Capítulo VII
Recordemos
que la popularización del fuego aceleró la evolución mental. Desde
encender fuego bajo ritos o técnicas secretas se pasó a formar hogares con cocinas, lugar determinado dentro de la casa para encender hogueras, que cualquier adulto sabía hacer. Así el fuego, cada
vez mejor controlado, llegó a iluminar un invento que revolucionaría
a todas las culturas humanas, la Escritura. Comienza la Historia.
Donde la Humanidad sería lanzada a una carrera en el tiempo que,
como demuestra la actualidad, hasta el conjunto de la propia
Naturaleza viva se vería afectado con esta aparición o invento de
la escritura. En el fondo hay una perspectiva donde si todas las especies surgieron de la Evolución, también la Escritura surge de la Evolución. Y con la escritura aparecen y se desarrollan las ciencias y las tecnologías que permiten mayores adelantes y mejores herramientas. Aquello que desata la Escritura es único y crucial, pero no es ajeno a todo el proceso de la vida en la Tierra. En este proceso la primera escritura que descubrimos y registramos se
produjo sobre el año 3350 aC en Mesopotamia.
Hay un aspecto obviado que no deja de ser importante y a la vez apasionante: antes de la escritura hubo de existir la lengua hablada. Y posiblemente muchas de las primeras lenguas humanas no llegaron a convertirse en escritura. Así no podemos afirmar que en Mesopotamia surgiera la primera lengua humana hablada, este hecho posiblemente retrocede hasta, incluso, antes del Neolítico. También en la Prehistoria pueden encontrarse signos o símbolos escritos en las cuevas, pero no son letras. El signo como símbolo lleva un significado implícito, pero la letra puede utilizarse para diferentes significados, incluso para significados nuevos. La escritura es una herramienta de la lengua hablada, el medio de la comunicación humana por excelencia desde la Prehistoria. Esta herramienta hace que la comunicación humana pueda contener memoria detallada al margen del cerebro y durar en el tiempo.
Así, aunque haya pasado mucho tiempo, sabemos que la civilización de Sumeria (3200 a 2800 aC) fue la primera cultura con escritura reconocida por los historiadores. Aquella región entre los ríos Tigris y Éufrates (Golfo Pérsico) ya durante el Neolítico forjó importantes ciudades como Buqras, Umm, Yarim, Halaf, Samarra y Hassuna. En el 3000 aC ya dominaba toda la zona esta cultura de Sumeria con ciudades como Uruk, Ur, Lagash y Uma. No significa que desde la Sumeria “escritora” la Historia deje todo claro sobre la evolución de los hechos humanos. La Edad Antigua tiene muchas lagunas o zonas oscuras. Se sabe que sobre el año 3400 aC. ya existían en la India ciudades con casas de varios pisos, alcantarillado y baños públicos, como Harapa, Mohenjo-Daro o Amri. Incluso con rutas de caravanas hacia el Asia central, destacar por ello la civilización dravidiana que comerciaba jade con el Turquestán oriental e hierro con Rajputana.
En
Egipto apareció la escritura apenas cien años después que en
Sumeria, en este caso escritura jeroglífica. En China surgió más
tarde, sobre el 2000 aC, en la cultura Shang. En India aparece
claramente sobre el 1900 aC, de la cultura Harappa, escritos aún no
descifrados. En Japón, en el siglo V aC, ya utilizaban el sistema
caligráfico. En América tardó más en llegar, en torno al
principio de la era cristiana en la cultura Olmeca, Chiapas. Las
primeras civilizaciones de la Historia están íntimamente ligadas a
cuatro ríos: el Indo (mar Índico), el Nilo (mar Mediterráneo), el
Tigris y el Éufrates (estos dos últimos desembocando prácticamente
juntos en el golfo Pérsico). Poco a poco y con esta nueva época
interglaciar plenamente establecida, el resto de los grandes ríos
(agua dulce necesaria para la agricultura y ganadería) se sumarían
como civilizaciones nuevas: Amazonas, Ganges, Tiber, Yang-Tse,
Huanq-Ho, Guadalquivir, Volga, Rhin, Danubio, etc.
Las
técnicas agrícolas y ganaderas se extendieron, unas veces por
viajes voluntarios o descubridores y otras por huida ante invasiones
extranjeras. Por ello y con la invención de la vela (se cree que por
poblaciones del Nilo) los viajes aventureros y las huidas
precipitadas llevaron los primeros inventos de la escritura y otras
innovaciones mucho más lejos. Estos viajes marítimos comenzaron a
diferenciar a las primeras civilizaciones entre las que se basaron en
el mar (talasocracias) y las que se extendieron hacia el interior. En
el caso de las grandes islas no quedaba otro remedio que salir al mar
para extenderse o conocer mundo, así destacó una civilización
marítima que apareció en la isla de Creta. Escenario, hace unos
cuatro mil años, de una cultura fascinante llamada “Minoica o
Cretense” y una de las fuentes de la civilización helénica o
griega. Lo más sorprendente de los estudios arqueológicos sobre
este pueblo es la ausencia de armas y fortificaciones, aún habiendo
construido grandes palacios como el de Cnosós.
Esta
primera civilización pacífica o “pacífica” de la Historia es
todavía un apasionante misterio. Construyeron palacios de varios
pisos; en sus pinturas predomina la tauromaquia, los motivos eran
animales marinos e incluso paisajes submarinos. Les apasionaba el
arte de saltar o hacer acrobacias sobre toros bravos. El toro era el
animal más fuerte y de mayor embestida de toda la isla, sin embargo
los cretenses, desarmados y apenas utilizando la fuerza, esquivaban y
dominaban a los toros como costumbre festiva, demostrando que un poco
de fuerza con inteligencia podía a una mayor fuerza bruta.
Es
interesante comprobar esta diferencia fundamental entre las
civilizaciones abiertas al mar o cerradas a él. Sumeria (y después
en la misma zona, Babilonia) se dirigieron hacia conceptos
existenciales materialistas, adaptando las diferentes divinidades que
iban surgiendo hacia estos principios. La cosmovisión mesopotámica
creó culturas y religiones donde el ser vivo individual al morir
volvía al caos universal, por lo que su moral o ética se dirigieron
a sacar provecho práctico y materiales en esta vida. Según
el Diccionario de Educación para el Desarrollo el término
“Cosmovisión”: “se trata,
pues, de la reacción global de un
individuo o grupo de individuos ante el universo, que puede priorizar
el punto de vista de la inteligencia, la afectividad o la acción”.
Mientras Egipto (ya unificado en el 3000 aC), desde sus primeras ciudades o nomos sembraba una concepción de civilización diferente y en esta ocasión directamente ligada al ideal divino. Así destacan muchos historiadores que el tercer milenio aC fue el surgimiento paralelo de los dos grandes sistemas existenciales del pensamiento que trenzarían todo lo que encontraron a su paso o en sus evoluciones, hablamos del Materialismo y del Idealismo. Bien es cierto que las circunstancias geográficas fueron decisivas, ya que las primeras ciudades egipcias surgieron y se desarrollaron lejanas a las grandes emigraciones de otros pueblos y en relativa paz (o sin guerras con culturas exteriores y diferentes). Todo lo contrario que en Mesopotamia, paso continuo de emigraciones de pueblos pacíficos y guerreros, creándose importantes rutas mercantiles con grandes ciudades en sus trazados; e invasiones armadas para defender o conquistar dichas rutas.
Así Mesopotamia se convirtió en el eje del primer comercio internacional
que conectaba con Egipto y el Indo (y los numerosos pueblos
“intermedios”). Destacando ciudades como Lagash, Ur y Uruk. En
Lagash descubrimos una importante reforma con tintes democráticos
desarrollada por el rey Urukagina sobre el año 2500 aC. Instaurando
derechos iguales para todos los hombres libres, incluso permitía a
los extranjeros ejercer los mismos derechos económicos que los
ciudadanos lagashenses. También destacad el Código de Ut-Nammu,
sobre el 2100 aC; y por supuesto incluir el más famoso de aquella
época Código de Hammurabi, ya en el milenio siguiente.
Muchos pueblos surgieron entre Mesopotamia, Egipto y la India. y se difuminaron en estas zonas, como el Babilónico y su ya mencionado Código del rey Hamnurabi (2003-1961 aC), monarca que unificó las ciudades sumerias. No fue hasta la llegada del Imperio Persa cuando los registros escritos comenzaron a formar un hilo conductor más universal y coherente. Surgió en el II mileno aC cuando irrumpieron las invasiones arias desde las estepas rusas y asiáticas con nuevos pueblos: hititas, aqueos, mitanos, hosritas, tocarios, persas y medos. Este último se situó en la zona irania y dominaría a todos los demás. La mentalidad medo-persa emanaba o tendió al Zoroastrismo (1600-1200 aC), donde las personas eran libres y responsables, la predestinación era rechazada, y el hombre elegía cómo ser en gran medida.
Esta filosofía religiosa separaba el bien y el mal y otorgaba licencia moral para que el individuo en libertad expresara su personalidad desde la luz o desde la oscuridad. Es decir, durante el II milenio aC ya se sembraba cierta libertad individual legítima en lo ético y moral que, poco a poco, iba a traducirse en las leyes de las ciudades. De hecho el Imperio Persa generalmente permitía el credo libre y las diferentes religiones, por ejemplo el emperador persa Ciros II permitió a los judíos volver a Canaan y conservar su religión. Y en 1879 fue descubierto el “Cilindro de Ciro” con documentos que datan del 539 aC donde algunos historiadores ven como una temprana manifestación de derechos humanos, debido a su sentido humanista.
Ciro
se sublevó hacia el 550 aC. formando una nueva Persia mejor
organizada políticamente. Su hijo Cambises conquistó Egipto y su
sucesor, Dario I “el Grande” (512 a
485 aC.), agrandó el Imperio con nuevas
conquistas. Darío basó
su estrategia de gobierno imperial en conseguir
una Mesopotamia unida económicamente a Egipto e India. Cuando
conquistó el Indo ideó algo que hubo de cambiar la Historia y que
llamaremos “El Viaje de Escillax”.
Porque a Darío le desconcertaba la península arábiga y envió
muchas expediciones a su interior, pero no podía demostrar una
teoría, pues creía que desde el golfo Pérsico o desde la
desembocadura del Indo podía llegarse navegando a Egipto. Y para
descubrirlo envió a su mejor almirante, un griego llamado Escillax.
Este
almirante ya había mostrado su valía navegando por el río Indo,
dando a conocer su desembocadura y descubriendo el mar de Omán o
Arábigo. Desde allí se podía navegar a Persia, pero ¿y a Egipto?.
Así comenzaron los preparativos de una gran aventura y Escillax
zarpó con varias naves en busca del Mar Rojo. Mientras Darío, por
tierra, llegó a Egipto y esperó allí a su aventurera flota.
Recordar que en aquel tiempo no existía el timón y las naves debían
cambiar de rumbo utilizando los remos. Dos años después muchos de
los que esperaban a Escillax creyeron que Darío había perdido a su
flota y a su mejor almirante. Pero justamente al cumplirse treinta
meses de larga espera: las naves de Escillax fueron divisadas al
norte del mar Rojo. Todo un hito en la Historia. Darío por fin
comprobó que era posible la ruta comercial por mar entre los tres
grandes ejes marítimos y económicos de su creciente Imperio Persa.
Al
cumplirse el viaje de Escillax un nuevo objetivo quedó lógico y al
alcance de Darío: unir la navegación del mar Rojo al Mediterráneo.
Así ordenó que se construyera una canal navegable de cuarenta y
cinco metros de ancho para atravesar el istmo de Suez de norte a sur.
Lo consiguió y para celebrarlo zarpó una flota majestuosa desde el
Mediterráneo hacia la India. Este hecho es vital en el rumbo de la
Historia y abrió un mundo navegable desde el estrecho de Gibraltar
hasta la mismísima India. Ya que los fenicios (y sus colonos o
cartagineses) habían establecerían rutas marítimas por todo el
Mediterráneo occidental, sumándose al poco tiempo las polis griegas
en esta labor.
Obviamente
Egipto pasó a desempeñar un papel económico esencial y destronó a
Mesopotamia como paso esencial en la ruta comercial entre Oriente y
Occidente. Un Oriente donde en China apareció una cultura que
dominaría el arte del bronce como ninguna otra de aquella época.
Darío contactó comercialmente con el reino chino de Cheu e
influiría en un continente donde todavía se hacían sacrificios
humanos. Aquella China estaba socialmente por la emancipación
individual que se consumó con las enseñanzas de Confucio (551 a 497
aC.), gran filósofo y moralista llamado “Maestro
de las diez mil generaciones”, que
no inventó ninguna religión; más bien la organizó filosóficamente
con unos conocimientos nuevos y mucho más humanos o dignos. Basta
recordar una de sus frases para mostrar ya raíces cosmopolitas:
"Entristécete no porque los
hombres no te conozcan, sino porque tú no conoces a los hombres”.
Durante
la época de Darío algunas ciudades, incluso dentro de la órbita
persa, ya iniciaron movimientos democráticos de gobierno, como las
ciudades jónicas (costas mediterráneas de la actual Turquía),
donde aparecieron los primeros filósofos griegos como Tales de
Mileto (640 a 546 aC), Anaximandro y Heráclito. Ninguna de estas
polis con tendencias democráticas englobó o generalizó a varias
ciudades y, mucho menos, a un país o reino. Hasta que por intereses
económicos comunes surgió en las ciudades jónicas una cruzada
“democrática”, donde saldría reforzada una ciudad cuyos
habitantes serían los primeros “homos
democraticus” que, de la
Evolución, reconoce la Historia.
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Capítulo anterior, VI, la Mente/Alama escribe, comienza la Historia:
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Capítulo siguiente, VIII, Imperio contra Democracia:
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