sábado, 16 de diciembre de 2017

Mi bello cántaro


Igual que una llama nace de otra llama, así nací yo de ti, madre. Tu luz va en mí, mi luz es tuya.

Como una niña cantando te veo entrando en los campos elíseos de unos o en los paraísos de otros. Porque no importa quiénes o cómo lo cuenten, hay una fuente de amor y tú eres un bello cántaro. Llénate y derrama alguunas gotas para que pueda verlas y seguir tu camino; como señales divinas en esta vida mortal donde me hallo.

Partistes y no quise saberlo, ahora velo por ti. Sé que abres camino y me esperas.

Más allá de la muerte, mucho antes de la vida, estarás y estabas tú, madre. Abrázame cuando lo necesites. Sigo a tu disposición por lo mucho que te quiero. Eres mi niña con un inmenso cuerpo de luz. Duerme mamá, velo por ti, y hasta mañana, como todos los días. Te amo.

Tu Francisco.