Al releer blogs en los que suelo participar me ha gustado encontrarme con este
post y el mensaje que me despertó. Así que lo “empaqueto” y lo
guardo en este “mueblecito” que también es el Albumcito Hablador. El post es de Natalia Martín Cantero, periodista de RTVE,
y su blog se titula “Vuelta y vuelta”: http://blog.rtve.es/vueltayvuelta/2011/02/la-partida-la-gana-el-tiempo.html
La partida la gana el tiempo
“El
tiempo se me escapa entre las manos, como si fuese arena”, se queja
un colega que se dedica a tiempo completo a esto de escribir para
Internet. El periodismo, claro, siempre ha sido un asunto efímero.
Vales lo que tu última historia publicada, me han dicho en más de
una ocasión. Pero antes tu artículo duraba un día, con suerte
hasta una semana; ahora madura y muere en nanosegundos, lo que tarda
en que otro lo pise. Desde que el mundo se puede contar en 140
caracteres todo se ha vuelto todavía más vertiginoso.
He
aquí una composición musical diseñada para durar mil años. Sonará
hasta el final de 2999. Y en ese momento, si es que los humanos hemos
dejado títere con cabeza para entonces, habrá completado su ciclo y
volverá a comenzar de nuevo. Longplayer, como
se llama esta iniciativa, se puede escuchar en el faro del puerto
Trinity Buoy, en Londres, desde donde lleva sonando desde 1999. Y,
globalmente, en streaming por
Internet.
Esta
música reproduce el sonido de los cuencos tibetanos, con resonancias
armónicamente muy ricas y fáciles de reproducir, y una cualidad que
es al mismo tiempo física y etérea, como caminar entre algodones.
El
proyecto nació de una preocupación conceptual con la representación
y la comprensión de la fluidez y la expansión del tiempo. Tiene la
forma de una composición musical, pero también puede interpretarse
como un proceso
vivo de 1.000 años, una
forma de vida artificial diseñada para sobrevivir todo este tiempo.
"Al
hacer el tiempo tangible, el continuo de Longplayer ayuda
a reducir el vertiginoso miedo al infinito y, de alguna manera,
endulza el pensamiento de nuestra mortalidad",
dice el creador del proyecto. "La música puede verse como un
faro que indica el camino, una estrategia de supervivencia de las
especies en una cultura de cambios rápidos".
Y
a todo esto, ¿cómo suena? Llevamos un par de horas escuchándolo
(un 0,00002 de su duración total, si no me equivoco con las cuentas)
y mi marido ya está haciendo las maletas.
.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,
Mi mensaje respuesta en este post (al que he añadido unas fotos):
ciudadanoNick dijo
Hoy tengo ganas de escribir en éste, uno de mis blogs, y lo haré aliado al tiempo, obviamente. Porque ni siquiera ciento cuarenta, y muy musculosos, podrían apartarme de mis blogs preferidos. Después de releer el post me apetece escribir, más bien compartir, algunos de mis pensamientos, quizás relacionados a mi bola, con este estupendo post... imaginando que en 2999 los ciber arqueólogos darán con él, música “tibetana” incluida.
A veces, quizás una a la semana, sobre todo cuando voy en moto por la autovía, imagino si un accidente me matara en ese momento, entonces comienzo a pensar fluidamente de cómo quedaría mi vida. Qué dirían de mí mis cercanos, qué me habría quedado por hacer, qué sería de mis proyectos sin acabar... Es curioso, imaginando positivamente que muero, en ese momento: me doy más y mejor vida. Ello no garantiza que cuando el tiempo diga "hasta aquí hemos llegao" yo esté preparado para morir, creo que nunca los estaré, o quizás sí, quién sabe. Pero... a veces he cambiado repentinamente de dirección o de sentido y como motorista he ido a otro sitio... a dar un beso que alguna vez negué... a escuchar unas palabras que nunca me dijeron... a formular una pregunta que me impidió la timidez... Sí, de esas imaginaciones nació ese "os quiero" que a menudo digo al finalizar mis mensajes.
A veces, quizás una a la semana, sobre todo cuando voy en moto por la autovía, imagino si un accidente me matara en ese momento, entonces comienzo a pensar fluidamente de cómo quedaría mi vida. Qué dirían de mí mis cercanos, qué me habría quedado por hacer, qué sería de mis proyectos sin acabar... Es curioso, imaginando positivamente que muero, en ese momento: me doy más y mejor vida. Ello no garantiza que cuando el tiempo diga "hasta aquí hemos llegao" yo esté preparado para morir, creo que nunca los estaré, o quizás sí, quién sabe. Pero... a veces he cambiado repentinamente de dirección o de sentido y como motorista he ido a otro sitio... a dar un beso que alguna vez negué... a escuchar unas palabras que nunca me dijeron... a formular una pregunta que me impidió la timidez... Sí, de esas imaginaciones nació ese "os quiero" que a menudo digo al finalizar mis mensajes.
Pero no es todo, pensar en mi muerte también me ha ofrecido la inmortalidad. Sí. Por ejemplo en esas largas rectas, a 120 Km/h, donde el horizonte se pierde en algún bosque inclinado de una montaña. Entonces recuerdo que también porto vidas colectivas, de la misma que lleva aquel bosque o de los animales que contiene, de la misma que viven los pasajeros y conductores de los autocares que adelanto con la moto. Y de repente la vida que llevo es más fuerte de lo que creía y el tiempo se dispara, y en los escasos cien años de una vida individual crecen miles de millones de años de la Evolución. Entonces acelero la moto como si me sintiese un dios, no porque sea inmortal, sino porque llevo una vida capaz de serlo. Humana, planetaria, universal...
Y si pienso en la materia inorgánica ya no se escapa ni el tiempo, mis células vivas están formadas por átomos de materia inorgánica que nunca desaparecerán. Seguramente algunos de mis átomos formaron piedras u otros cuerpos, animales o humanos, del pasado. Y seguro que mis átomos fueron testigos cuando nació este sistema solar. Así la sentencia "La partida la gana el tiempo" aparece como posible error. Primero porque la partida nunca terminará, segundo porque el tiempo, el espacio y la vida también soy yo. Es curioso cómo al ser solidarios al máximo y compartir la existencia con todos los seres, horas y átomos surge una frase: “yo soy la Vida”, que dicha así, sin más, puede conducir a equivocarnos y pensar que quien lo dice es un Mesías o tiene delirios mesiánicos. Así que el tiempo eres tú, tú ganas, querida Natalia..., mientras tu marido aguante. ;-)
Os quiero.
Os quiero.
20 feb 2011
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