Carta abierta a la
Evolución
O introspección de la vida
en la Tierra
Querida Evolución,
soy un ser humano y además me hallo descubriéndome e
identificándome como ser racional de un Universo
civilizado. Al menos intento el concepto o deseo de una Vía Láctea ilustrada y sociable, con una justicia que defienda a la vida en
general. Aspiro a ser algo parecido a un ciudadano cósmico, y tú
estás en medio de ese camino, querida Evolución. Miro al resto de
nuestra galaxia y, antes de “despegar” con mi conciencia, justo
ahí, estás tú, el ser colectivo formado por todas las especies vivas de la Tierra. Y no podría sentir cómoda a mi conciencia
civilizada en sus círculos siderales sin antes haber sentido cómoda
a mi conciencia civilizada en su círculo planetario. No como humano
del mundo, donde también intento descubrirme, sino como ser
terrestre o terrícola. Deseo dotarme de una conciencia planetaria
más allá de mi especie homínida, ofreciendo mi limitada
racionalidad al servicio de la vida que cubre y habita este planeta
desde tiempos remotos. Aunque me pese el misterio, aunque los humanos
no lo sepamos todo, podríamos buscar la lógica común hacia
razonamientos públicos al servicio del interés general del conjunto
formado por todos los seres vivos de la Tierra. Podría decirlo en
prosa, Evolución hermosa, porque a veces te siento tan bella que
quiero dedicar parte de mi tiempo a vivirte mejor y llegar a
saber mucho más de ti.