miércoles, 15 de enero de 2014

Arreglar el Sistema


Democratización de la indignación pública

Aceptando la realidad que me presenta Vicenç Navarro en su artículo “Una de las mil razones para estar indignados” http://www.vnavarro.org/?p=10307 he de decir que para mí es un orgullo que este artículo que escribo “no se publicará en ninguno de los cinco rotativos más importantes del país”. Señal que no ha pasado los filtros de control de los interesados en esta injusticia social, o como señala Navarro en el mismo artículo: “la banca tiene un enorme poder sobre el BCE, sobre las instituciones que gobiernan la Eurozona, sobre el gobierno español y, no lo olvide, sobre los medios de información y persuasión“. Mis letras no sirven a la banca, ni al precio tan elevado por sus inmensas ganancias: la injusticia social y la pobreza indigna de millones de mis conciudadanos. En palabras del propio Navarro: “El gobierno Rajoy está recortando y desmantelando el Estado del Bienestar de España”. Se está procediendo a crear un “infierno social” de por vida para muchos millones de conciudadanos nuestros. No podemos permanecer impasibles, ni físicamente (votos, manifestaciones de protesta, asambleas...), ni mentalmente (método, discurso, enciclopedia...), No debemos permanecer impasibles e indiferentes aquellos que necesitamos contribuir a la justicia social, y por extensión, a la justicia económica, a la justicia política y, cómo no, a la propia justicia.


Si el Sistema permite la injusticia social: hay que arreglar el Sistema. Tremenda lógica, y además histórica. Por eso sabemos cómo se arregla. Según la Historia hay dos maneras principales:

Arreglar el Sistema desde dentro.
Arreglar al Sistema desde fuera.

La primera manera es plenamente legal. Además todos estamos dentro, en el Censo Electoral Soberano, más concretamente en sus votos emitidos y escrutados, porque son pilares del Sistema. La ciudadanía y sus votos es el pilar más fuerte de la Democracia. El problema es que hay algo más poderoso que los votos y que suele pasar desapercibido: “aquello o aquellos que proponen las opciones de voto”. Pongamos un ejemplo claro y contundente: Si me dan a elegir presidente entre cuarenta ladrones: mi voto no vale nada, porque si votara: votaría a un ladrón, y si no voto: también saldría un ladrón como presidente. Por lo tanto de nada nos servirá el voto si las opciones no están a la altura suficiente. Lógicamente esto indica que debemos participar también en ofrecernos las opciones, para después votarlas. Así podemos garantizar un gobierno democrático que sepa traducir la voluntad general de su ciudadanía, el Sistema adecuado o arreglado.

Estamos en una democracia representativa, mejor dicho, en el Paraíso de los Representantes. Han radicalizado la democracia representativa, aquí sólo se vota una vez cada cuatro años para elegir representantes entre los “adecuadamente” propuestos (con grandes sumas de dinero financiando las campañas electorales); y ya no se vota más hasta dentro de cuatro años y para lo mismo, punto y final. Se acabó la democracia de los votos y comienza la política de los votados bajo la marca “democracia”. Es como la “happy hour” pero que dura cuatro años... ¡qué digo “happy hour”!, ¡barra libre durante cuatro años!. Sobre todo si como ahora el gobierno central tiene mayoría absoluta, es decir, control del Legislativo y de la mayor parte del Judicial (incluidas fiscalías, obviamente). Si además este partido del gobierno, el PP, es nido de numerosos corruptos asociados con empresarios millonarios (sólo algunos en prisión). Y donde en su propia tesorería (su tesorero más emblemático en prisión) se ha repartido sobresueldos, organizadamente, con dinero en B procedente de empresas que buscaban favores políticos. Si además juntamos una leyes tremendamente injustas junto a unas medidas sociales excesivamente severas nos aparecen gente sin alma política e indiferentes a la dignidad social.

Ante esta situación extrema, de indignidad para la inmensa mayoría y de pobreza severa para millones de españoles, aparece la segunda posibilidad de arreglar al Sistema: “Cambiar el Sistema desde fuera”, la revolución. Ante esta palabra o concepto solemos acudir como demócratas e imaginamos a una inmensa manifestación de ciudadanos en el centro de una capital pidiendo la dimisión del gobierno o incluso constituyentes nuevas. Después también el concepto acepta la violencia, y ahí está la historia para demostrarlo y hablarnos de las revoluciones políticas más famosas. Donde por cierto, el poder caía con frecuencia en las manos más crueles, apareciendo una violencia innecesaria que a su vez demandaba más justicia. Y así estos crueles se hacían jueces, pero al tiempo caían como condenados, apareciendo la justicia como venganza. En consecuencia, como demócrata, sólo tomaría las armas ante el fin violento de la democracia y con las ideas claras y los compañeros fieles a la democracia y su justicia. Creo que nunca me aliaría a radicales anti democráticos de un signo para vencer a los radicales anti democráticos del signo contrario. La violencia como demócrata la aceptaría como última opción, agotando la primera posibilidad: “Arreglar el Sistema desde dentro”, es decir, hasta que ya no se pueda arreglar al Sistema desde dentro y sea ya un Sistema o Régimen plenamente dictador al servicio de una persona y su entorno.

En paz, más concretamente en paz “exigente” (con manifestaciones de protesta) debemos además acceder al poder que ofrece las opciones al voto ciudadano. Como en este caso padecemos una democracia representativa radical, donde sólo podemos votar a representantes, debidamente divididos, organizados y clasificados en partidos políticos, con estatutos, programas electorales y, lo más importante, personas (no en vano votamos a listas cerradas). Eso es lo que nos ofrecen, personas debidamente separadas en listas cerradas. El voto, aquello que introducimos en la urna, es literalmente una lista cerrada de nombres de políticos. Así que lo primero que necesitamos para arreglar al Sistema desde dentro son las personas. Necesitamos poder votar una lista de personas que abran las obras para arreglar el Sistema. Luego o por lo tanto requerimos un partido político afín, o varios (en plural también es válido porque después varios partidos pueden pactar y repartirse las tareas de arreglar el Sistema).

Querer llevar a la práctica esta clara teoría en las últimas décadas del siglo pasado era una utopía. Porque difundir un programa electoral capaz de arreglar el Sistema a nivel nacional (en definitiva una campaña electoral para las elecciones generales) costaba mucho dinero. Ahora, gracias a los adelantos tecnológicos como internet y sus redes sociales, ya no cuesta tanto dinero, cada vez es menos utopía, una realidad a nuestro alcance. Arreglar al Sistema desde dentro cada vez es menos difícil para los ciudadanos dignos, más concretamente, para los que exigen una mínima pero suficiente dignidad social para todos los españoles. Aún así es difícil porque, como sabemos, grandes mentirosos pueden entrar en juego, como sabemos, el poder tentará con fáciles pero suculentos actos corruptos a todo el que llegue a él, como sabemos, las ideologías pueden ser utilizadas como meros disfraces para ocultar enriquecimiento privado, como sabemos, existen los trolls del insulto y los mercenarios de la presunta lógica, intentando enfrentar a unos contra otros.

Así, intentando destacar lo positivo, esta Estafa/Crisis, esta tremenda pobreza para muchos y disminución de ingresos para la mayoría absoluta, al menos nos proporciona madurez ciudadana ante nuevos medios tecnológicos. Debemos saber utilizarlos, salvar sus trampas, para poder crear y votar a uno o varios partidos políticos con listados de personas capaces de arreglar el Sistema con un claro y lógico plan o programa previamente presentado como opción de voto y votado. Este es un post simple y contundente, pero también un manifiesto incompleto, porque ahora termina sin presentar ningún partido político nuevo o sin pedir voto para algún partido político. El fin, para terminar, es ofrecer posibilidad, ánimo o motivación a aquellos ciudadanos que quieren arreglar el Sistema y saben cómo hacerlo para abrir la puerta democrática de la Participación a todos los ciudadanos para que arreglemos y tengamos el verdadero Sistema que honre fielmente a quienes somos como país y soberanía democrática, ni más, ni menos.

Gracias.


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