viernes, 14 de septiembre de 2012

Caballo de Troya


Caballo de Troya

Vivimos, más bien padecemos, un fascismo económico, y es global. Mientras este fascismo permitía, durante las últimas décadas de la pasada centuria y los primeros años del siglo presente, una sociedad del bienestar para España, no parecía grave. La gravedad sólo se percibía en los llamados países del tercer mundo, entre la indiferencia de muchos españoles y la impotencia de muchos más, que al menos participaban y participan en las voces de denuncia, con donaciones o aportaciones altruistas, y otros muchos, con sus manos y corazones, ejerciendo ayuda humanitaria, colaborando personalmente en muchas oenegés. Ahora, sin embargo, el tercer mundo ya está en España, cubriendo a gran parte de nuestro país y su población. Y parece que no podemos hacer nada más allá de participar en masivas manifestaciones como la de mañana, 15-S.



Somos ciudadanos democráticos y no podemos hacer gran cosa, no podemos evitar el expolio de nuestro tesoro público, y la pobreza indigna comienza a ser padecida por millones de españoles. Esto duele y mucho. Nuestra democracia está basada en los partidos políticos y cuando gobiernan ejercen una democracia representativa radical, es decir, la ciudadanía vota cada cuatro años para elegir representantes y para nada más. No buscan la participación ciudadana, todo lo contrario, ordenan y obligan al ciudadano con nuevas leyes que desfavorecen y perjudican a los más débiles, incluidos trabajadores, autónomos y pequeños empresarios. Pero ¿cómo es posible si la mayoría de los partidos políticos están fundados bajo ideologías que, al menos, contemplan o defienden una pobreza digna?. ¿Cómo al final estos partidos son servidores, voluntarios o no, del fascismo económico que, en definitiva, es quien nos gobierna?.

El siguiente enlace responde muy bien a las anteriores preguntas:
Del cual extraemos una cita fundamental:
La evolución democrática de los partidos tiene un curso parabólico: con el avance de la organización, la democracia tiende a declinar a medida que la influencia de los líderes aumenta”. (…) “Con la institución del liderazgo comienza, como consecuencia de lo prolongado de la función, la transformación de los líderes en una casta cerrada.” (…) “Cuando en una organización la oligarquía ha alcanzado un estado avanzado de desarrollo, los líderes comienzan a identificar con su persona, no sólo las instituciones partidarias, sino también la propiedad del partido. Este fenómeno es común tanto en el partido como en el Estado. (Robert Michels, 1911).

La oligarquía queda como una enemiga de la democracia pero dentro de la democracia, dispuesta a apoderarse de cualquier partido político, incluso del mejor de todos, incluso del fundado bajo el mejor ideal o desde la mejor ideología. Con este sencillo razonamiento comprobamos que el problema no es ideológico, mejor dicho, la solución esencial en la práctica no es ideológica. Pero si la oligarquía es capaz de vencer a cualquier ideología (teoría) una vez forme partido político (práctica), ¿qué puede vencerla?, o al menos: ¿qué podemos ofrecer como contrapeso?. Obviamente es la participación ciudadana dentro de los partidos y en los poderes legislativo y ejecutivo. ¿Y esto cómo se consigue?. Primero operando en la espina dorsal de todos los partidos políticos: sus estatutos, obligando a que todas las decisiones internas importantes sean votadas por todos los afiliados. Después estableciendo constitucionalmente un nivel de decisiones legislativas y ejecutivas donde sólo se pueda acceder con el voto ciudadano de aprobación.

En el siguiente enlace se aborda el tema:

También en este pequeño libro u obra inacabada:
Libro titulado El Partido Ideal, cuya descarga es gratuita, escrito con algo de prisas por falta de tiempo y ante la espontánea aparición del Movimiento 15M., pero bastante esclarecedor del modo.

Y como último enlace al respecto este que lleva a unos comentarios de ciudadanoNick en el blog del programa de radio “Asuntos Propios” (ya tristemente desparecido) de RNE, en el post titulado “¿Quiénes son los indignados?:

Este último enlace recuerda que durante el anterior año y el presente han habido varias manifestaciones masivas que sorprendieron a propios y extraños. Pero las manifestaciones masivas de ciudadanos indignados, siendo muy importantes y necesarias, no bastarán para acabar con la oligarquía cómplice, forzosa o no, del fascismo económico que padecemos a nivel español, europeo y mundial. Tampoco servirán las ideologías por muy buenas que sean, ya que una vez formen partidos políticos tenderán hacia las oligarquías colaboradoras de las dictaduras financieras. A mi modo de ver sólo hay un modo legal, pacífico y muy democrático: colar en el sistema “un caballo de Troya” en las próximas Elecciones Generales. Un partido político con mayoría absoluta que derroque a la actual democracia representativa radical y establezca una democracia mixta (mezcla adecuada entre democracia representativa y democracia directa). ¿Y por qué le llamo “caballo de Troya”?, porque en la investidura del nuevo gobierno seguirá los patrones de la democracia representativa radical, un presidente y varios ministros, y una vez dentro y formado el nuevo Parlamento, instaure la democracia mixta con todas las reformas constitucionales que ello conlleve.

Para ello ciudadanos/as ejemplares, sin ideologías o desde todas las ideologías propias de la democracia, deberían formar un partido político con estas directrices, acabar con las oligarquías y sus representantes radicales. Y una vez con el poder político y legítimo, acabar con este fascismo económico, indigno e inhumano que padecemos la inmensa mayoría de los españoles. Y espero que este post sea sólo un anticipo y podamos profundizar mucho más el tema, por lo que invito a cualquier lectura que ofrezca, en los comentarios de este post, enlaces interesantes al respecto.

Gracias.


2 comentarios:

  1. Espero que seamos capaces de ver que la única forma de conseguir una sociedad global justa y democrática es dejar de premiar y valorar a empresas cuyo mérito es abaratar costes haciendo lo más injusto: considerar que el se puede pagar 10 o 100 veces menos por el mismo trabajo,con la misma cualificación, según se desarrolle en un pais u otro. El tercer mundo es ahora el 4º

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  2. Gracias Yolanda. Sí, no hemos podido tener un recurso público capaz de vencer la codicia y la avaricia de las fortunas privadas. Y al final pagan los más débiles, peor aún, cuanto más débiles, más pagan.

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