martes, 17 de diciembre de 2013

Memorias públicas de un ciudadano humano, ciudadanoNick.

Memorias públicas
de un ciudadano humano


Parte Primera

He visto cuerpos muertos y he visto cerebros muertos,
pero nunca  he  visto una  mente  muerta”.  FJ Tejada.

Soy uno más de los seres vivos del Universo. Parte de mi tiempo, de mi vida y del concepto de mi persona se lo debo a esta comunidad vital. Me siento en deuda con este máximo colectivo de la Vida y también siento que la voy saldando poco a poco, sabiendo que no completaré ni una décima parte. Porque el Universo y todos los seres que contiene es un gran misterio para mi conciencia racional. Sólo conozco un círculo de vida, más bien una esfera, en este Cosmos misterioso, se llama planeta Tierra. Esta vida planetaria la conocemos como La Evolución. Y aunque el círculo (esfera) astronómico esté cerrado, explorado y conocida la geografía de la superficie terrestre, no así conozco tanto el ciclo de la Vida, o de la evolución planetaria que en él se desarrolla, y todavía está demasiado abierto para mi comprensión. Es como estar ante dos inteligencias supremas, una puede explicar este Universo, la otra puede explicar la vida de o en este planeta, pero no logro entenderlas. Mi inteligencia es insuficiente para conocer estas verdades, soy como un minuto entre las infinitas horas del Tiempo, o como un centímetro en el Espacio interminable... Salvo un detalle, estoy conectado con todo lo que hay detrás de mí o lo que hubo antes de mí, con todos los seres vivos que han existido y existen, y esto mismo puede decirlo cualquiera de estos seres si tuviera la mente racional suficiente.


Es un salto racional tremendo que creo inevitable en la progreso de la lógica. Soy un ser vivo o individuo insignificante y al mismo tiempo soy parte del Tiempo infinito, del Espacio interminable y de toda la Vida que entre ellos crece. Mi mente no es sólo mía. Podría mentalizarme a que sí, a que mi mente es sólo mía, y caería en el abismo del egoísmo, como algunas de las mentes humanas que hay a mi alrededor. La muerte individual me espera, pero no se llevará todo lo que hay en mí. Parte de la vida que ahora vivo seguirá viviendo después de que muera mi cuerpo. Esto no es excepcional, pasa con todos los seres vivos, pero todos no lo saben, ni siquiera entre los que tienen una mente racional. Incluso parece que la mayoría de los humanos racionales no lo saben, pero al observar con lógica al conjunto de la vida de la Tierra y de este Universo, todos y cada uno de los humanos estamos y somos ahí. Aquí, en un momento donde unificamos todo el tiempo, en un lugar donde unimos todo el Espacio, junto a todos los seres que han existido, existen y existirán. No puedo, por muy insignificante que me vea como individuo, dejar de pensar a veces como esta máxima grandeza que también soy, Para servirla, aún desconociéndola en su mayor parte.

Si mi vida individual comparada con el todo es casi nada, igual seguirá siendo casi nada por mucho que sepa, por mucho dinero que tenga o por muy famoso que sea. Sin embargo, esta conexión lógica o racional con el todo, es de una fuerza ética de valor incalculable. Quien carece de ella, o cuando yo carecía de ella, me sentía perdido, siendo presa fácil de los que manipulan ideologías políticas, religiones u otras doctrinas. Sé poco y gran parte de lo que sé permanece en un estado dubitativo, casi sin cimientos. Por ejemplo soy agnóstico, es decir, no sé de otras vidas, divinas o mortales, más allá de este planeta, pero aún siendo ignorante o dubitativo en cuestiones esenciales de la Vida, la conexión con ella y con el todo permanece en mí, haya o no dioses, se mejore la democracia de mi país o se empeore, pase lo que pase. Dudo, pero no me conformo, estudio la Evolución y, a veces, simplemente viendo el dibujo perfecto de una tela de araña, me vuelvo deísta por momentos y levanto toda piedra de mi alrededor buscando a los creadores de la Vida, o al menos a los responsables de la vida en este planeta. Porque a esa responsabilidad creo que caminan las mentes racionales humanas en su cauce o avance por la evolución mental, y haya existido o no dicha responsabilidad (inteligencia), creo que debe existir o existirá.


La actualidad es importante, pero más importante es lo que permanece entre las sucesivas actualidades. El ahora, el momento presente, el aquí, en este lugar, son esenciales, pero más todavía es aquello que permanece en todo todos los ahoras y en todos los aquíes. Es más, y es a lo que voy para concluir, noticias muy tremendas de la actualidad mundial o de mi país son meras circunstancias desde esta posición mental. A no ser que sea un gran asteroide que vaya a impactar contra la Tierra y extermine a la Evolución o al 99% de ella. Salvo estas excepciones que indican las posibilidades de exterminio de la vida humana o de la planetaria, las grandes cuestiones de la actualidad son como mi individualidad, casi insignificantes por sí solas (sin unión lógica y ética a ese todo del que hablaba). Por ello resultan dos primeras conclusiones interesantes, una, este alejamiento de la observación ofrece una serenidad racional e ideal de lograr el sentido común necesario para solucionar los graves problemas actuales, mundiales o de mi país. Y dos, más allá y más acá del largo plazo, hacia el infinito y también hacia el medio, corto y cortísimo plazo, nuestra responsabilidad es casi divina. La vida humana, junto a toda la posible variedad de especies de la Evolución en este planeta, deben continuar, debemos continuar. El legado es inmenso, y multiplicado por el infinito mientras no se demuestre que hay vida más allá de la Tierra. Esta conciencia de la realidad, con o sin mi realidad individual, es la que me otorga la ciudadanía humana, y el querer aportar con mi mente (sin importar apriori el nivel de inteligencia o grado de conocimiento en el que yo esté) es como un “sí, quiero”, soy ciudadano humano.

@ciudadanoNick

PD: Procesando la Parte Segunda, una ciudadanía de conciencia buscando el voto material.

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