jueves, 1 de noviembre de 2012

Carta y Leyenda


Estimados tetulianos,

Ruego tengáis a bien leer esta carta y tratéis de entender las solicitudes que en ella se cursan. Comprended que debido a mi baja e ignorante posición humana no puedo garantizar la empatía con seres de otra especie muy superior, en este caso la vuestra, venida del planeta Tetulia. Sois mucho más sabios que yo, prueba de ello es el complejo y complicado entramado que habéis permitido o formado de la Economía Humana. Tendréis vuestras buenas razones, no lo pongo en duda, pero creo sentir un curso evolutivo erróneo para mi especie. Donde el hecho que las personas se acostumbren, viendo morir a otras personas, por hambre o falta de medicamentos básicos, no terminará de sacarnos de un estadio salvaje. La evolución Humana necesita ver a todos los humanos con dignidad social, y a ello tendemos de manera natural y por vía evolutiva. Para abandonar por completo el estado de animalidad salvaje y adentrarnos en un progreso tecno-científico con las suficientes garantías de honestidad y solidaridad con el resto de la Vida, sobre todo con el resto de las especies cerebrales. Y así, legítimamente, poder explorar y habitar otros astros.


Esto creo, las viejas teorías para sometimiento de los débiles económicos han quedado obsoletas para los nuevos tiempos tecnológicos que corren, más bien que vuelan. Mientras los humanos estamos estancados, congelados en la evolución de la ética solidaria, sin embargo, no cesamos de evolucionar tecnológicamente a un ritmo precipitado. Y esta ilógica y antinatural combinación parece demasiado peligrosa. Si hay recursos suficientes en la Tierra para todos los humanos, más: todos los humanos no tienen recursos suficientes, es igual a: no somos inteligentes como especie. Esta lógica colectiva o sobre el colectivo humano es rotunda. A nivel de comunidad humana quedamos como una especie estúpida, ignorante, mala con ella misma. Y así, ¿qué control de calidad de especie civilizada íbamos a cumplimentar?, no pasaríamos ni de la puerta. A este respecto o cuestión de una Humanidad “salvable”, y para ilustrar mejor esta carta, quiero recordar e incluir ahora una vieja leyenda sideral que, con permiso, relataré a mi modo. Dice así.

LEYENDA
Título: La maquinita del tetuliano

Hace unas décadas uno de los matrimonios más ricos del mundo se adentró en la mar a bordo de un yate dotado de la tecnología más avanzada del momento. Ella era filósofa y él ingeniero, ambos famosos, con libros publicados y muy vendidos. Poseían grandes inventos registrados en tecnología móvil y digital; además de alguna multinacional que lideraban. Parecía el matrimonio perfecto, filosofía e ingeniería, ambos sabios, ambos ricos y ambos se amaban. Pero la perfección que se manifestó en aquellos lugares y momentos marítimos no resultó ser la perfección matrimonial, sino una marina. La tormenta perfecta que se formó aquella madrugada fue tan enorme como un huracán muy capaz de tumbar al yate en cualquier momento.


El matrimonio despertó asustado y pronto pidió socorro en todos los idiomas y canales de radio posible. Así estuvieron durante diez minutos, con miedo, desesperación y el violento traqueteo de la embarcación. Hasta que en la radio se escuchó:

- Aquí nave tetuliana cercana recibiendo señal de socorro. Os podría ayudar, pero antes debéis superar el shock sobre que los extraterrestres existimos. ¿Estáis preparados para aceptarlo?, cambio.

La radio quedó en silencio mientras el matrimonio se miraba sin saber qué pensar, ambos sujetos con firmeza al mobiliario de la cabina de mando del yate. Pensando atónitos en aquella inesperada pregunta en mitad de una tormenta perfecta, subiendo y bajando entre montañas de agua. Acontecía una escena surrealista, dos de las inteligencias más privilegiadas de la Humanidad ante una situación extrema de vida o muerte, recibiendo la llamada por radio de un bromista o... de un, ¿extraterrestre?.

- Sí, cariño, di que sí -dijo por fin la nerviosa filósofa-.

- Sí, ¡estamos preparados! -acertó a decir el nervioso marido pulsando la tecla de la radio-.

A esto que apareció una nave tetuliana de serie ocho, monoplaza, tres veces más grande que el yate y envuelta en luz. Así lo primero que vio el matrimonio fue una poderosa bola de luz que bajaba desde el cielo. A unos treinta metros de altura se detuvo, la luz perdió intensidad y pudo observarse la nave tetuliana en todo su esplendor. Los humanos quedaron con la boca abierta mientras el yate era subido por una extraña e invisible fuerza. Hasta quedar también a una treintena de metros por encima de la tormenta perfecta y frente a la nave tetuliana.


Sublime escena. Nocturnidad, nubosidad completa, lloviendo a mares, la mar como un terremoto, y a pocos metros de altura una nave tetuliana y un yate humano frente a frente, detenidos en el aire pluvial por fuerzas mágicas o desconocidas. Mientras rayos cercanos y lejanos relámpagos parecían fotografiar la magnífica escena de aquel piélago nocturno. La voz tetuliana volvió a sonar en la cabina de mando del yate humano:

- Vamos a ver, escuchad atentamente. Tengo por aquí una maquinita, ya activada, que dentro de poco tiempo reflejará si os puedo ayudar o no. Es un protocolo que he de seguir. Soy nuevo en este planeta, así que todavía he de consultar muchas cosas. Os he analizado individualmente y parecéis personas dignas, eso sí, con un conocimiento todavía muy arcaico. Sois salvables como individuos conscientes, pero hasta que no sea confirmado por la maquinita no podré ayudaros y sacaros de aquí.

- ¿Maquinita?...

- Bueno, es un modo familiar de llamarlo -dijo la voz tetuliana a la filófosa-. Sé que el nombre no es correcto, pero utilizo algunas palabras claves para familiarizarme con vosotros, términos muy usados en la urbanidad pública que no figuran todavía en los diccionarios.

Sin duda aquel que se autodenominaba tetuliano parecía ser de una especie superior. No obstante, la fabulosa nave de enfrente era más que argumento suficiente. “No era un bromista, es un extraterrestre, o al menos así parece su tecnología”, pensó el ingeniero e intervino cambiando la intención de la pregunta de su esposa.

- Queremos decir... Qué cosa especial tiene la Maquinita como para dar con la solución de si tenemos que vivir o morir.

- La Maquintia es un simple transmisor y receptor que transmite ondas de radio indetectables e indescifrables a un centro de control o mentalidad general de nuestra especie interplanetaria. Allí tenemos solución para casi todo, o en todo caso, creemos tenerla, y si no, creemos saber crearla.

- Pues tendría mil preguntas que hacer...

- Ahora no -interumpió la voz tetuliana a la filósofa- recibo respuesta del centro de control de nuestra mentalidad común y la maquinita afirma y ordena que no puedo salvaros. Lo siento. He de retirar la fuerza que mantiene elevado a vuestro yate y entregarlo de nuevo a la tormenta. Retiraré la fuerza en...

- No, por favor, por favor -la voz femenina y humana estalló desesperada-, tenemos derecho a una argumentación... ¿tenemos derecho a una argumentación? -ya entre sollozos-.

- Sí, pero corta. No puedo desobedecer a la maquinita y cortaré la fuerza que mantiene a vuestra embarcación en el aire y volveréis a la mar. Esta es la orden y esto haré. Pero, puedo seleccionar, hasta un máximo de tres horas para desactivar gradualmente la fuerza que mantiene “ingrávido” al yate. Quiere decir, si pulso el máximo y antes de tres horas amaina la tormenta, quedaréis salvados. O puedo pulsar la selección de un minuto para desactivar la fuerza invisible e inexplicable para vosotros, pero que os mantiene salvados. Así que antes de decidir, una pregunta, ¿qué selección de tiempo queréis que pulse y por qué?.

Comenzó a hablar el hombre. Pidió que pulsara tres horas de tiempo y aludió a la Humanidad como un intento de la Evolución por perpetuarse en el Cosmos. Pero la inteligencia tetuliana fue rotunda en la respuesta, si ellos dos mueren no desaparecería la Humanidad. Por qué utilizar como defensa del matrimonio a toda la Humanidad, es sólo la vida del matrimonio la que estaba en juego. La mentalidad tetuliana dejó sesgada a la mentalidad humana del matrimonio, pero la mujer tomó la palabra, mejor dicho, tomó el micrófono de la radio, pulsó y dijo:

- Creo que debes pulsar a tres horas porque algún día esa maquinita deberá decir que sí. Algún día esa maquinita deberá decir que sí para salvar a cualquier pareja de humanos. Y en eso nosotros, mi marido y yo, podemos ayudar.

- ¿Cómo?.

- Porque si sobrevivimos a esta experiencia cercana a la muerte y al mismo tiempo cercana al mundo extraterrestre, sin duda alguna, tendremos una conciencia superior a quienes no hayan vivido una experiencia similar. Si a esto añadimos que los humanos podemos pasar conocimientos unos a otros, más aún nosotros dos, con acceso a grandes editoriales y medios de información. Aún así te ruego me digas algo que pueda centrarme para propagar esta necesaria aceleración de la evolución mental y humana.

- Te diré, un planeta con recursos para todos los humanos y que no todos los humanos tengan recursos significa una especie no fiable. Es pura lógica y aunque provenga de un nivel superior de inteligencia galáctica, a la que vosotros ni siquiera rozáis, sigue siendo pura lógica a la que tenéis acceso. Ahora he de irme. Pulsaré para dos horas cincuenta y nueve minutos. Ojalá os salvéis. Adiós.

Tenemos tres horas, ¿será suficiente?”, pensó el ingeniero, y lanzó una última pregunta mientras ya se iba la nave tetuliana:

- Una última cosa, seguro que en tu nave hay algún instrumento que puede predecir la duración de la tormenta, ¿qué indica?, ¿cuánto durará?.

Y en la radio, como respuesta, sólo se escuchó una risa tetuliana:

- Jajaja.

Quizás la risa fue porque el ingeniero humano había desarrollado empatía tecnológica con la nave tetuliana. Una esperanza tomada con humor, porque si los humanos pueden alcanzar empatía tecnológica con una especie superior, porqué no con su ética solidaria.

FIN DE LA LEYENDA

Bueno, más que fin, a partir de aquí la leyenda varía según quien la cuente, la versión más extendida afirma que ya nunca se supo de aquel matrimonio. Mientras una minoría afirma que volvieron sanos, salvos y que desde entonces se acabó aquella crisis mundial llamada guerra fría y a la Humanidad le fue mejor. Pero ahora otra crisis amenaza no sólo al mundo humano, también a la propia evolución mental dentro de la Evolución. Podemos evitar que media humanidad viva bien a costa de que media humanidad viva mal- Podemos hacer, con una pequeña ayuda tetuliana, que toda la humanidad viva bien. Es utilizar el medio económico para acceder a un fondo existencial, filosófico, ético, pero también democrático y ciudadano. Por ello esta carta es ciudadana y busca una vía parecida a la Leyenda para llegar hasta vosotros, hermanos tetulianos, la literatura.

Ahora nos azota la crisis perfecta. Y ahora no se trata de dos humanos o un matrimonio, somos muchos millones en comunidad, y como uno entre ellos me dirijo a vosotros. Porque me han dicho que podéis salvar a la Humanidad en situaciones extraordinarias, se rumorea que hicisteis un apañito en la Segunda Guerra Mundial, también en la crisis de los misiles de Cuba, así que, ¿por qué no hacéis que la economía humana vaya mejor y llegue digna a todo humano?. Imagino que no lo hacéis porque la obra o mérito debe ser el nuestro, ganarlo nosotros por nosotros mismos... Pero entre nosotros suelen ganar los malos y los que tiene menos piedad o más avaricia. Así, ¿no podéis puentear a algunas personas de bien, humanas, que hay muchas, a esas cúpulas del poder económico internacional?. En definitiva se cumpliría la norma y el mérito sería propio, de nuestras personas buenas y sabias. Y que por fin en un planeta con recursos suficientes para todos, estén suficientemente servidos todos los humanos. Es un ruego desde mi inteligencia inferior, casi de puntillas.

A la espera de una pronta observación, recibid un abrazo de respeto y solidario de este humilde humano a vuestro servicio.

@ciudadanoNick
.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.

PD: Para los lectores no aficionados a la ciencia ficción o no sean capaces de imaginar al planeta Tetulia, o a la especie extraterrestre de los tetulianos, no sé... Pueden imaginarse a algún colectivo humano muy poderoso con ramificaciones secretas. Y así hacer más creíble o amena la lectura. A ver... ¿la Iglesia?, no, ¿los científicos?, no. ¿políticos?, tampoco... Ah, ya sé, a los que manejan la macroeconomía, ¡esos!. A ellos pueden poner y cambiar por los tetulianos, si así desean, retirando del género el término “ficción” para quedarse sólo con el de “ciencia”... económica. O para otros, “cuento chino”.




3 comentarios:

  1. Comentario del autor

    Soy un escritor accidental, en todo caso vocacional, sin aspiraciones profesionales. Por lo tanto me siento muy liberado en el mundo de la literatura y puedo experimentar sin el miedo a errar. Yerro y continúo, no pasa nada. Pero de igual manera cuando acierto, si acierto algo, continúo. Este relato breve salió, más que continuando, casi jugando. Comencé una carta abierta y simpática a los responsables económicos del mundo, tratándolos de extraterrestres, ya que poca humanidad les veo. Buscaba así una literatura irónica con profundo mensaje solidario. Pero, casi sin quererlo, se me cuela una pequeña historia sobre un contacto humano/alienígena, narrativa breve como metáfora hacia una mentalidad colectiva humana que no existe o, si existe, en fase subconsciente, muy cortita de entendederas, como dirían en mi pueblo. Ambos textos se unieron en mi pantalla y los abracé con el arte que pude. Situé la clave en una unión, el final de la leyenda debía ser también el final de la carta. El alegato de porqué merecemos seguir evolucionando los humanos. Porque si no nos lo creemos nosotros, no se lo creerá nadie. Así creo que debemos tener argumento para ser abogados defensores de la Humanidad, La espiritualidad, la religión y la ciencia-ficción brindan la posibilidad de seres muy superiores capaces de extinguir a la Humanidad. Yo utilizo la ciencia ficción porque soy agnóstico y es la que más libertad proporciona a la lógica que busca las probabilidades y al razonamiento que busca las posibilidades. Si queremos evolucionar necesitamos atrevernos a ejercer empatía con posibles seres superiores (aunque sea hacia nosotros mismos en un futuro lejano). Mandar pensamientos exploradores al siguiente nivel superior de los pensamientos en esta evolución mental donde el ser humano va embarcado. Atreverse. Y desde allí observar y contemplar la actual Humanidad, cómo defenderla, dónde falla, cómo remediarlo.

    Gracias
    ;-)

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  2. Siempre es un placer leerte, aunque muchas veces difiera de tus palabras, no gravemente pues si no te lo manifestaría...
    Muy bien escrito el relato (aunque me rechina siempre que escucho lo de seres "superiores")éstos serían más avanzados pero nada más.
    Pero disquisiciones aparte, lo que me lleva a escribirte es que pre-determinado por juicios sobre tu filosofía de vida, y el texto tan pequeño de la 1ª parte, donde dice "tetulianos" he leído "tertulianos" y me lo he pasado "bomba" con tus comentarios hacia los tertulianos que habitan en los medios televisivos :-)

    Este párrafo en concreto es una magnífica forma irónica de referir una petición a los políticos o a sus empleados los "tertulianos" que no "tetulianos" :-)

    "Ruego tengáis a bien leer esta carta y tratéis de entender las solicitudes que en ella se cursan. Comprended que debido a mi baja e ignorante posición humana no puedo garantizar la empatía con seres de otra especie muy superior, en este caso la vuestra, venida del planeta Tetulia. Sois mucho más sabios que yo, prueba de ello es el complejo y complicado entramado que habéis permitido o formado de la Economía Humana."

    Sin otro particular, te seguiré leyendo.
    Un saludo
    Ávalon

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  3. Gracias Avalón, una alegría volverte a leer. Y me ha gustado mucho tu mensaje porque en realidad el nombre de "tetulianos" nació de un error o errata ortográfica. Y, jajaja, sí, quería poner "tertulianos" (aunque era en otro escrito) y al verlo me convenció al pensar en el nombre del planeta: "Tetulia", y entonces lo utilicé. Me gusta.

    En cuanto a los de seres "superiores" tienes razón. ¿por qué un león ha de ser superior a una hormigoa, o nosotros superiores a los elefantes?. Más que superiores somos diferentes, pero unidos o igualados en una inmensa base, la Vida.

    Y es verdad, la primera parte pega muy bien a los tertulianos, o mercenarios del bipartidismo, que tanto abundan en las tertulias televisivas sobre política, economía o sociedad. Por eso puse la posdata, para que cualquiera cambiara a su gusto a los "extraterrestres" de la economía o a sus mercenarios políticos o mediáticos.

    Un gran abrazo, estimado Avalón.
    ;-)

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