de BOF con alcance de unos 50 kms (creo suficiente) o
más.
Tamaño
de BOF parecido al de un reloj de bolsillo.
Todo
el mecanismo BOF cubierto por un plástico especial,
“antichoque total”.
Los
lugares donde podrían colocarse a los dispositivos BOF e INM
pueden ser varios a lo largo y ancho del fuselaje:
Sabemos,
simplemente viendo nuestros teléfonos móviles, que un transmisor de
radio de estas características es posible y relativamente fácil,
pero un mecanismo adecuado que lo expulse automáticamente fuera del
avión en caso de accidente es otra cosa, aquí hay que hilar fino.
Principalmente porque creo que no es posible colocar mecanismos
parecidos a los airbags de los automóviles, que disponen de
sensores que se activan por impacto o golpe, y un avión sufre mucho
traqueteo en el aire y en zonas de turbulencias, corriendo el riesgo
de que el mecanismo se active sin necesidad. Creo que es difícil un
sensor de impacto con la sensibilidad adecuada para saber cuándo hay
que expulsar a las boyas de posicionamiento. Por otro lado los
pilotos pueden emitir señales de ayuda cuando hay tiempo ante un
accidente inminente, pero ante una explosión repentina (por citar un
ejemplo) los pilotos no pueden hacer nada, no les da tiempo, por ello
la expulsión de las sondas ha de ser automática. Y he aquí la
utilidad de este invento: soluciona el problema de pilotos que no
puedan hacer nada ante un accidente porque ocurra en un segundo. Es
decir, esta idea es útil o puede ser útil ante accidentes
repentinos (sin tiempo de reacción), porque ante accidentes
inminentes, donde los pilotos tengan al menos varios segundos, hay
protocolos de actuación que después permiten localizar el lugar del
accidente, los restos del aparato y a las víctimas.
Debido
a las últimas informaciones del avión perdido en el Golfo de
Tailandia, donde el primer ministro de Malasia ha declarado: “alguien
desconectó los sistemas de comunicación del aparato y después
condujo el avión...”, decir además que estas boyas de
posicionamiento BOF podrían solucionar algo este problema. Haciendo
que estos mecanismos emitan siempre, o siempre que el tren de
aterrizaje esté recogido y el avión volando. Además debería
hacerse para que la emisión de radio de los BOF ni siquiera el
piloto pueda cortarla, sería como un seguro anti secuestro o
antirrobo, al menos siempre habría una buena pista a seguir. Aquí
las radiofrecuencias podrían variar, pero si se adopta esta segunda
utilidad de los BOF éstos podrían emitir de dos formas diferentes,
una señalando siempre la posición del aparato y la otra sólo
reservada para caso de accidente. Esta última utilidad es la que más
explora este post y para ello necesitamos un objeto prácticamente
irrompible del tamaño de un reloj de bolsillo que siempre indique un
lugar y una hora por muchos porrazos que reciba.
Un
accidente repentino puede ocurrir por una explosión o por una grieta
repentina en el fuselaje. Pues a casi mil kms/hora que pueden o
suelen alcanzar estos aviones, una pequeña grieta podría hacer que
se desgarrarse el fuselaje en un instante. Así, para idear un
mecanismo de expulsión de las boyas podríamos tener en cuenta el
siguiente hecho. En estos accidentes repentinos: el fuselaje se
parte, se desgarra y suelen quedar en varios trozos, incluso se
puede hacer pedazos en el aire, antes de tocar el agua. Este hecho
nos brinda una posible solución, podríamos cubrir el fuselaje con
una malla de finos hilos de cobre que formen cuadrados o rombos de
pocos centímetros cuadrados. En el proceso de fabricación del avión
esta tela metálica colocarla sobre el fuselaje en su cara interior,
con previsión para que después las sujeciones del mobiliario
interno y de los aparatos de navegación no la alteren. La red o
malla quedaría sometida a un ciclo de pequeña tensión eléctrica.
En tal caso que si el fuselaje se desgarrara: se partirían muchos
hilos de cobre y el ciclo eléctrico desaparecería, siendo la señal
para que las boyas salieran expulsadas automáticamente desde al
menos tres partes distintas del aparato. Es un modo, pero podrían
existir otras soluciones ingenieras.
Espero
explicarlo bien. Es una idea, no un texto para registrar una patente,
y esta idea la puede plagiar cualquiera, es de todo aquel que la
piense o la lea. Si resulta ingenua, lo siento, Que es útil, pues a
ver si inspira a los ingenieros aeronáuticos, sobre todo en la
aviación civil. Repito que el coste no es elevado en comparación,
por ejemplo, al dinero (naves y aeronaves) ya empleado en buscar el
boeing 777 siniestrado e inicialmente citado. Si este boeing hubiera
tenido un sistema como el descrito en pocas horas los aviones de
reconocimiento hubieran localizado las pequeñas boyas. A partir de
aquí y subiendo algo el coste: las prestaciones de estos
dispositivos de localización podrían ser mayores. Porque se podrían
fabricar con capacidad de grabar los últimos minutos del accidente,
no sólo registrar las conversaciones entre la tripulación, sino
además incluir datos de los principales aparatos medidores del
avión. Es decir, el que encuentre un dispositivo encontraría lo
registrado en los últimos 5 minutos por los principales aparatos
medidores del avión.
Recordemos
que las famosas cajas negras son grandes y pesadas (para sobrevivir a
grandes impactos) y en caso de accidente marino van al fondo, y el
fondo a veces son muchos miles de metros. Si a estas boyas de
señalización incluimos parte de lo grabado por las cajas negras
(recordemos que hoy en día, con los avances digitales alcanzados: en
el tamaño ocupado por un pelo puede grabarse una enciclopedia). Si
comparamos el coste es aplastante, recuperar un caja negra de una
profundidad de tres mil metros requiere un coste muy elevado. Recoger
un reloj que flota en el mar y encima emite señales de radios es
muchísimo más fácil y barato. Obviamente todo esto es para aviones
que cruzan mares u océanos, para vuelos sobre tierra con la caja
negra bastaría. Aunque no estaría mal incluir algunos de estos
mecanismos que podrían ser útiles, al menos los de expulsión
automática, en caso de accidentes repentinos y sin tiempo de
reacción para los pilotos. Porque al ser proyectados los
dispositivos se alejarían de los restos del aparato y de lo focos de
incendio del accidente. En síntesis creo que estaría bien un
estudio serio al respecto, porque una vez producidos en serie los
BOF, apenas encarecería el precio final de los aviones y, sin
embargo, las ventajas para el transporte de pasajeros pueden verse
mejoradas. Simplemente incluyendo una nueva y pequeña pieza en el
mecanismo de funcionamiento de la industria aérea.
La
seguridad es como el mecanismo de un reloj, si las piezas están bien
colocadas: funciona. Saber todo lo posible sobre un accidente, llegar
a las víctimas, rescatarlas si procede, y recuperar los restos del
aparato: forma una pieza fundamental de la seguridad aérea civil y
de su mejora constante. Gracias.
.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.
PD Últimas noticias
referidas al accidente aéreo en el golfo de Tailandia:
ElPaís.es. El
silencioso vuelo del Boeing 777
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/03/10/actualidad/1394471087_672344.html
Público.es.
Malasia ratifica que "alguien desconectó" la comunicación
del avión y cambió de rumbo
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