A nuestras
sociedades:
Más
socráticas y menos sofistas
«Aquellos
que venden su sabiduría por dinero
a
todo el que lo desea, son llamados sofistas»,
Sócrates.
Voy
a violar a una de mis leyes. Porque no creo en los seres malos y es
una ley en mi personalidad ética. Referente al mal creo que existen
las ideas malas, los pensamientos malos, los sentimientos malos, las
acciones o aplicaciones malas (esto lo cubre la Justicia y sus
tribunales) y en las enfermedades malas (de la psique), pero no creo
en los individuos malos, absolutos o por naturaleza. Siempre trato de
evitar señalar a una colectividad y decir que ellos son malos, o
que son los malos; pero este post va a ser una excepción para esta situación extrema... de extrema pobreza para millones de ciudadanos. Los malos
para nuestras sociedades democráticas son los neosofistas. Y
una vez auto violada mi ética, en este sagrado momento de mi
moralidad pública, iniciaré una reconciliación, procurando el
método y la razón. Primero, ¿quiénes son estos nuevos sofistas?,
¿quiénes fueron, al menos, los primeros sofistas?
Entramos
en la Antigua Grecia (siglo VI a. C.), una época de oro para el
pensamiento humano, de ella emana el conocimiento llamado occidental,
antes de fundirse con el conocimiento global que todos los humanos y
nuestros pueblos están generando en la actualidad. Por lo tanto
también es importante la Antigua Grecia para la sabiduría general
humana de hoy en día. Estamos ante el Logos (la razón)
intentando hacer frente a las supersticiones y en muchos casos a las
tradiciones, e incluso ante la religión, buscando un mundo más justo a
través de la lógica y la razón. Pero éstas trazaron varios
caminos y muchas filosofías nacieron en aquella época, muchas vías
del conocimiento iniciando sus primeros pasos, y pasos firmes, con
sólidas teorías y argumentos. La explosión filosófica dio vida a
muchas ciencias, muchos grupos iniciando nuevas disciplinas del
conocimiento y muchas escuelas filosóficas. Pero si entre todas
estas colectividades buscásemos individualidades hay una crucial:
Platón. Individuo clave, sobre todo si buscamos a Sócrates y a los
sofistas.
Platón
(427-347 a. C), además de ser unos de los mejores filósofos de la
Antigüedad, es una fuente, a veces la única, de otros excelentes
filósofos de la Antigüedad, y de otras corrientes o escuelas
filosóficas, como la de los sofistas. En la historia escrita Platón
es el primero en mencionar a los sofistas (en una de sus odas). De
igual manera que gracias a Platón sabemos sobre Sócrates (470-399
a.C.), su maestro y posiblemente el mejor filósofo griego. Y así
sabemos que los conocimientos sofistas se enfrentaron a los
conocimientos socráticos y al mismísimo Sócrates. No está
probado, pero aún como hipótesis, aquello que nos cuenta la
Historia (o Platón) de los sofistas y de Sócrates sirve para
comprender mejor a la deficiente filosofía aplicada en las actuales
sociedades públicas. Merece la pena que intentemos saber cómo
mejorarlas, y en esta ocasión, sólo con conocer o repasar este
pasaje histórico ya casi sabríamos cómo. Veamos.
Fuente
imagen: http://www.liceodigital.com/filosofia/socrates.htm
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Los
sofistas buscaban de la filosofía principalmente dos de sus
virtudes, la oratoria y la dialéctica, y las trataban como
herramientas de persuasión para construir sus objetivos. Por ello
“sofista” vino a significar maestros o “profesionales
de la sabiduría”. Y aunque la oratoria y la dialéctica pueden
tener mucho de ética, los sofistas las utilizaban más como
estética, más para favorecer el éxito personal o privado que para
mejorar la situación pública, o degenerando hacia ello. Pero ni
siquiera era estética de su propia ética, sino de la ética del
mejor postor, por lo tanto y en muchas ocasiones era la estética
como fachada o disfraz de un interior real muy diferente o incluso
contrario. Donde se presenta una ética ante los medios o espacios
públicos pero en realidad se está tramando o aplicando otra. Bien
es cierto, y para no dejar sin abogado a los sofistas, que esto
ocurrió cuando el movimiento degeneró y abiertamente buscaban el
prestigio intelectual, social, político y económico mostrando un
escepticismo y un relativismo que a la larga resultó insultante.
Antes,
en mejor época para el sofismo, el sofista era bien mirado
socialmente, cumplía su labor ofreciendo una imagen cultivada e
intelectual del poder, apareciendo con agradable carisma hacia la
población o ciudadanía (de hecho el mismísimo Pericles tuvo
consejeros sofistas). Pero el movimiento sofista degeneró, el lujo
se convirtió en vicio, corrupción y perversión. Todo valía hacia
el éxito personal y la riqueza particular, éstas eran las metas
filosóficas de unos maestros sofistas que sabían mucho. Sabiduría
al servicio de la riqueza económica, del poder político o del éxito
jerárquico, del mejor postor. Y todo esto ocurriendo ante las narices de Sócrates, el
gran Sócrates, el cual propugnaba por una filosofía para la
instrucción intelectual y moral del hombre en la búsqueda y
conocimiento del bien colectivo y de la justicia. Sócrates fue el
encargado de parar los pies filosóficos a los sofistas... Aunque al
final le costó la vida (fue condenado a muerte o exilio, y eligió
muerte).
La
guerra intelectual quedó servida ante la mirada pública. Los
sofistas eran poderosos en los discursos, Sócrates era imbatible en
los diálogos. Los sofistas “hipnotizaban” a los jóvenes con
excelente oratoria y dialéctica, eran captadores. Sócrates
utilizaba la ironía con sus preguntas, llevando al interlocutor
frente a su propio conocimiento y ante la siguiente duda. Y entonces,
con una pregunta nueva, desafiaba a dar un paso más allá en la
reflexión lógica. Con esta mayéutica o tratamiento no
ofrecía el concepto, sino que dejaba que su interlocutor creara el
concepto en su mente por iniciativa propia (aunque inducida).
Sócrates no ofrecía conocimiento, lo sembraba. No enseñaba a
nadar, dejaba al pupilo o al interlocutor en el agua, y él por sus
propiso medios aprendía a nadar. Los sofistas, además, cobraban por
dar clases a los jóvenes, Sócrates no. Los sofistas ofrecían
conocimiento con carácter relativo, otorgando al propio conocimiento
un valor dudoso. Sócrates no copiaba conocimiento, un hombre no era
un libro copiado, recreaba el conocimiento en otras mentes y las dejaba
partir, libres, pero más capacitadas en la búsqueda del bien,
particular o común.
La
humildad de Sócrates era aplastante: “sólo sé que no sé
nada”, decía. Y posiblemente la cita más famosa del sofismo
sea “todo es relativo”. Para mí esesta cita me sirve como
puente hacia el mundo del sofismo, una licencia para saltarse
todo, para justificar cualquier medio o violar cualquier ley.
Otorgando a ciertos males comunes unos valores insignificantes
mientras el valor particular del que observa esté rodeado de lujos y
poder. Menos mal que la famosa cita es un puente muy frágil, con un
leve soplo de lógica podemos barrerlo. Pues “todo es relativo”
supone una contradicción, porque equivale a manifestar un absoluto,
una verdad absoluta, entonces: TODO NO ES RELATIVO. En cambio se
podría decir “Todo es relativo, salvo esta afirmación”,
estableciendo entonces una afirmación no relativa, sino absoluta.
Espero o creo que quede claro, decir que "las verdades absolutas no
existen" es pretender establecer una, por lo tanto es
contradictorio, sin valor lógico, de igual manera sería decir que
todo es relativo.
Sin
embargo, y es curioso, si dijésemos lo contrario no habría
contradicción. Si dijésemos “todo es absoluto”, podría
o no ser verdad, pero la frase no tendría contradicción, estaría
bien construido el mensaje. Si invertimos el signo cambia la fórmula.
Pero este post no es para profundizar en la filosofía, sino para que
emerja entre las sociedades actuales. Porque me temo que estamos
padeciendo sofismo o neosofismo en el poder político y, como
consecuencia, en el económico. Ambos poblados de neosofistas
vendiendo una ética pero aplicando otra, un claro abuso de la moral
pública y de la política ciudadana. Y claro, con un poder político
infectado, con ramificaciones a todo lo público, se transmite y se
infecta mucho más, llegando a muchas instituciones de los tres
poderes (democracia) y en todos los campos sociales o
ministerios, como sanidad, educación, economía pública, servicios
sociales, empleo, jubilación... ¿Nos suena?, sí, tal y como está
pasando ahora en España y en otros países. Por ello, al toparme de
nuevo con los sofistas, he comparado con la actualidad y me he
asombrado, parece calcado a la filosofía, al menos a la ética, que
los poderes públicos aplican en la actualidad para detrimento del
bien común. Qué lastima no tener pormenorizado aquella época aún
aceptando sinceridad en Platón. Pero podemos hacernos una idea o
respuesta si preguntamos cómo actuaban los sofistas.
Buen
verbo para el tema sofista, actuar, acción y/o interpretación,
actores, técnicos en la representación y en la persuasión. Es tan
efectivo el sofismo de la actualidad o neosofismo que ha sabido
permanecer oculto en tiempos de bonanza económica, pero ahora, como
los pueblos sumergidos de los pantanos, aparecen a la vista al bajar la economía
a niveles de pobreza severa para millones de ciudadanas, ciudadanos y
sus hijas e hijos. Ahora se les ve claro, son los sofistas, utilizan
la política pública y las empresas privadas para obtener el placer
y el poder de hacer lo que quieran mientras los demás, la gran
mayoría, resultamos impotentes. Obviamente para ellos la democracia
es relativa, tanto que pueden reformar la Constitución en una
reunión de despacho y encima decirle a la cara a la Ciudadanía que
eso es democrático... y no puedes hacer nada hasta la siguiente
legislatura. Son capaces de matar a la democracia y presentarla como
si estuviera vivita y coleando.
Los
sofistas del siglo XXI se agrupan en torno a dos ocupaciones muy
ligadas entre sí, la política pública y la empresa privada. Son
políticos o empresarios, pero se turnan, es decir, a lo largo de sus
carreras son políticos y empresarios (al menos dentro de
empresas o multinacionales con cargos de responsabilidad). El ciclo
se completa cuando los sofistas/políticos obtienen el poder público
y comienza el reparto del presupuesto del Estado entre empresas
privadas afines a ellos (bien por ser de amigos, de familiares, o
apalabradas). Y por supuesto el ciclo mayor se produce con
sofistas/empresarios de mucho poder en grandes empresas o multinacionales. Que después
de recibir mucho dinero ciudadano por adjudicaciones de obras o
contratos públicos suelen ofrecer cargos a los sofistas/empresarios
cuando se retiran de la política (se les contrata sin saber mucho
qué van a hacer, supuestamente de consejeros o asesores, pero
cobrando un pastón). En síntesis comparativa es como la cadena de
transmisión entre los dos piñones de una bicicleta, un piñón es
el sofismo/político y el otro el sofismo/empresarial, y la cadena es
el dinero público.
Y
para llegar al dinero público es necesario el poder público, que
sería la fuerza que mueve los pedales de la bicicleta para que los
dos piñones sofistas se nutran de dinero ciudadano, con mucha más
cantidad del que merecen por lo que hacen o supuestamente hacen en
esos contratos o adjudicaciones. Sin poder público (piñón
político) la bicicleta sofista se detiene, he aquí el centro de la
diana para el arquero neosocrático. Porque creo que necesitamos un
nuevo movimiento socrático en este siglo XXI, si no lo hay habría
que crearlo, si lo hay, hay que apoyarlo hasta que llegue al poder
sin que importe la tendencia política y democrática que gobierne.
Sin duda una ética política de marcado carácter socrático nos
traería a todos un bien común mucho mejor al actual o sofista. De
hecho, cualquier ética donde predomine el bien común democrático
es mejor a la actual ética sofista. No es sólo una cuestión de
gustos o preferencias éticas, sino de justicia. Pero la ética y la
justicia están muy ligadas, y el poder público o político conlleva
el poder legislativo (y a la capacidad de indultar), entonces, ¿qué
ética presentan los sofistas como fachada?, otra pregunta clave.
Los
sofistas son o pretenden ser profesionales de la persuasión y sin
reglas (“todo relativo”, entre comillas por incierto), es decir,
utilizan todo lo que tengan a mano, cualquier ideología democrática
les vale. Por ello hay sofistas en la llamada derecha política y hay
sofistas en la llamada izquierda. Aunque un partido democrático de
una ideología pura llegue al poder público, casi al instante
recibirá el asalto de los sofistas, es más, posiblemente ya los
llevaba antes de llegar al poder. Pues están camuflados en todos los
grandes grupos económicos o políticos, dispuestos a casi todo para
ir escalando poderes y riquezas, utilizando una fachada aparentando
que se está actuando por el interés general. Tanto es así que con
el último gobierno del socialista Zapatero se consiguió el respaldo
político (reforma de la Constitución española) que tanto
necesitaban los sofistas internacionales. Y con este primer y ojalá
único gobierno del conservador Rajoy el sofismo inunda todas las
actividades económicas y públicas. Se venden empresas públicas
como si toda empresa pública conllevara necesariamente pérdidas. Se
están repartiendo las propiedades y los patrimonios ciudadanos
recortando los derechos sociales y civiles con nuevas leyes que
dificultan las protestas colectivas y el acceso a la justicia
necesaria. Incluso se está modificando el Código Penal para penar
algunos de los derechos civiles, políticos y sociales reconocidos
internacionalmente.
En
esta analogía entre el sofismo en tiempos de Sócrates y la
actualidad, española o europea, incluso mundial, hay que cambiar
algo de la Historia. Sócrates no debe ser condenado a destierro o
muerte. Esta vez Sócrates debe vencer. Pero cómo, qué hizo
Sócrates, dónde erró ¿o no erró?, ¿fueron vencidos los sofistas
por Platón el discípulo de Sócrates?, ¿o por Aristóteles
(discípulo de Platón)?, ¿cómo?. Porque necesitamos saber cómo
vencerlos en esta nuestra época histórica. Ojalá podamos, no sólo
profundizar en esta historia pasada, también en la reflexión para
hallar los puntos débiles de este neosofismo político y económico.
Sin duda nuestras sociedades y ciudadanías democráticas mejorarían esta época
que está viviendo o, para la gran mayoría, padeciendo. Por mi parte
intentaré hacerlo y escribir un post al respecto con los resultados.
Y si alguna lectura del presente post quiere colaborar, por favor, a
su disposición queda este blog y sus comentarios. Gracias.
@ciudadanoNick
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