He
leído este relato breve en http://www.elblogalternativo.com/
y me ha gustado tanto que no he podido resistir la tentación de
publicarlo en este blog. Y así, sin más:
VOLAR JUNTOS
Cuenta una vieja leyenda
de los indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del viejo
brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más
valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul,
la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos-
empezó el joven.
- Y nos vamos a casar-
dijo ella.
- Y nos queremos tanto
que tenemos miedo… Queremos un hechizo, un conjuro o un talismán,
algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos
asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.
- Por favor…
-repitieron- ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se
emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y anhelantes
esperando su palabra…
- Hay algo… -dijo
el viejo- pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.
- Tú Nube Azul
-dijo el brujo- ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás
escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos y cazar el
halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás
traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Has
comprendido?
- Y tú, Toro Bravo
-siguió el brujo- deberás escalar la Montaña del Trueno. Cuando
llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas,
y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y
traerla ante mí viva el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Salgan
ahora!
Los jóvenes se abrazaron
con ternura y luego partieron a cumplir la misión encomendada, ella
hacia el norte y él hacia el sur.
El día establecido,
frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las
bolsas que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que
con mucho cuidado las sacaran de las bolsas: eran verdaderamente
hermosos ejemplares.
- Y ahora, ¿qué
haremos? -preguntó el joven – ¿los mataremos y beberemos
el honor de su sangre?
- No -dijo el
viejo-.
- ¿Los cocinaremos y
comeremos el valor en su carne? -propuso la joven-.
- No -repitió el
viejo- Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí
por las patas con estas tiras de cuero. Cuando las hayan anudado,
suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven
hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y
el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron
revolcarse por el piso. Unos minutos después, irritadas por la
incapacidad de volar libremente, las aves arremetieron a picotazos
entre sí hasta lastimarse.
Este es el conjuro
-dijo el anciano- jamás olviden lo que han visto. Son ustedes
como el águila y el halcón. Si se atan el uno al otro, aunque lo
hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además,
tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro. Si quieren
que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos…pero
jamás atados.
FIN
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