Libro
“El Partido Ideal”
(escrito
y publicado en mayo de 2011)
Para
el Blog “El Albumcito Hablador”
Post
V: Las Democracias de los Conocimientos
"Agotad
todas las combinaciones posibles para asegurar la libertad, si no
contienen un medio de ilustrar a la masa de los ciudadanos, todos
vuestros esfuerzos serán en vano". Condorcet.
Una
pregunta queda pendiente desde la democracia de Opinión y de
Participación: ¿el conocimiento público y especializado que
posee todo individuo o ciudadano, potencialmente afiliado a un
partido ideal, forma parte de la personalidad colectiva de dicho
partido?. Y también: ¿es “opinable” el conocimiento?.
Porque la personalidad colectiva de un partido ideal, en su libertad
interna, implica también todo lo conocido por sus afiliados
(conocimiento público o en relación a lo público, se entiende),
sean universitarios, académicos, científicos, ingenieros o
mecánicos, arquitectos o albañiles. Habría que accionar democracia
(de opinión especializada) en el conocimiento público que posee
España... Bueno, esto sería una labor mucho más allá de construir
un Partido Ideal, aunque precisamente sería dicho partido el titular
ideal para realizarla si llegase a formar mayoría absoluta en el
Parlamento. En cualquier caso habría que accionar democracia entre
las opiniones especializadas de los afiliados del Partido Ideal. En
todos los campos o disciplinas del conocimiento público y
profesiones involucradas en la generalidad que necesitamos o
demandamos como conocimiento colectivo. Por lo que no sólo
precisamos conocimiento, también su oportuna clasificación en
cursos o cauces democráticos.
Todos
los ciudadanos tenemos calidades débiles en el amplio y
variado mundo del conocimiento que pueden ser cubiertas o entendidas
con la colaboración democrática de otros ciudadanos donde esos
puntos débiles son calidades fuertes. Todos los
ciudadanos tenemos también calidades fuertes en algún conocimiento
o tema especialista y nuestra colaboración o buen curso democrático
y adecuado en ello cubriría las débiles calidades que otros
ciudadanos padecen al respecto. Podemos otorgar un encuadre adecuado
a la sociedad basado en principios democráticos que cubran las
opiniones especializadas de los mundos académicos y públicos. Así,
diseñar y poner en funcionamiento mecanismos democráticos donde
pueda discurrir y expresarse ordenadamente las distintas y variadas
opiniones especializadas completa al Partido Ideal y le otorgaría
una cordura lejos de las manipulaciones disfrazadas. Para ello
necesitamos la solidaridad ciudadana, democrática, específica e
internamente general de los principales grupos disciplinados o
académicos de las ciencias y de los colectivos profesionales
especializados e involucrados en los graves problemas de España o de
la comunidad ciudadana a tratar.
Este
complemento fundamental del Partido Ideal será llamado “Democracia
de los Conocimientos Públicos”, en este caso de la
sociedad pública formada internamente en el Partido Ideal. Su
principio ético es muy claro, no hay Academia (con Jerarquía) en la
opinión del conocimiento. Doctores, profesores y estudiantes de un
curso elevado poseen niveles de conocimientos que la mayoría
ciudadana no posee, y no sólo en las Academias, también fuera de
ellas. Por lo tanto aplicar democracias de opinión y de
participación a cada uno de los campos del conocimiento es bueno
intentarlo, experimentarlo. Estos futuros escrutinios pueden ofrecer
mucha cordura a la Opinión Pública (en este caso la opinión podría
mostrarse como “conocimiento moral”). Buen
equilibrio y armonía ofrecen estas prácticas democráticas
derivadas o cursadas por los campos del conocimiento (aquí podría
la opinión observarse como “conocimiento científico y/o
profesional”). Por supuesto el “conocimiento moral” y el
“conocimiento científico/profesional” sólo es teoría, en la
práctica habría opiniones científicas y opiniones morales, o
incluso puramente éticas, tanto en la opinión participativa como en
las especializadas.
Es
importante matizar que suele llamarse “democratización del
conocimiento o del saber” a tratar de hacer el conocimiento más
popular o cercano a los ciudadanos con estudios básicos, sobre todo
desde las disciplinas llamadas académicas o universitarias, no
planteándose el término como ejercicio de voto, sino como sinónimo
de hacerlo “más popular”. Es “democratización” por hacer
algo comprensible o atrayente a la mayoría ciudadana, popularidad
que no implica métodos democráticos de consultas o votaciones. Sin
embargo y como diferencia sustancial las Democracias de los
Conocimientos que se presentan cumplen ambas funciones: llevar más
conocimiento a los ciudadanos, por un lado, y por otro el
fundamental: ejercer un tratamiento de consultas democráticas entre
las opiniones de todas las especialidades del saber público. Así el
ciudadano ideal se convierte en un investigador de la Identidad
Colectiva del Partido Ideal, un rastreador de todas sus
inteligencias potenciales. Debemos o podemos saber que la masa
ciudadana en libertad es capaz de pensar, ser consciente y expresarse
democrática y participativamente, porque en esta masa vamos
todos los ciudadanos de todos los campos y disciplinas del
conocimiento.
Con
la identidad colectiva, o esta tesis democrática hacia el carisma
colectivo de un Partido ideal y de su mente racional, las
minorías resultantes serían esenciales, aunque se contradijeran,
porque siempre tendríamos la mayoría para apelar a la cordura
mediadora. Cualquier ideal o idea puede contar con la aprobación de
un sector amplio de afiliados y, en cambio, ser rechazado por otros,
es lo normal, no lo extraño. El carisma del Partido Ideal estaría
estrechamente relacionado con dos factores democráticos que a su vez
son los que confieren un amplio espectro de afiliados o votantes.
Porque en el caso de estas democracias no vinculantes a poderes
públicos (sí al gobierno interno del Partido ideal), pero
preceptivas en conciencia, el escrutinio exacto de la opinión
general (primer factor o democracia participativa) y de las
opiniones especializadas (segundo factor o democracias de los
conocimientos) ofrecería una personalidad colectiva con carisma
propio a los movimientos y pensamientos sociales de cualquier
comunidad ciudadana.
Así
otra ideal cita de Condorcet: "Difundiendo las luces entre el
pueblo es como se puede impedir que sus movimientos se vuelvan
peligrosos; y hasta el momento en que pueda ser ilustrado, es un
deber para aquellos que han recibido una razón fuerte y un alma
valiente defenderlo de la ilusión y mostrarle las trampas en las que
sin cesar lo envuelve su crédula simplicidad" (obra citada,
p. 210). Queremos o necesitamos razones fuertes y almas valientes
para el marco general del Partido Ideal y ello implica a muchos
académicos, profesores de universidad y estudiantes universitarios,
incluidos también todos aquellos profesionales y especialistas cuyas
profesiones y sindicatos tengan gran peso en la sociedad pública y
ciudadana.
CÓMO,
MEDIANTE VOTO, ASOCIAR SABIAMENTE A INDIGNADOS LIBRES,
LAS
DEMOPISTEMES
El
método democrático puede ser educativo, cultural, ciudadano,
privado, público, empresarial, intelectual, científico, económico,
moral, etc. Es más, el método democrático potencialmente siempre
ha sido una poderosa herramienta para el conocimiento de cualquier
comunidad y sus grupos plurales y diversos, un bien público para la
diversidad civil y sus asociaciones legales. Cuanto más y mejor
democracia se utilice en los diversos campos de los conocimientos
públicos más civilizada la sociedad en general resultará. Y como
cada ciudadano goza de conocimientos especializados y padece de
ignorancias especializadas, si todas las disciplinas de los
conocimientos públicos celebraran consultas democráticas entre sus
profesionales o especialistas, más cercanas a la ciudadanía
quedarían todas las especialidades del conocimiento humano. Es la
lógica democrática al servicio de una mentalidad general y pública
que quiera ser cuerda, excavar buenos cauces
democráticos por todos los campos del saber humano. Sin olvidar que
la opinión o voto general siempre sería un referente, un núcleo de
órbita, para mantener unidos a todos los campos del conocimiento y
no se separen excesivamente unos de otros y de la generalidad.
George
Bernard Shaw dijo: “Si tú tienes una manzana y yo tengo una
manzana e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo
seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo
tengo una idea y las intercambiamos, entonces ambos tendremos dos
ideas”. Esta cita sirve para explicar la diferencia entre el
test de inteligencia o de personalidad que utilizan los psicólogos y
la personalidad colectiva a la que se llega con las democracias de
las opiniones participativas y de los conocimientos especializados.
Porque si cien personas son sometidas a un test de conocimiento
geográfico y sólo una sabe que las islas Baleares están en el mar
Mediterráneo, los resultados dirían que sólo el 1% supo la
respuesta, pero con la democracia de los conocimientos, utilizando el
mismo test o mismo resultado: se diría o podría decir que el
colectivo consultado sabía la respuesta. Sabiendo unos de nosotros
la respuesta: la sabemos todos. Cuando Newton supo de la ley de la
gravedad al poco tiempo todos los que amaban a la ciencia lo supieron
o pudieron saber. Es decir, estas innovadoras democracias que
utilizan los cuestionarios o tests como cuadernos de votos no valoran
a los individuos, sino a los colectivos. No son para dividir y
clasificar a los individuos en grupos menores, sino para unificarlos
en un Partido Ideal con personalidad y conocimientos comunes. Un
individuo puede hacer un test de preguntas a otro individuo, pero a
la mente colectiva del Partido Ideal nadie le puede hacer un test,
sería un auto test. Diferencia fundamental, el Partido Ideal no es
un tercero, es la primera persona del plural cuando de mentes libres
y afiliadas políticamente tratamos.
Hoy
en día el conocimiento público es diversidad, demasiada diversidad
para una sola mente individual o ciudadana, por ello el conocimiento
general se encuentra “atesorado” o dividido entre muchas
individualidades de grupos menores o minoritarios, con instituciones
públicas, o mixtas, gobernadas por el Bipartidismo o por las
empresas con afanes de lucro. Esa división sería desastrosa y un
caos si no existiera la ciudadanía y su interés general que actúa
como acervo común del conocimiento público en libre circulación,
ahora reforzado con el mundo on line donde la información y
los conocimientos circulan libremente. Así la ciudadanía no sólo
es la suma o acopio de todos los conocimientos, también es la que
proyecta y ofrece evolución o dirección civilizada a todos los
conocimientos, sus disciplinas y especializaciones. La sabiduría
general de una ciudadanía es el conjunto o suma de todos los
sectores públicos del conocimiento, que son muchos, cada vez más.
Existen
los conocimientos temáticos (y los multi-temáticos, poli-temáticos
o inter-disciplinares), por lo tanto existen los conocedores
temáticos (y los poli-temáticos). Son los individuos o ciudadanos
en cuyas mentes residen las interpretaciones más conscientes,
informadas o expertas ante las cuestiones temáticas o especializadas
de importancia colectiva o pública. Conseguir la calidad necesaria
para nuestro conocimiento general y colectivo implica acceder
democráticamente a todos los sectores del conocimiento y lo
necesitamos para que abran sus datos temáticos al interés general.
Por ello los Estatutos proponen consultas democráticas a los
diferentes campos y grupos entre los afiliados al Partido ideal y del
conocimiento público como mecánica fundamental, como muestra el
siguiente artículo propuesto en los Estatutos Ideales (hipotético
ejemplo)
Artículo
18
18.1:
Los Consejos Ideales Especializados serán los órganos oficiales de
la Asociación para mostrar al Partido Ideal las informaciones
especializadas e importantes para la Sociedad. Estarán facultados
para convocar consultas democráticas entre las diferentes
especialidades del conocimiento del ciudadano afiliado; utilizando
como soporte las Urnas Especializadas de las Mesas de Votaciones y
los cuadernos CIT, sus Escrutinios Temáticos serán ofrecidos
universalmente para mejorar el Conocimiento Público.
18.2:
Los Consejeros Ideales serán elegidos democráticamente por el
Partido Ideal, no por sus respectivas especializaciones, sino por
votación general de la ciudadanía afiliada sin ningún tipo de
restricción. Los Consejeros Ideales serán representantes del
Partido Ideal en las diferentes áreas del conocimiento que el mismo
establezca. En todo caso el interés general predominará ante el
interés especializado, que también habrá de existir y manifestarse
democráticamente.
18.3:
Cada Consejo Ideal Especializado podrá desarrollar labores propias
de Parlamento Especializado de la Ciudadanía afiliada al Partido
ideal y gozarán de la autonomía necesaria para este objetivo. El
voto especializado no supondrá ni originará ningún tipo de
discriminación más allá de la selección del voto de conocimiento
que casi todos los afiliados llevan en sus mentes.
18.4:
La Comisión Permanente podrá proponer en el cuaderno de voto CIP, a
los afiliados en general, la fusión o división de los Consejos
Ideales Especializados, al igual que la creación de otros nuevos;
dicha Asamblea o Sesión General del Partido Ideal será la única
facultada para dicha labor.
Es
importante matizar que las democracias de los conocimientos públicos
no debería entenderse como patrimonio exclusivo de lo que llamamos
Ciencia (tanto en su modo académico o de sistema educativo, como en
el experimental o de aplicación profesional o empresarial). Es más,
el patrimonio exclusivo del conocimiento público corresponde a la
ciudadanía general y, a partir de ella, a los grupos o conjuntos de
conocedores temáticos. Cuanto más avanzan los conocimientos más
avanzan los no-conocimientos. Como pensó Benjamín Constant
(1767-1830): “La cultura y el pensamiento ensanchan nuestra zona
de luz, cierto; lo que no suele añadirse es que ensanchan también
proporcionalmente, nuestra zona de sombra”. Por ello cuanto más
sepan los conocedores: menos sabrán los desconocedores. La distancia
crece precipitosamente. Y atención, no hablamos sólo de dos grupos,
hablamos de docenas de grupos o cientos de subgrupos diversos.
Tampoco hablamos de individuos, hablamos de los conocimientos y
desconocimientos dentro de los individuos.
Los
conocimientos especializados públicos forman un concepto más
profundo que la propia individualidad, no puede definirse sólo con
ella. Los conocedores temáticos no son exactamente individuos, son
conocimientos temáticos almacenados, interpretados o emitidos desde
los individuos. Una misma persona puede ser conocedora temática ante
algunos sectores o cuestiones especializadas y, al mismo tiempo,
desconocedora ante otras. Por lo tanto existen conocimientos y
desconocimientos dentro de una misma individualidad. Una misma mente
individual puede ser señalada como conocimiento especializado y, al
mismo tiempo, como ignorancia “especializada”. Por ello más que
afiliados o ciudadanos especializados en algún campo del
conocimiento (o en varios), debemos interpretarlo como especialidades
del saber dentro del ciudadano.
Siendo
así en la época actual y en la búsqueda del conocimiento de la
ciudadanía general a través de un Partido Ideal: no deberíamos
pretender dividir e individualizar a la “masa” y a “las
minorías selectas”, aunque fuera o pareciera correcto hace 90
años. Durante la tremenda aceleración y ramificación que en el
último siglo ha experimentado el conocimiento público puede decirse
que ya no hay “masa” de individualidades, hay “masas-temáticas”
entre todas las individualidades ciudadanas, donde cohabitan
cívicamente con las “minorías de calidad”, o
“masas-especializadas”, si se prefiere. En la desequilibrada
cultura planetaria que se extiende en este siglo XXI es usual
encontrar ciudadanos que son “masa” y “minoría selecta” al
mismo tiempo (y lo mejor: lo sabemos). Cualquiera de nosotros puede
ser una completa “masa” en matemáticas, música, química,
física y, sin embargo, en nuestra profesión y vocaciones podríamos
ser o estar entre las minorías selectas de dichos conocimientos.
Tenemos que ser capaces de acceder democrática y públicamente a las
“minorías selectas” o minorías de calidad ubicadas en los
diversos sectores mentales de la sabiduría ciudadana.
La
Psicología social es extensa y diversa en afirmaciones. Recordemos
al psicólogo Gustave Le Bon (1841-1931) que afirmó: “los
grupos son intelectualmente inferiores a los individuos”. Tenía
razón. El grupo (incluida una hipotética comunidad de
intelectuales) cuando es DIRIGIDO hace posible que sea manipulable
por el líder y sus cargos cercanos. Así el grupo es parecido a
alguien que quiere decir mucho y le faltase voz para ello; voces como
las que pueden producir las democracias de Participación General y
de los Conocimientos Públicos. Por ello actualmente a la afirmación
científica del ciudadano Le Bon habría que colocar una excepción o
progreso: “Los grupos SIN MECANISMOS DE CONSULTAS DEMOCRÁTICAS
SOBRE LAS OPINIONES GENERALES Y LOS CONOCIMIENTOS ESPECIALIZADOS, son
intelectualmente inferiores al individuo”. Aquello que mi
grupo, con inteligencia democrática, sabe: lo sé yo o estoy en
disposición de saberlo, mi grupo sabe más que yo. Los tiempos
cambian.
Los
escrutinios temáticos pueden producirse fácil y recomendablemente
para la vida pública. El conocimiento y la publicación de los datos
de estos escrutinios pueden formar una ciudadanía más equilibrada
y sabia, no sólo un Partido Ideal inteligente. Podemos ofrecernos
las diversidades del saber, incluidas las de alto conocimiento,
sentarnos en un foro común y en igualdad de derechos y votos
democráticos. Y lo más importante, podremos eliminar fácilmente
nuestras agnosias (ignorancias y/o desconocimientos), generales e
individuales; pues tendremos a mano resultados de escrutinios
especializados en los campos importantes consultados, mostrándose
con palabras generales hasta las vanguardias evolutivas de todos los
campos del saber público que entenderemos más y mejor.
El
propósito es construir con resortes o conocimiento democrático un
nivel general más elevado para los afiliados al Partido Ideal.
Porque si el tratamiento democrático de los conocimientos de todos
los especialistas del saber público, afiliados al Partido Ideal, no
pudiera descubrir, al menos teóricamente, las soluciones a los
problemas públicos generados por nosotros o por otros, se podría
asegurar que nuestro futuro común es muy pesimista. Necesitamos
acciones responsables ante urnas del Partido ideal, con votos
generales de participación y votos especializados en los
conocimientos públicos. Encontrar esta perspectiva general, junto a
la personalidad colectiva que ello conlleva, requiere la estrategia
de una ciudadanía inteligente cursando un Partido Ideal. Donde el
ciudadano conecte con la opinión pública y los análisis académicos
sean formalizados en orden democrático hacia la expresión
colectiva.
EL
PARTIDO IDEAL EN ESPAÑA, POSIBLE Y RECOMENDABLE
La
ética democrática del Pueblo (en este caso de un partido político
ideal) puede llevar a su conciencia colectiva, obviamente con
lenguaje del Pueblo, donde toda profundidad académica o disciplinar
del conocimiento tenga agarre. Toda disciplina del conocimiento
público es parte del conocimiento general, no son dos sujetos, es
uno con muchas extensiones. Las disciplinas del conocimiento no
existen para alejarse de la sabia generalidad, ni para despreciarla,
manipularla o explotarla. El Partido Ideal, o la búsqueda de la
mejor mente colectiva para cualquier comunidad, no tiene Academia. Al
menos el ciudadano ideal nace del pensamiento ciudadano, no de
la filosofía, no de la política, no de la sociología, no de la
economía, no de la religión, no del ateísmo, nace de la
ciudadanía, así de simple, y si queremos ser más concretos, en
este caso nace del Movimiento 15 de Mayo y de ese espíritu,
sentimiento o cualidad colectiva que apareció ese día. Y dentro de
él también del corazón o del deseo ciudadano hacia un país y un
mundo mejor. Todas las disciplinas del conocimiento son necesitadas,
por supuesto, pero un partido ideal no se origina en ninguna de
ellas. Aquí, en el origen, no hay maestros, sólo pensadores
autodidactas dispuestos a compartir y mejorar.
La
teoría es inapelable baja las luces del razonamiento democrático y
la práctica es muy posible, pues no necesitamos la colaboración de
las universidades públicas y de sindicatos o colegios profesionales,
aunque con sus apoyos sería más fácil. Pero, obvia y realmente, es
en universidades, sindicatos y colegios profesionales donde se
encuentran las piezas fundamentales de la Democracia del
Conocimiento, aún siendo difícil conseguirla ahí. Porque son
organismos jerarquizados, divididos en geografías y contenidos, y
muchas veces separados por posturas o escuelas de diferentes
tendencias académicas o empresas económicas, e incluso hacia
partidismos políticos o Bipartidismo. De alguna manera los
trabajadores académicos, sean profesores, doctores, rectores, etc,
están “reciclándose” hacia una nueva época en la evolución de
la educación pública dentro de los Estados democráticos. Enseñar
públicamente, por fin, se está convirtiendo también en aprender.
Erich Fromm nos dice en su libro ya citado: “A pesar de haber
alcanzado este grado de democracia (que, sin embargo, estamos aún
muy lejos de haber puesto en práctica de manera completa), debe
reconocerse que el mismo no es todavía suficiente. El progreso de la
democracia consiste en acrecentar realmente la libertad, iniciativa y
espontaneidad del individuo, no sólo en determinadas cuestiones
privadas y espirituales, sino esencialmente en la actividad
fundamental de la existencia humana: su trabajo”.
Un
aspecto importante de las Demopistemes (conocimientos del
pueblo) dentro de un partido ideal es su posible asociación al
debate especializado (incluso dejando espacio al no especializado),
ya que antes y después de cada consulta democrática y su escrutinio
surgirían debates interesantes. Al respecto unas palabras de Amartya
Sen: "De hecho, la participación pública en estos debates
valorativos –explícita o implícitamente- constituye una parte
fundamental del ejercicio de la democracia y de la elección social
responsable. En cuestiones de valoraciones públicas, no hay manera
de evitar la necesidad de someter las valoraciones a un debate
público. El trabajo de la valoración pública no puede sustituirse
por un ingenioso e inteligente supuesto. Algunos supuestos que
parecen funcionar sin problemas y de una manera fluida funcionan
ocultando las ponderaciones y los valores elegidos con refinada
opacidad. (...) El debate público y la participación social son,
pues, fundamentales para la elaboración de la política económica y
social en un sistema democrático. En un enfoque basado en la
libertad, la libertad de participación no puede ser sino fundamental
en el análisis de la política económica y social.”
(“Desarrollo como Libertad”, Madrid, Editorial Planeta, 2000,
pag. 140-141)
Si el conocimiento se divide, profundiza o eleva en
nuevos caminos especializados, no nos queda otra que profundizar y
elevar la democracia hasta especializarla a la par, y así no perder
las calidades de nuestra libertad democrática en todos los campos
del conocimiento. Recurriendo a palabras clásicas y griegas, la
Anthropos Psyché (la Mente/Alma del Hombre) requiere el Nous
(el Intelecto) y para ello convoca a la Ciudadanía. Es el intelecto
colectivo, en este caso español y ojalá europeo, que, necesitando
de la mecánica democrática, tal como se origina y fundamenta en la
Psyché: hereda las mismas categorías de ella. Un paso
evolutivo y lógico queda ante nosotros los ciudadanos españoles,
más concretaente ante los indignados del Movimiento 15 de Mayo. Y
mejor llegar organizados que no empujados, mejor invitados por el
sentimiento razonado hacia la asociación política que obligados por
una lógica tremenda y deshumanizada que nos pille divididos y
desperdigados. No es origen de los problemas sociales no saberlo
todo, sino qué hacemos con lo que sabemos, cómo nos organizamos los
que sabemos y además queremos.
Por
ello, desde todos las diversidades ciudadanas, por muy heterogéneas
que sean las raíces de nuestros pensamientos y creencias, podemos
reunimos teóricamente todos como futuros afiliados al Partido Ideal.
Desde los que desconocemos muchas disciplinas del conocimiento hasta
los que conocemos mucho de una o varias. De esta manera razonada el
ciudadano ideal permitirá puentes equilibrados entre los
especialistas del conocimiento y la generalidad capaces de
homogenizar acciones de votos comunes e inteligentes dentro de un
mismo partido para, una vez el movimiento democrático sea empírico,
poderlo exportar al resto de la sociedad y cubra de democracias
inteligente a toda España. Iniciemos la construcción de docenas de
puentes democráticos por donde puedan transitar los escrutinios que
nos harán a todos más sabios y nutrirán a la mente colectiva con
un sentido colectivo más inteligente. Con este ánimo común
podríamos convocar las normas que harían como paredes para
distribuir el espacio interior de nuestro Partido Ideal, y poder
brindar hacia el exterior nuestra imagen política como una nueva
época de la historia democrática.
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