martes, 26 de junio de 2012

España 2012



España 2012

Conciudadanos españoles, ruego me permitáis creer que vivimos presa de nuestros estigmas políticos y somos incapaces de ofrecer una respuesta única y suficientemente fuerte ante nuestros “amos”, los mercados internacionales, y su despiadado "cerebro" financiero. La esfera española de la democracia está siendo apaleada sin ofrecer una respuesta al unísono. Sí, el censo electoral español, y sus hijos o tutelados, está siendo saqueado económica, social y políticamente. Nuestra economía actual, comparada con la de hace una década, ha disminuido tanto que se ha convertido en insuficiente. Y ello en pocos años, debido a una política equivocada (como creo ver en la actualidad), que ha provocado una deficiente sociedad, con guetos en todas las ciudades de personas de 2ª e incluso de 3ª, a la que cada vez se dejan con menos recursos económicos, sanitarios y sociales. Ante ello, nuestra política oficial, obedece ciegamente los dictámenes de los mercados internacionales, más del europeo y sobre todo del financiero. No hay alternativa política en ninguna de nuestras instituciones. El presidente del gobierno no dice: “¡Basta!, al saqueo de España”. El presidente del poder judicial no dice: “¡Basta!, a las injusticias sociales derivadas de irresponsabilidades públicas”. El presidente del Congreso no dice “¡Basta! de dejar en la estacada a tanto español del que somos servidor, y representante”. No hay respuesta política desde las instituciones del Estado.


Demostrando que vivimos en un Estado sometido al criterio económico de otros ajenos o extranjeros, y no es precisamente para hacer a todos los Estados del mundo más iguales, no, es para todo lo contrario. El Estado moderno se ha convertido en anticuado, una estructura soberana de fácil acceso y posesión para el poder económico internacional. Intereses privados como máximos responsables finales de los intereses públicos de muchas soberanías entre las que se encuentra la española. Es injusto, y en su práctica se revela como inhumano, es intolerable. Pero la lengua del Estado ha sido seccionada y es incapaz de decir: ¡Basta!. Y si es incapaz de decirlo, ni imaginamos esperar que el Estado presente una alternativa justa y humana para sí mismo. Es como si pasara el “Diablo” por la ciudad y sólo se salvaran las casas donde al menos hay un ingreso de una nómina de mil euros. En todas las demás entra el "Diablo" y tortura con escasez de necesidades básicas y muchas otras penurias y penas. Y los que tienen trabajo observan, individualmente se sienten salvados con un puesto de trabajo, pero muchos tienen o tenemos conciencia social. Somos una ciudad y si tú pasas hambre yo, como sociedad, la paso también, por lo tanto pondré mis virtudes, incluida la capacidad del voto democrático, a disposición de solucionarlo.

Pero erramos, sí, erramos, cuando no actuamos unidos todos los ciudadanos democráticos en una manifestación convocada por la soberanía democrática que somos, en nombre de esta única ciudadanía española que formamos hacia el mundo y ante nosotros mismos. Entre las comunidades soberanas somos la formada por la esfera española, no sus representantes, sino ella misma, manifestando o pudiendo manifestar en la calle, y después en los votos, la poca o mucha inteligencia colectiva que tenemos. Esto necesitamos ante estos tiempos tan peligrosos que nos acechan. Desgraciadamente, como dije al principio, los partidismos, muy legítimos y necesarios en su nivel, han invadido el nivel mayor de la democracia, el formado por los ciudadanos democráticos, sean del partidismo que sean, o de ninguno sean. La izquierda socialista, la izquierda comunista, el liberalismo, los conservadores, los ecologistas, los... Más que abrazarse como una democracia pública que somos, nos dividen para que dejemos de ser conscientes o inteligentes en la identidad soberana, y los mercados internacionales nos hallan débiles e incapaces de responder como la nación democrática que somos.


¿Quién es capaz de salir a la calle un día olvidando su partidismo político y centrado sólo en ser un ciudadano democrático junto a otros ciudadanos democráticos de la nacionalidad española?. Si éstos nos somos mayoría corremos el riesgo de enfrentarnos entre nosotros mismos, decreciendo aún más España y aumentando las penurias de su población, o los mercados internacionales nos impondrán cada vez castigos más duros. Así surgió y surge #15M, sin ningún partidismo político, pero, con las ganas de levantar cabeza que tenía la izquierda no socialista y el recelo largamente tratado entre liberales y conservadores, la iniciativa queda, o quieren que quede, como un movimiento partidista en detrimento de la manifestación y pronunciamiento de, sencillamente, ciudadanos democráticos indignados. Ahora con la convocatoria de Julio Anguita, llamada "Somos Mayoría", pasa igual, aún siendo abierta a todos los ciudadanos democráticos, para muchos parece pesar más el estigma de comunista que lleva encima el ciudadano Anguita. A ambos movimientos he respondido afirmativamente porque surgieron convocando simplemente a ciudadanos democráticos españoles, y yo soy uno de ellos, de vosotros, de nosotros.

Digo esto convencido que el liberalismo democrático y la dignidad que defiende deben sentirse heridos ante esta deficiente sociedad española a la que nos están obligando. También convencido que la socialdemocracia debe sentirse herida, al igual que el comunismo democrático. Todas las partes de la democracia, todos los ciudadanos democráticos españoles, al menos todos con conciencia social y dignidad pública, deben sentirse algo heridos en esta situación impuesta por no se sabe, ante tribunales, quién o quiénes, por delito o irresponsabilidad, nos han conducido a esta situación de indignidad social, económica, laboral y política. Ni jueces, ni legisladores, ni ejecutivos públicos señalan al enemigo real y económico que nos somete injustamente a una dictadura encubierta. Siendo así, ¿qué liberal se atreve a manifestarse junto a un comunista, qué comunista, codo a codo, junto a un socialista, y llamarse unos a otros ciudadanos democráticos?. He aquí nuestra debilidad, pero he aquí también nuestra fuerza, en la respuesta. Respondamos, y reclamemos así un juicio justo a la Historia que, cuando ya no podamos evitarlo, pronto, formulará.

Y digo esto sin títulos personales o profesionales, pero desde la máxima titularidad pública, la soberana, como ciudadano español, como cualquiera de nosotros podría decirlo. Gracias.

@ciudadanoNick



3 comentarios:

  1. El ciudadano humano ‏@ciudadanoNick
    Las ideologías partidistas llevan décadas de decadencia, lo nuevo es la decadencia de la propia democracia, el triunfo final de la Economía.
    Twitte 19:10 27/06/2012

    ... ¿o todavía estamos a tiempo?.

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  2. Impresionante fotografía de una realidad. Has plasmado al mínimo detalle la sociedad en la que "vivimos", donde muchos no son conscientes del nivel de manipulación al que están siendo sometidos.
    Esta pregunta tuya: "¿Quién es capaz de salir a la calle un día olvidando su partidismo político y centrado sólo en ser un ciudadano democrático junto a otros ciudadanos democráticos de la nacionalidad española?"... es de una contundencia encomiable y sin duda el germen que nos han inoculado para anularnos como ciudadanía responsable ante un democracia digna.
    El articulo es el ABC para que el ciudadano de a pie entienda el mundo que le a tocado vivir y al mismo tiempo le sirva como repulsivo para empezar a caminar hacia la consecución del mundo que nos merecemos. Gracias. Un abrazo.

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  3. Muchas gracias, Antonio. Con esa intención lo escribí, para no olvidar nuestro mayor tesoro político, la democracia soberana que formamos entre todos los españoles. Porque es un inmenso poder del que nos han apartado, pero que siempre está ahí. No es igual que el partidismo, o bipartidismo, que gobierna u obtiene el poder por turnos (temporalmente), la democracia española es atemporal desde que nació, siempre está ahí, sin importar el gobierno de turno que legisle. Pero no la convocamos, aún en estado de severa crisis, casi en estado de "alerta roja", y no la convocamos. Nuestros representantes nos apartan de nuestro máximo poder, la democracia con carácter extraordinario, como el tiempo que vivimos, extraordinario.

    Gracias, Antonio, y un abrazo.

    ;-)

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