domingo, 12 de agosto de 2012

V Historia de la Ciudadanía Democrática

Capítulo V

 Calles al campo o Neolítico


El Neolítico recibe este nombre del griego: nueva edad de piedra, porque el homínino pasa de la piedra tallada a la piedra pulimentada y a la fundición de metales, pero es poco comparado con lo que ocurrió en este periodo. Surgió hace unos diez mil años y duró aproximadamente hasta el año tres mil ac. Hablamos de cinco milenios que señalan el periodo del asentamiento del homínino y la aparición de las casas, cada vez más juntas, formando calles, y éstas desarrollando poblados o ciudades de madera (en su mayor parte). Este sedentarismo es fundamentalmente debido a las aplicaciones de dos nuevos conocimientos o pensamientos razonados, la Agricultura y la Ganadería. La aplicación de ambas lógicas económicas propiciaron que muchos homínidos dejaran de ser nómadas y se volvieran sedentarios. Podríamos decir que el Neolítico abarca desde los primeros hogares fijos o poblados hasta que los humanos comenzamos a escribir, ya en ciudades construidas de ladrillos y piedras. Se podría observar que el Neolítico es favorecido por un ascenso sustancial de las temperaturas medias del planeta en torno al año diez mil ac. También existe un dato muy importante con la llegada del Neolítico: ya sólo quedaría una especie homo, nuestra Sapiens.


Las primeros poblados sapiens estaban agrupados en torno a edificios mayores, desde allí crecían las calles entre chozas y viviendas de piedras, arcillas, maderas o de una mezcla entre ellas, como el adobe. Suponemos que en la mayoría de poblados los muros de piedra o de madera protegerían al menos el asentamiento inicial. Las viviendas de propiedad, sus tamaños y lugares de ubicación dentro de la ciudad, junto a las profesiones autónomas terminaron por crear mayor o más pronunciada jerarquía social entre las gentes de los poblados o ciudades. Pronto debió de aparecer, junto a los primeros poblados, un entramado de desigualdades que produjeron sólidas jerarquías, donde se basarían monarquías y jefaturas religiosas. Estas casas cercanas y nuevas calles cambiaron y aceleraron la evolución de las mentes. Aunque la época sea conocida como la Revolución Neolítica fue mucho más que una revolución, ya que contiene muchos principios, como Agricultura, Ganadería, Sedentarismo, Arquitectura, Alfarería, Ingeniería hidráulica, Propiedad privada de la tierra, División social del trabajo. Novedades sin precedentes que, antes de revolucionar, hubieron de nacer. Y las ya nacidas, economía y religión, mostraron verdaderas revoluciones neolíticas.

La religión, basada e inspirada hasta entonces en la economía de caza y el culto a los animales salvajes, pasó a adorar también a una nueva necesidad: la fertilidad vital de la tierra, surgiendo así nuevos dioses. Pero el campo principal en este cambio neolítico fue el aspecto social más básico para la supervivencia: la economía, que de recurso depredador y recolector nómada pasó a ser economía productora (agricultura y ganadería), algo totalmente nuevo. La génesis agrícola y la génesis ganadera abrió una revolución económica propia ya de la evolución mental avanzada y muy lejos de la desarrollada hasta entonces por el resto de las especies naturales o animales. La aparición de poblaciones sedentarias favoreció o aumentó el enterramiento de los difuntos en la “tierra Madre” y posiblemente comenzó la concepción de la Metempsicosis, creencia de la resurrección de las almas después de la muerte en otros cuerpos o nivel perfecto y superior de la Existencia, pero conforme a los merecimientos alcanzados en esta vida terrenal.
  

Así el Neolítico puso en funcionamiento la propiedad territorial con campos para sembrar, con pastos para el ganado y para algo esencial: las viviendas, familiares y cercanas. Dando comienzo la urbanidad entre chozas. Para ello los acontecimientos climáticos fueron decisivos, la mayor parte de la tierra blanca (nieves) pasó a formar tierras rebosantes de vida vegetal y animal. Como un paraíso para aquellos supervivientes homíninos que habían soportado ochenta y ocho mil años de campos helados y extremas temperaturas de la última glaciación Würm. Sabemos que al final de la última glaciación muchos océanos se desbordaron, arrasando e inundando grandes llanuras o valles. Otros mares se secaron, cayeron diluvios desde el cielo, surgieron muchas islas y otras perecieron.

De alguna manera las especies homíninas padecimos numerosas desastres que podrían compararse en la actualidad con guerras nucleares o mundiales. El pensamiento evolucionado que ahora portamos o somos procede de un grupo de especies que fueron auténticas supervivientes. Destaca lo permeable que fueron las mentalidades colectivas originarias para los diversos conocimientos basados en la ciencia, la razón o la lógica, como crear fuego, fabricar ruedas, sembrar vegetales, domar caballos, pues en ocasiones de ello dependía la existencia. Y, sin embargo, fueron muy resistentes a otros conocimientos basados en nueva religión, nuevas costumbres o nuevas políticas y provenientes de otras tribus organizadas. Por ello las primeras grandes culturas fueron establecidas y transmitidas mayoritariamente por la fuerza de las conquistas. Pero la ciencia y la lógica fueron creando nuevos inventos y evolucionando entre todas las civilizaciones originarias, donde ya no sólo se reproducía y evolucionaba una sola especie y otras más se unieron al homo sapiens, por ejemplo, se cree que el primer animal domesticado fue el perro, después el jabalí.


Utilizar fuego controlado para asar a las piezas cazadas y troceadas era como una convocatoria que el Homo hacía al resto de la animalidad carnívora, pero era un acto involutario, como un efecto colateral de comer carne asada. El olor a "cocina" recorrería kilómetros de alrededor, y una sola hoguera asando carne atraería a todos los carnívoros del lugar. Así las hogueras "cocina" debieron estar muy protegidas; y las manifestaciones de superioridad del Homo debieron resultar contundentes, ya que no podían correr riesgo a que la comida se la llevaran lobos, osos, leones y otros devoradores que, sin duda, tuvieron que competir con el Homo hasta que el dominio del fuego puso a éste en primer lugar, como la "especie alfa" entre los predadores.

También ofrece otra lectura, una vez que un determinado grupo o individuos de una especie se dan cuenta que no son el grupo alfa, aceptan ser secundarios en relación a algo importante, por ejemplo a la comida asada por el homo, y más aún en época de hambre o escasez. Esta segunda posición en la jerarquía del habitat animal daría acceso a las sobras, por ejemplo a los huesos que la mandíbula homo no podía trocear ni digerir bien. Muchos animales de especies diferentes en época de escasez tenían como opción recurrir a las sobras de los homos. De alguna manera las tribus homos, en sus movimientos, (al menos anuales porque eran nómadas) serían acompañados por animales parásitos, incluso grupos de ellos. Pero el Homo tardó millones de años en decidir y obrar para domesticarlos económicamente hasta llegar a este Neolítico de tantos cambios y nuevos conceptos que revolucionaron la manera de existir.


Estas nuevas aplicaciones neolíticas basados en la ciencia (sus modos prácticos o artesanos) fueron creando profesiones especializadas. Pastores, alfareos, artesanos del metal, agricultores, cazadores, pescadores, recolectores, sanadores, talladores y pulidores de piedra, hiladores, carpinteros, ladrilleros; todos ellos todavía muy arraigados a la condición de guerrero o defensor de la tribu. Porque la guerra debió abundar entre las generaciones neolíticas, hay pinturas rupestres que muestran asambleas de guerreros. Además las necesidades de agua (ríos) y nuevas tierras era fundamental para el crecimiento de la ganadería y la agricultura. Y suponemos que grandes sequías, u otras catástrofes, debieron limitar los recursos hidrográficos, obligando a muchas tribus a emigrar y luchar entre sí por el suelo fértil y de caza, llegando hasta tal punto la extrema necesidad de sobrevivir que provocaría invasiones. Aún así algo permanecería activo tanto en guerra como en paz, el nuevo concepto económico y el comercio o intercambio de productos derivados de la agricultura, la ganadería y de las distintas artesanías.

Los mercados de trueque nacieron, pero ¿qué pasaba cuándo se requería un producto o mercancía que no existiera en el mercado de trueque?. Pues que los intermediarios fueron necesitados, apareciendo otro tipo de riqueza o de poder económico, el intermediario o comerciante que no es productor, nueva figura que aparece entre el que produce y el que consume, el que vende primero el producto y el que lo compra el último. Solían ser o estar especializados en el transporte, tanto terrestre como después marítimo, para ello necesitaban protección armada. Pero realmente su poder se basaba en conocer varias tribus diferentes y sus respectivos idiomas y costumbres. Nuevo precedente que estableció la costumbre de las caravanas y rutas de comercio, algunas muy tempranas y famosas, como la ruta de la seda. También el encuentro pacífico entre dos grupos armados diferentes, el que protegía a la mercancía o caravana y el del lugar o ciudad al que llegaba o por donde necesitaba transitar. Por lo que aparecen formas o capacidades diplomáticas del ser humano, encuentro pacíficos entre diferentes culturas para hallar importantes intereses comunes, como el paso de las caravanas.



Más que paz entre vecinos era negocio, así que quizás: negocio o guerra... Aunque para algunos la guerra era (y es) un buen negocio. La nueva política neolítica posiblemente se enfrentó permanentemente (por ser sedentaria) a dos recursos o vías principales, negocio o guerra (y las alianzas para uno u otra). Pero las enormes revoluciones de aquellas sociedades en todos los campos, no sólo en el económico o guerrero, aumentaron el número de participantes en las cuestiones políticas. Y además del rey o chamán aparecieron otros personajes triunfantes en los nuevos mercados económicos del trueque (intercambio de objetos de valor sin que medie el dinero), dueños de campos de cultivo, de ganados, artesanos, jefes de caravanas. En consecuencia las asambleas también se multiplicaron, ya no surgían sólo del aspecto general de la tribu, también de aspectos particulares entre los agricultores, asambleas de ganaderos, asambleas de artesanos; hasta incluso asambleas de los nuevos ricos y poderosos (algunas posiblemente secretas o a espaldas del rey).

Las reuniones de los jefes guerreros para discutir e intercambiar ideas políticas y religiosas representarían actos socializadores fuera de todos los esquemas hasta entonces empleados por la Naturaleza. Ninguna otra Especie fue dirigida por decisiones tomadas en reuniones de la comunidad. Y aunque la decisión última fuera la del rey y del sacerdote, es fácil suponer que los asistentes opinaban en las asambleas primigenias. Estas células de poder de las tribus entre los poblados del Neolítico representan la raíz (en aquel momento potencial) de los derechos individuales. Y con el asentamiento Neolítico también se asentaron las asambleas, ocupando construcción importante en el Poblado y más tarde en las primeras ciudades. Apenas hay rastros, pero existe un relato folclórico de Sumeria (primera civilización con ciudades conocidas) donde el héroe Gilgamesh pide permiso a una asamblea del pueblo y a otra asamblea de ancianos de Uruk para ir a la guerra contra el rey Agga de Kish. En la antigua India, sobre el siglo XVIII aC, en los tiempos del Rigveda, existían instituciones civiles como el Sabba (asamblea de hombres importantes de cada tribu) y el Samiti (asamblea de todos los hombres).



Así las tribus nómadas que basaban sus normas entre los lazos de sangre, al convertirse en sedentarias, pasaron a ser normas basadas también en lazos de vecindad. La raíz prehistórica de la ciudadanía puede hallarse en las asambleas nómadas, incluso antes del Neolítico, pero con las tribus sedentarias comienza a brotar su “tallo”, las normas del territorio, necesarias para igualar derechos y deberes, y que al final serían colocadas sobre las piedras, como las mismas ciudades de piedra, y con las primeras palabras escritas que inventó homo Sapiens. Sólo un pequeño “tallo”, ya que los primeros poblados se agruparon obedientes al culto social/religioso y con centro político al rey. Modo prehistórico de feudalismo común entre los primeros poblados Sapiens de Egipto, Mesopotamia, India y China. Poco a poco el Neolítico demostrable se extendió desde sus inicios en el Kurdistán, hace más de nueve mil años, hasta llegar a Europa, hace algo más de siete mil años. Parece muy lento emplear dos mil años en avanzar unos pocos de miles de kilómetros.


En China, hace diez mil años, comenzó a cultivarse arroz en el río Yangzi y mijo en la provincia de Henan. Mientras en Mesoamérica y Sudamérica hace ocho mil años aparecen el maíz, la patata y la calabaza, junto a animales domésticos. En Tehucán (México) aparecen los cultivos (calabaza y pimiento) en el sexto milenio aC. El movimiento neolítico resultaría imparable y la mente/alma fue haciéndose consciente de su poder, auto contemplándose como la más poderosa entre todas las especies, la elegida por designio divino. Y como en aquella época, más allá del de la tribu del individuo pensante, se solía ver o entender a terceros pueblos como bárbaros y menos civilizados, el concepto de “especie elegida” solía traducirse más a menudo como “pueblo elegido”. Con esta relativa tranquilidad de apoyo divino el conocimiento aceleró tanto que comenzó ya claramente a dividirse no sólo en diversos pueblos, también en las citadas especializaciones artesanas y productivas, cada vez con mejores tecnologías. Y actuando conjuntamente aquellos diversos profesionales construirían las primeras ciudades conocidas en la Historia... o comenzaron a construir a la propia Historia, porque casi al mismo tiempo aparecieron las primeras formas de escrituras.


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