Historia
de la Ciudadanía Democrática. Capítulo XV.
De la espada al bastón, la Ilustración
No podríamos razonar la democracia actual sin la perspectiva histórica que, para sintetizar, podemos situar tranquilamente en el periodo histórico conocido como la Ilustración. Y quizás su símbolo visual más notable sea que las autoridades, en actos públicos, dejaron la espada y comenzaron a usar el bastón. Esta época de la Ilustración, desde finales del siglo XVI y hasta el siglo XVIII, es crucial para la ciudadanía democrática. Asistimos a revoluciones que tenderán hacia el “estado burgués”, como en los países bajos (años 67-70 del siglo XVI), o como la guerra civil en Inglaterra (en las décadas 40 al 80 del siglo XVII) y, por supuesto, la revolución Francesa (silgo XVIII). Va quedando lejana la extensa y oscura Edad Media que se oponía al dominio del capital. La Ilustración muestra tremendos cambios políticos y sociales, un periodo donde la burguesía debía derribar las barreras objetivas y subjetivas del feudalismo y del aboslutismo para instaurar su nuevo orden social donde renacería poco a poco la democracia.
Podemos iniciar este repaso a la Ilustración cuando las Colonias europeas, a mediados del siglo XVIII, proporcionaron enormes riquezas a bastantes empresarios, comerciantes y mercaderes que no pertenecían a la nobleza o aristocracia. Comenzando así un lento, variopinto y muchas veces imprevisible cambio de mentalidad social que a la larga acabaría con el Absolutismo de los reyes europeos. Parece que debería ser al contrario, porque aquellas riquezas coloniales requerían grandes plantaciones o producciones, grandes flotas comerciales y mucho reparto en los puertos gestionados por empresas repartidoras o intermediarias. Esto hizo imprescindible el trabajo de la burguesía media y favoreció su crecimiento como poder social, reclamando para ella parte del poder político que tantas veces la asfixiaba económicamente.
Si los reyes absolutistas hubieran repartido más equitativamente las nuevas riquezas coloniales con los burgueses quizás no hubiera renacido la ciudadanía democrática. Pero los reyes absolutistas se mostraron avaros e inflexibles bajo “poder divino” y sobre impuestos económicos cada vez más intolerables para la burguesía. Además los reyes cometían errores políticos por ignorancia o caprichos que no sólo dañaban a los sistemas económicos que nutrían a la floreciente burguesía, también a todo el reino. Obviamente el nuevo sistema económico que se iba a imponer entre las potencias marítimas debía ser liberal y competitivo. El feudalismo se basaba en el control de pequeñas fronteras, una mercancía que recorriera mil kilometros en Euroa debía pagar muchos impuestos, uno por cada frontera feudal. Sin embargo, en barco, una mercancía podia recorrer medio mundo sin pagar un sólo impuesto. Obviamente el cambio ya existía en la práctica antes de idealizarlo, por ello, casi obligatoriamente, había que diseñarse y discutirse nuevos modelos de Estado.
Estos inicios contemporáneos y cambios dinámicos de la política y la economía son propios de la Ilustración, siglo de las Luces o de la Razón. Para situarnos recordemos a Juan Calvino (1509-1564) que hizo a la religión europea más humanista, incluso hasta retornar a la democracia de los orígenes cristianos y elegir por voto a sus pastores. Calvino era francés, pero la primera guerra de religión en Francia entre el poder católico contra el protestante le obligaron a él y a otros muchos al destierro en Suiza, donde fundaron el Calvinismo, otra importante religión protestante, también llamados hugonotes o protestantes franceses. Después de varias guerras de religión Francia terminó siendo católica y los hugonotes fueron masacrados, por ejemplo en la Matanza de San Bartolomé (1572) donde en sólo un día fueron asesinados cerca de diez mil hugonotes. Curiosa la Historia, porque esta atrocidad contra la libertad de credo, años depués, iba a favorecer sustancialmente a que las más modernas palabras sobre las libertades humanas fueran traducidas, publicadas y extendidas a varios idiomas, como veremos más adelante.
El exterminio contra los hugonotes hizo que casi todos abandonaran Francia. Sobre todo con el Edicto de Fontainebleau de 1685, donde el rey Luis XIV prohibió el protestantismo en toda Francia. Así entre doscientos mil a trescientos mil protestantes franceses emigraron a Alemania, Inglaterra, Holanda y Suiza. Este éxodo masivo de franceses fue doblemente clave en la Ilustración, ya que cualquier idea, trabajo o libro surgido en París (capital intelectual del mundo durante la Ilustración) era traducido rápidamente al inglés, holandés y alemán. Por otro lado también a la inversa, toda obra escrita en aquella época en Inglaterra sobre política o economía pasaba pronto a ser traducida al francés. Añadir que desde entonces la lengua francesa es conocida como la lengua de la diplomacia. Esa rapidez de traducción y comunicación favoreció una mezcla de culturas europeas más allá de la diplomacia y los comerciantes internacionales, pero favoreció una vanguardia cultural única a través de grandes pensadores (franceses, ingleses, alemanes, italianos, españoles, suizos... entre otros) comunes al intelecto europeo. Europa, antes y desde la Paz Romana fue un continente bélico y, con la era de los descubrimientos, además de bélico se hizo colonialista, la Ilustración no terminó con las guerras y las colonias europeas, pero hizo que Europa se mirara y cuestionara a si misma, reapareciendo los humanos libres y su democracia, beneficios que al final pudieron llegar a todos los continentes humanos.
Francia evolucionó en los siguientes años y ya no fue la misma que expulsó a los hugonotes. Al termino de la guerra de los Siete Años y después de firmarse la paz en París en 1763, el capitalismo, como liberalismo económico, cobró protagonismo fuera y dentro de los reinos centroeuropeos. Siendo un impulso nuevo para los adelantos tecnocientíficos que se producían. En esta ocasión el liberalismo económico vino acompañado de un naciente racionalismo pragmático, según el cuál toda verdad debe fundamentarse en sus efectos prácticos, incluido lo moral y lo religioso. Racionalismo de crudeza intrépida, como en las palabras de Rousseau: “Los que es útil al público no se introduce más que por la fuerza la mayor parte de las veces, ya que casi siempre tiene en contra los intereses particulares”.
Así el método científico racionalista y cartesiano producido en el siglo anterior, durante este XVIII, fue impregnando a los intelectuales de casi todas las naciones europeas. Y París se convirtió en la capital intelectual del mundo. Aparecieron los Salones bajo el reinado de Luis XVI, como el de madame Vigeé-Lebrun, espacios amplios y cómodos donde se trataba con honores y a veces gloria a los mejores escritores, pintores, filósofos y pensadores del mundo, fueran de la nacionalidad que fueran. Sólo en el barrio de Saint-Germain llegaron a habitar unos quince mil extranjeros burgueses y/o intelectuales. El caldo de cultivo de grandes ideas en todos los campos sociales, culturales, políticos e incluso artísticos habitaba en aquel barrio parisino.
Son curiosos estos focos del conocimiento lejos de los centros de estudios oficiales como las universidades. Eran Salones donde proliferaban las revistas y folletos políticos, acompañados de variadas ediciones clandestinas o secretas, con contenidos muy liberales y por supuesto censurada por la Iglesia Católica. Pero su circulación parisina era casi descarada, las ideas, los nuevos panfletos o libros corrían como la pólvora, propagándose a grandes lectores de los países vecinos. Así la Ilustración comenzó a entrar en Alemania con el nombre de “Auflärung” y en Italia como “Iluminismo”. Conocimientos nacientes donde siempre se aplicaban los principios de la investigación científica, criticando a las supersticiones y poniendo en juicio lógico a las costumbres del Antiguo Régimen.
Todo ello contagiando a la nueva economía capitalista que comenzó a basarse en la tecnología y sus nuevos inventos, iniciándose una carrera de patentes y marcas para la que no existió fronteras militares, tampoco para el nuevo conocimiento basado en la razón. La economía internacional sufrió un brusco cambio, nuevos actores entraron en acción y nuevas fortunas aparecieron de nuevos negocios. Ideas lógicas y nuevas que producían mucho dinero, que a veces las antiguas fortunas se resistían en invertir, pero que transformarían el modo de hacer economía internacional. Economía y conocimiento comenzaron a necesitar un marco mayor al nacional, pero no lo obtuvieron, ni siquiera cultural o imperial, así se hicieron cosmopolitas, pudiendo entrar en cualquier cultura o pueblo humano, y siglos después cubrieron a casi todo el planeta.
Desde entonces la investigación y la promoción de nuevos conocimientos son básicos para el desarrollo de la economía humana, nacional o internacional. De aquella boda entre economía y conocimiento tecno-científico nació una poderosa burguesía ilustrada que, junto a la expansión de los poderosos ejércitos europeos, se extendería a casi todo el mundo conocido. Y como casi siempre estaban en guerras estos ejércitos, arrastrarían a medio mundo a partir de entonces en sus guerras y alianzas. Como los nativos de América del Norte, aliados unos a franceses y otros a ingleses cuando guerreaban entre ellos.
También el militarismo renace o resurge en esta época final del XVII, desde entonces el militar “se hace, no nace”. Y en un mundo bélico anterior acostumbrado a mandos militares derivados de la nobleza comenzaron a nacer las Escuelas militares de la Ilustración. La hasta entonces nobleza adinerada y sus grandes corporaciones fueron aventajadas por la industria burguesa y muchos nobles pasaron abiertamente al liberalismo. Era la nueva y poderosa Industria económica que, además de desembocar pronto en la importante Revolución Industrial, comenzaba a traer algo nuevo y, en gran medida, inesperado, el proletariado industrial, que tantas revoluciones habría de protagonizar o co-protagonizar en los siguientes siglos XIX y XX. Ante este panorama una ola de optimismo recorrió Europa que intelectualmente fundamentó su filosofía de la Ilustración. Hasta la moda cambió, se dejó de tomar las espadas como elemento de vestir y comenzaron a usarse los bastones (en Gran Bretaña, bastón-paraguas). Reyes, nobles, alcaldes, señores, todos dejan de salir con espadas a la calle o en actos públicos y comenzaron a usar el bastón, moda que también nace de los nuevos burgueses.
En 1762 Rousseau escribió su obra más conocida, "El contrato social", con la que dotó, sin él saberlo, de un cuerpo teórico a la futura Revolución Francesa. Esta obra consta de cuatro libros y se fundamenta en la tesis de que todos los hombres nacen iguales y aparece claramente el concepto de voluntad general para fundamentar el pacto social: "Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, recibiendo a cada miembro como parte indivisible del todo". Establece tres libertades en el hombre: la natural, la civil y la moral, excluyendo a la fuerza como fuente de derecho. Todos los hombres de un mismo Pueblo al ejercer sus voluntades políticas forman la voluntad general, fuente de la soberanía, inalineable e indivisible; es "la voluntad constante de todos los miembros del Estado". El contrato social no es un libro perfecto, pero abriría conceptos y puentes fundamentales hacia el liberalismo democrático e, incluso, para el socialismo democrático.
En 1776, Adam Smith escribió “Investigaciones sobre la naturaleza y las causas de las riquezas de las naciones” que fue la guía “oficial” entre los burgueses durante un siglo. Pero el liberalismo coincidía con el mercantilismo en reducir los salarios al mínimo vital. La riqueza económica no aumentaba para todos y se concentraba en unos pocos, provocando crisis, revoluciones y guerras posteriormente. Desde entonces la Historia subrayó que “países ricos” no suele significar que la mayoría de sus habitantes sean ricos. En aquella época floreciente la nueva forma económica burguesa revolucionaba la sociedad y las modas. Además el conocimiento o pensamiento no se liberalizó sólo para la economía, también para la política. Respecto a los escritores/pensadores del siglo XVIII europeo se pueden distinguir a los ingleses como artífices del nuevo Estado liberal en su área económica y a los escritores franceses destacando en el diseño de la estructura política del Estado (existiendo importantes excepciones, por supuesto).
Muchos historiadores comienzan este relato ilustrado a través de una gran obra literaria, “La Enciclopedia, o diccionario razonado de las ciencias, artes y oficios”. Y como su propio nombre indica es un compendio de diecisiete volúmenes de escritores ilustrados, abarcando varias áreas sociales donde destacar su valor político e importantes innovaciones que teorizaban y conceptuaban nuevos valores éticos. Dirigida por el filósofo Diderot (1713-1784) y el matemático D’alembert (1717-1783). Un detallo muy ilustrativo de este diccionario razonado es que su sumario se formaba en Memoria, Razón e Imaginación.
El primer ejemplar vio la luz pública en 1751 y se armó un revuelo entre los más conservadores. Obviamente la colección fue prohibida por el Vaticano (Estado-Dios) en su famoso “Índice de libros prohibidos”. Y el Estado/Fiel francés, aún siendo París la capital intelectual del mundo, tuvo que prohibir el libro ese mismo año. Afortunadamente prosiguió de forma semiclandestina y entre los salones parisinos hasta los diecisietes volúmenes que finalizaron en 1772. La Humanidad mostró experiencia antigua en ciudadanía política (griega) y jurídica (romana), con esta modernidad y contemporaneidad venideras en la Historia y donde ambas serían traducidas en democracia participativa, más propia de la acción republicana, y democrática representativa, de la acción liberal.
Es curioso observar la historia desde este 2012 y ver al liberalismo como algo revolucionario que iba a retomar la democracia después de miles de años, desde la Antigüedad. Por supuesto para la Iglesia, ya dividida, así más concretamente para el catolicismo, era pecado:
Así asistiremos al gran cambio histórico propiciado por tres grandes revoluciones consecutivas que representaron las semillas de libertades democráticas que habrían de extenderse por medio mundo. Las tres revoluciones basadas en tres grandes textos, son los siguientes:
Declaración de Independencia de Estados Unidos, de 1776 (inglés).
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, de 1789 (francés).
Constitución Española de las Cortes de Cádiz, de 1812 (español).
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Capítulo anterior, XIV, la Revolución Inglesa:
Voy a dejarte mi comentario pues te lo mereces pues has hecho un resumen bastante currado, soy amante de la historia pero tampoco es que una buena conocedora de ella(SOY DE CIENCIAS) encima tuve unprofe famoso él que para hacerla mas amena solo nos contaba cotilleos,esos sí me los se casi todos. De la enciclopedia ya sé mas y sobre de dÀLAMBERT que tiene un tratado de dinámica que lleva su nombre que ampió la ley de la acción y la reacción a los cuerpos que se mueven libremente y.. muchas cosas más como derivadas , integrales fluidos, astronomía etc vaya que era un genio. Hoy ya sé un poco más. Gracias
ResponderEliminarGracias anajmvv. Si, la Ilustración supuso un tremendo impulso científico en comparación con los siglos, incluso milenio, anterior. Pienso que tiene que ver con la Iglesia Cristiana, antes de su división, o de la Iglesia Católica, después de su división. Pocas instituciones han sido tan incultas científicamente como la Iglesia, que fácilmente asociaba estos nuevos descubrimientos o inventos al diablo, y hay multitud de ejemplos de doctores o científicos amenazados, incluso ajusticiados por la Santa Inquisición. Pero creo observar que antes de la Ilustración estos inventos poco influían en la economía, y fue precisamente cuando empezaron a influir en ella que los nuevos inventos superaron los obstáculos de la Iglesia. Y de ahí ya se aceleraron hacia la 1ª Revolución Industrial. La nueva clase media surgida de la Ilustración fue clave en ello como motor económico superando con creces a la aristocracia absolutista. Así podría entenderse que para derrotar a la Iglesia como freno científico (y económico) tuvo antes que derrotarla políticamente, sobre todo en su apoyo al Absolutismo. Y así fue afortunadamente.
ResponderEliminar;-)
...traigo
Eliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
EL ALBUMCITO HABLADOR
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE SIÉNTEME DE CRIADAS Y SEÑORAS, FLOR DE PASCUA ENEMIGOS PUBLICOS HÁLITO DESAYUNO CON DIAMANTES TIFÓN PULP FICTION, ESTALLIDO MAMMA MIA, TOQUE DE CANELA, STAR WARS,
José
Ramón...
Me inreresa especialmente el periodo de ''La ilustración'' más que por el cambio de régimen que supuso, que ya me parece importante, por haberse basado en el ''conocimiento''.
ResponderEliminarTal vez ahora necesitemos una nueva generación de políticos que se preocupen de fomentar este, y no únicamente de fomentar la tecnología.
Menospreciar o reducir las carreras de letras, creo, es un gran error.
Me gusta como te lo curras.