sábado, 14 de diciembre de 2013

Lecciones democráticas a Zapatero

Hacía tiempo que no sentía urgencia por abrir mi ordenador y empezar a escribir. Provocado al ver este mediodía el programa televisivo “Al rojo vivo” de la Sexta, donde el ex presidente de gobierno, Rodríguez Zapatero, ha sido entrevistado. Y donde por fin le he escuchado hablar sincero sobre la reforma exprés de la Constitución que pactó en 2011 con el líder de la oposición, ahora presidente de gobierno, Mariano Rajoy. Al respecto ha dicho: “No creo en los referendos”, respondiendo a por qué no permitió que la ciudadanía española votara directamente esa reforma de la Constitución. Ello valida aún más mi tesis sobre la Democracia Representativa Radical que padecemos en España. Quedando claro las dos vías principales de la Democracia en la actualidad:

La Democracia Participativa (basada en la participación ciudadana).
La Democracia Representativa Radical (basada en la participación de los representantes).



Por supuesto que entre ellas hay términos, grados o niveles medios, pero ya no basta decir que uno es demócrata o ciudadano democrático, ahora es necesario especificar. ¿demócrata de la participación o demócrata de la representación?. Soy uno de los demócratas de la participación y ante mis compañeros sólo puedo ser humilde, exponiendo mis ideas con la esperanza que otras mentes democráticas mejores que la mía puedan perfeccionarlas o sustituirlas por otras mejores (en definitiva no servimos a ningún individuo, sino a la colectividad o interés general). Pero ante los demócratas de la representación sólo me queda levantarme como maestro y empezar a dar lecciones, en este caso o post daré lecciones a todo un profesor en derecho constitucional como Rodríguez Zapatero, y si es osadía, no hay otro camino, seré osado.

La democracia representativa radical, es decir, dejar todas las decisiones de gobierno y legislativas en manos de los representantes, incluidas las reformas de la Constitución, no es “el gobierno del pueblo”, sino “el gobierno de los representantes del pueblo”. Para ser representante del pueblo no es necesario la democracia, pues muchos dictadores se auto proclaman representantes legítimos de su pueblo, nación o soberanía. O estos mismos dictadores nombran a los que van a representar al país ante organismos internacionales como la ONU, por ejemplo. Pero también en la democracia participativa son necesarios los representantes, pues todo no se puede decidir por democracia directa. Y siempre habrá algo que negociar con otros países y en tiempo real, además de seguir necesitando la figura de los embajadores.


Por ello, igual que en la democracia o entre los demócratas, debo trazar otra línea divisoria entre los representantes democráticos (los políticos con cargos públicos). A los que quieren todo el poder para ellos, una vez elegidos por las elecciones o los votos ciudadanos, les llamaré “príncipes” (recordando lecturas de Maquiavelo) y a los representantes que desean ofrecer, como regla general, las decisiones de gobierno o legislativas al voto directo de los ciudadanos, les llamaré eso, “ciudadanos”. Así quedaría la cosa:

Ciudadanos Representantes (democracia participativa).
Príncipes Representantes (democracia representativa radical).

Esto es muy importante y muy serio, estamos ante un paso atrás o un paso adelante en la Historia de la Democracia, y por ende en la propia Historia de la Humanidad. En mi caso la actualidad me ofrece un hilo conductor con la última declaración pública del ex presidente de gobierno Rodríquez Zapatero. Porque esta persona política apareció hace una década en la actualidad política y pública de España como un “príncipe bueno” (recordando otra vez a Maquiavelo). Tan bueno parecía que muchos le llamaron “Bambi” haciendo alusión a su ternura, pero también a su ingenuidad. Este “príncipe bueno”, como presidente de gobierno democrático, inició actuaciones ejecutivas y aprobó decretos legislativos para una notable mejoría social. La sociedad mejoró, era un príncipe bueno... hasta que llegó la crisis (impronunciable en sus inicios para él) y le quitaron el dinero con el que podía ser bueno. Entonces apareció su esencia, era y es un príncipe representante, con derecho (con derecho según él, no según yo) para cambiar o modificar la Carta Magna de los españoles sin contar con los españoles. Para muchos aquella decisión política fue impactante y con profundo trauma ético. La intelectualidad colectiva necesitó redefinir a la Democracia.


La esencia de la política actual se abrió, ante nosotros los ciudadanos, de golpe y porrazo. Detrás de un “príncipe bueno” vino un “príncipe malo”, y en la misma persona. Después, ahora, todavía peor, vino, o el “príncipe” Zapatero fue sustituido, por otro “príncipe malo” (el príncipe representante y actual presidente Rajoy). Y ojo al dato, fue sustituido por el voto mayoritario de los españoles, tan mayoritario que obtuvo la mayoría absoluta en el Legislativo. Para algunos tenemos lo que merecemos, pero es incierto. Rajoy mintió, no sólo en la fachada o alzado de su programa electoral, también en los interiores y en la propia estructura, nos “vendió gato por liebre”. Hemos sido víctimas, los ciudadanos españoles, del engaño con el que pueden actuar impunemente los príncipes representantes, algo que sería imposible entre ciudadanos representantes (o en democracia participativa).

La democracia participativa, los referendos democráticos en los que no cree el demócrata (de democracia representativa radical) señor Zapatero. Personaje con amplio acceso a los medios de información públicos. Así qué menos que desde esos medios de información pública, aunque pequeños (o “microscópicos” como este blog) demos lecciones democráticas al señor Zapatero. No nos queda otra si queremos mejorar. Y no dar lecciones por creernos mejores, ni mejorar por mejorar, sino para salir de este tormento social que padecen muchos, cada vez más y camino hacia la mayoría (o que ya es mayoría). Al “príncipe malo” que se fue (pero que sigue argumentando públicamente y con gran difusión) y al “príncipe malo” que ahora preside, señor Rajoy, decirles claramente que nosotros los representados, los ciudadanos españoles, no somos tontos. Gozamos de plenas facultades políticas y en consecuencia podemos actuar de manera inteligente. No sólo quejarnos, sino además llevar la solución... o qué menos que mostrar hacia dónde, a qué vía o cauce, conduce el empuje actual de la evolución democrática.


Más que pueblo, somos la Ciudadanía, concretamente la inscrita en el censo electoral, somos los propietarios de España, los titulares de su soberanía. La palabra “pueblo”, intencionadamente o no, está un poco desprestigiada, pueblo es también la siguiente localidad que nos encontramos en una carretera (municipio o núcleo urbano), hasta pueblo es también una marca de tabaco, y hasta los súbditos de las dictaduras son llamados pueblos. Ahora no razono o escribo como parte (“microscópica”) del pueblo español, sino de la ciudadanía democrática española, inscrita en el censo electoral, documento de la propiedad soberana. Soy un ciudadano que desea participar en la evolución de la Democracia sin que mi nombre aparezca en la Historia. Porque de este tipo de ciudadanos depende la evolución de la Democracia, sean o no famosos, sean o no representantes. Y ahora como demócratas tenemos una decisión urgente (por histórica) que tomar y elegir entre:

A. Una ciudadanía con capacidad de decisión directa en las medidas esenciales del Estado.
B. Una ciudadanía sin capacidad de decisión directa en las medidas esenciales del Estado.

El ex “príncipe bueno”, también ex “príncipe malo”, en definitiva ex príncipe representante, pero activo defensor de la opción B o democracia representativa radical, señor Zapatero, ha aludido hoy que la Ciudadanía puede ser engañada y manipulada ante un referéndum. Y digo yo, qué raro que puede ser engañada, manipulada y contradicha en un referendo y no en unas elecciones generales... ¿y no en unas elecciones generales para elegir representantes? Más claro, desprestigiar a la unidad colectiva de la ciudadanía o censo electoral es desprestigiar a la democracia ¿o acaso ésta no está ideada para mejorar las sociedades o ciudadanías generales? En definitiva para mí el fondo de la cuestión estaría en este supuesto: Si un pueblo con mayoría absoluta de analfabetos quiere ser democrático qué opción sería la solución:

Opción L (de lógica): Iniciar políticas para que el pueblo deje de ser analfabeto y pueda tomar cualquier decisión de Estado con plenas facultades políticas.
Opción E (de explotación): Que el pueblo, periódicamente (cada cuatro años), nombre representantes entre la minoría inteligente para que gobiernen, o para que parlamenten entre ellos y elijan gobierno (donde al final, claramente mostrado por la actualidad, los representantes explotan, manipulan, dirigen, engañan o someten al Pueblo con leyes en contra de la mayoría).

Los ensayos sociológicos “pagados” por la democracia representativa radical entre los siglos XIX y XX (algunos de los cuales fueron utilizados poco después por dictadores como Musolini para basar o justificar su política) secundan a Zapatero (y a Rajoy). Donde las Ciudadanías ni siquiera son vistas como Pueblos y directamente son o forman las Masas. Las Masas que se pueden manipular, que se pueden confundir, que se pueden dirigir, que se pueden revolucionar, que se pueden reprimir... Y es curioso, esto no se soluciona haciendo o favoreciendo para que las Ciudadanías soberanas (o Masas) sean entidades colectivas inteligentes, no, ¡qué locura sería! (ironía), se soluciona nombrando a representantes “inteligentes” (radicales o que lo deciden todo). Claramente se dice al ciudadano:

Tú eres tontito, no puedes asumir participar con tu voto en una decisión de Estado, de gobierno o legislativa, ¿qué quieres?, ¿referendos o plebiscitos?, ¿para qué?, ¿para que te engañe mi rival ideológico y al final votes en tu contra (en mi contra)? Desengáñate y sé útil, para lo único que vale tu voto es para elegir representantes. Y entre dos de los dos partidos más importantes elegirás o elegirán al Líder de los Representantes, del que serás súbdito los próximos cuatro años de tu vida”.

Fuente: Twitter, vía @FelinoTigreton
Zapatero ha declarado hoy que la ciudadanía española no estaba ni está preparada para votar directamente la reforma de la Constitución, aludiendo no sé qué de la OTAN y de Fraga (ironía sobre el referendo de la OTAN de 1986), sin embargo la ciudadanía española si está preparada, o debe estar preparada, para que dos tipos o dos individuos como él y Rajoy reformen la Constitución... ¿LSD?, no, creo que esta contradicción más bien pertenece a la ignorancia (no quiero pensar que es por maldad), por ello hay que ofrecer una educación democrática a Zapatero y tratar de transmitirle lo que hemos aprendido “las masas” de ciudadanos inteligentes en la que nos hemos convertido la mayoría de los españoles. Y no aprendimos esta inteligencia ciudadana en el colegio, instituto o universidad, sino en plan autodidacta, como víctimas al ser timados en masa por los representantes políticos. Muchos desconocíamos ese timo, hasta que nos timaron. Ahora, o mejoran el timo los príncipes representantes o evolucionaremos esta democracia española con ciudadanos representantes. Iniciemos las lecciones oportunas aquellos que queremos votar a ciudadanos representantes, a los que corresponderá continuarlas y mejorarlas.

@ciudadanoNick
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DEMOCRACIA REPRESENTATIVA RADICAL

Sociología de la ciudadanía. La democracia de la opinión.

Sociología de la ciudadanía II. La democracia de los conocimientos.

UNA CONTRADICCIÓN EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
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Enlace a lasexta.com donde se reproduce partes de la entrevista de hoy a Zapatero:
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