En esta segunda definición Henricus tiene toda la razón, es decir, sería una afirmación falsa decir que la Constitución no se da en los colegios e institutos. Pero en la primera definición, en cambio, creo que es verdadera. Porque la realidad parece mostrar que al estudiante no se le “obliga” (de obligatioria enseñanaza) a conocer la Constitución (su interior o articulado), y esto es injusto y poco inteligente para cualquier ciudadanía soberana. La obligación en la enseñanza no se debe a la asistencia (desde hace décadas existe la enseñanza virtual o a distancia), sino a someter a examen (previa preparación o estudio) materias fundamentales para la edad o curso del estudiante y para su futuro como adulto o ciudadano; y, más allá de la enseñanza obligatoria, también para su futuro profesional.
Siendo así ¿qué es más fundamental para un futuro adulto y ciudadano? Para mí clara y obviamente: su Constitución soberana. Puede parecer una locura anteponer una Constitución de Estado Democrático a las Matemáticas o a la Filosofía (por citar otras materias fundamentales), pero sin matemáticas o sin filosofía no se puede entender o aprender una Constitución. Es decir, enseñar una Constitución conlleva enseñar al resto de las disciplinas enumeradas en la enseñanza general a menores; incluido hasta el Deporte, cuya máxima cota adulta está en las Olimpiadas, donde los deportistas llevan sus respectivas banderas constitucionales. Así enseñar la Constitución es aprender el país al que uno pertenece. Si la Educación no obligatoria se centra en la economía (profesional y empresarial), en definitiva al Mercado, sería idóneo que la obligatoria se centrara en la Constitución (que también abarca derechos fundamentales del trabajo o de la propiedad privada o empresarial)
Y además creo, aunque parezca exagerado, que habría argumento hasta para hacerlo asignatura . Y no me mueve la pasión, sino la lógica democrática. Los ciudadanos que somos estamos obligados a enseñar gradualmente y de la mejor manera posible los derechos y deberes a los ciudadanos que serán. Con esta lógica no sólo se mantiene la democracia, sino que se mejora. Henricus apunta la posibilidad de la asignatura “Constitución de 1978”, de la que por cierto no sería partidario, yo tampoco. Para mí una posible asignatura de Constitución no sólo debería explicar o centrarse en una constitución por muy vigente que estuviera, sino explicar el camino (constituciones anteriores) hasta llegar a la actual y, además, las demandas para que se cambien o reformen artículos, algunos tan importantes que podrían transformar o cambiar una constitución monárquica a una republicana.
Una posible asignatura “Constitución” implicaría sobre todo el marco constitucional; y el marco idóneo para cualquier constitución que se aprecie de democrática es que cumpla con la Declaración de los Derechos Humanos (también y tan bien señalado por Henricus). Y a partir de ahí o dentro del marco pueden establecerse muchos tipos diferentes de constitución, monarquía parlamentaria (España), república federal (EEUU), república federal parlamentaria (Austria) república semipresidencialista (Francia), república parlamentaria (Italia)... Todas estas constituciones necesitan un marco común, es decir, la Democracia, y nada mejor que reproduzca o no contradigan los DDHH.
Por último subrayar que hacer de obligatoria enseñanza la Constitución, sobre todo en Secundaria, supondría un importante avance para todos los que defendemos la democracia con participación del voto ciudadano en el Ejecutivo y en el Legislativo. Eso pienso, pero no definitivamente, en democracia, en constituciones y en educación siempre soy un estudiante dispuesto a aprender, aunque conlleve cambiar mi opinión o pensamiento. Gracias.
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